Manifesto | Alejandro Domínguez
@AlexDmgz
La práctica de informar sobre los primeros 100 días de un Gobierno tiene su origen en 1933; Franklin D. Roosevelt, acuñó el concepto para dar resultados, ya que su país se encontraba en el cuarto año de la crisis económica mundial de 1929, promoviendo una serie de medidas y acciones para enfrentar el problema; son los primeros tres meses de una administración el tiempo más efectivo para comunicar a la sociedad cuáles serán las características del Gobierno y sus prioridades. Así pues, los tres primeros meses de la administración del Presidente de la República ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR son varios los hechos que marcan las finalidades a corto, mediano y largo plazo que está planeando la llamada cuarta transformación
Los Gobiernos siempre buscan mecanismos de control social que les permitan crecer, retener y mantener el poder; el PRI lo hacía mediante los llamados sectores, la CTM, la CNC y el sector popular, estas organizaciones, cuando los liderazgos encabezaron causas de verdad, eran intermediarios válidos en la entrega de apoyos, en la definición de políticas públicas que permitieran a sus agremiados garantizar una mejor calidad de vida a sus familias; así surgieron el IMSS y el Infonavit como un reclamo de atención a la salud y vivienda de los trabajadores; el ISSSTE Y FOVISSSTE, encausaron las aspiración de los servidores públicos federales y del magisterio para acceder también a esos beneficios; el campo mexicano siempre ha sido un espacio en donde los apoyos a los agricultores y ganaderos se hacen presentes, así empieza los apoyos del procampo, la reforma al ejido permitiéndoles la posibilidad de ser titulares de parcelas en propiedad privada y espacios comunes, con la posibilidad de vender y acceder a ingresos derivados de algunas tierras que no estaban en producción; en la alternancia del año 2000, Vicente Fox establece su estrategia, la cual fue que en los programas existirán intermediarios ciudadanos; es decir, que los apoyos fueran entregados por organizaciones de la sociedad civil, especializadas, las cuales participaban en convocatorias para acceder a los recursos y, con ello, fueran coadyuvantes en el cumplimiento de los objetivos planteados por la administración pública federal; empieza a gestarse una nueva forma de mantener el control social, se crean una serie de asociaciones civiles y fundaciones con temáticas encaminadas al desarrollo social, la educación, el empoderamiento ciudadano, al mejoramiento del campo, entre otras; con Felipe Calderón esta práctica se acrecentó, derivado del clima de inseguridad pública que vivió el país, la gran mayoría de los recursos públicos destinados a la prevención social de la violencia y a la reconstrucción del tejido social, por ejemplo, se destinaban a las organizaciones de la sociedad civil, para que, en conjunto con las autoridades locales, desarrollaran programas con indicadores de medición definidos; esto se potenció a grado tal que muchos de los recursos solamente se ejercían por esa vía, dejando de lado a las autoridades estatales y municipales.
Lo que tanto Fox como Calderón no previeron es que organizaciones de la sociedad civil, vinculadas al PRD, en ese momento y a los grupos de pensamiento de izquierda, así como grupos defensores de derechos humanos y promotores de la igualdad, fueron de los más grandes beneficiados por este tipo de políticas públicas, las cuales tenían la Intención de generar, reitero, un mecanismo de control social distinto, al que en mi opinión, está agotado, que es de los sectores obrero, campesino y popular, ya que dejaron de ser el vínculo con el Gobierno para la solución de los problemas sociales.
Ahora estamos frente a un modelo de control social distinto, que desplaza de manera pública y agresiva a las organizaciones de la sociedad civil, que durante cerca de 18 años fueron intermediarios, algunos eficientes y otros vividores, de los programas sociales para abatir los rezagos, mejorar la educación, seguridad y colaborar con el Gobierno en mejorar las condiciones de vida de la gente; este nuevo modelo es del “billetazo directo”, sin intermediarios, salvo los llamados “servidores de la nación”, militantes de Morena en el servicio público, promotores de nuevos afiliados, pero con cargo al erario público.
En la estrategia del billetazo directo, los padrones no son públicos, y, además, tienen a su disposición, sin restricción, el presupuesto federal; nada sale de la tesorería sino es por este medio; así pues están los diversos programas de bienestar, para adultos mayores, para personas con discapacidad, para los estudiantes y para los que no estudian, los precios de garantía para los productores del campo; se están generando padrones únicos, un nuevo mecanismo de control social, que buscar garantizar una base social que permita mantener y retener el poder presidencial.
Lo que se estiman como los grandes errores de inicio de la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, como lo es la cancelación del NAICM, quitar recursos a las estancias infantiles, a los refugios para mujeres víctimas de la violencia, a los niños con cáncer; desestimar las opiniones de organismos internacionales sobre el rumbo de la economía del País, la reducción de la expectativa de crecimiento anual, al aumento de la gasolina, así como el crecimiento de la inseguridad, pues no le hacen mella alguna; él amplía, día con día, su base social de apoyo, muchas familias pasaron de tener un ingreso de 4 mil pesos a tener 10 mil, si son dos personas mayores de 68 años; sumémosle si en esa familia hay mujeres con niños en edad de educación básica, con niños en edad de estancia infantil; los ingresos de esas familias se están viendo multiplicados y la aceptación a la llamada cuarta transformación sigue sumando adeptos.
La estrategia es clara, dinero para una base social, dinero para tener un control electoral, crecer en aceptación, para mantener y retener el poder; pero, qué pasará con los indicadores macroeconómicos, con la inflación, con las nuevas inversiones, con la retención de empresas y su expansión, con la seguridad pública y la educación; no son temas menores, coincido con el análisis de María Amparo Cassar investigadora del CIDE, quien denomina a la Presidencia de Andrés Manuel como “El gran benefactor”, sostiene que sí existe una estrategia definida, que lo realizado no son ocurrencias; en términos más amplios, desglosa la cantidad de recursos que se destina para lograr consolidar el mecanismo de control social diseñado; así pues, los primeros 100 días, marcan rumbo en la administración; crecer, mantener y retener el poder es la premisa de la estrategia, hay temas que mantiene expectativas, esperanza, pero también incertidumbre; ¿nos acostumbramos? O ¿nos sumamos? O ¿somos una oposición real? estas tres preguntas se hacen en cada mesa de café, en cada reunión social y en cada plática de política.
El tiempo dirá cuál es el lado correcto de la historia.
Manifesto | Alejandro Domínguez
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