España como distracción

Columna | Bastión

Jorge Puentes

@JorgePuentes05

En la presente administración pública federal un desatino siempre supera al otro: miren que ocurrírsele a Andrés López formalizar una estupidez mediante una carta en la que se exige que una Soberanía de la Unión Europea pida perdón por los abusos de la conquista es algo que pone en riesgo la estrecha colaboración bilateral que existe con España desde hace más de 40 años.

Haciendo gala de su ignorancia, Andrés López dice que la única forma en que se logre una reconciliación plena entre México y España es que el país europeo pida perdón por los abusos cometidos en la conquista. Desconoce el presidente de la República que de acuerdo a datos estadísticos de 2018 España es el segundo país que más invierte en México, representa un 18.6% del total de la inversión extranjera directa. Pero además parece que tampoco sabe que España es el cuarto lugar de mercado de exportaciones en México. Es inadmisible que para alguien que se dice estudioso de la historia, ignore que México acogió alrededor de 25 mil españoles en la época de la Guerra Civil Española que culminó con la implantación de la dictadura del generalísimo Franco, lo que costó la ruptura de relaciones diplomáticas desde 1939 hasta 1977. A Andres López le pasa inadvertido que para los estudiantes universitarios mexicanos, España es uno de los principales destinos para concluir sus estudios de licenciatura o iniciar estudios de posgrado. Todos sabemos, menos él, que es indiscutible la riqueza del intercambio cultural entre ambas naciones (incluidas las carnitas de cerdo). Con todos estos datos está por demás acreditado que la relación entre México y España es cordial y fructífera, no hay ya espacio ni momento para rencores diplomáticos.

El daño colateral que representa su incapacidad diplomática, es que mientras los medios de comunicación y las redes sociales, e incluso rotativos internacionales ocupan importantes espacios sobre el tema de España, Andrés López y su mayoría calificada en el Congreso preparan su estocada: la aprobación inminente de la “Revocación de Mandato”.

En medio del escándalo del perdón español, el dictamen aprobado por el Pleno de la Cámara de Diputados ya ha sido remitido al Senado para su discusión. Otra vez, la defensa de la democracia y de las instituciones de éste país depende del Senado, ojalá no nos defrauden como en las últimas ocasiones. Dios nos ampare.

Se diseñó todo un mecanismo constitucional que a simple lectura parece adecuado para implementar la muy democrática figura de revocación de mandato, pero que leído con detenimiento se encontrará la ambigüedad de la propuesta de reforma del artículo 83 que señala: “El proceso de revocación de mandato del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos tiene como objetivo que la ciudadanía decida la permanencia del titular del Poder Ejecutivo de la Unión”. La propuesta de adición al Texto Constitucional es imprecisa en cuanto al vocablo “permanencia” pues aunque el primer párrafo indica que el Presidente ejerce su cargo por 6 años, el segundo párrafo no aclara si la permanencia será por el resto del tiempo que reste para la conclusión del mandato o por cuánto tiempo. De acuerdo a ese texto lo que en realidad se propone es una ratificación de mandato y no una revocación de mandato. Ante la falta de claridad podemos presumir que revocación es reelección. Ahí el peligro.

Además, según la propuesta, el eventual proceso de revocación de mandato, podrá ser convocado por el propio Presidente de la República o por cualquiera de las Cámaras Legislativas en las que conserva su mayoría. Frente a ésta realidad se ha vendido la idea de que la revocación de mandato es un mecanismo de acceso a la participación ciudadana, pero la propuesta de los legisladores obradoristas establece que sea un 3% de los ciudadanos inscritos en el listado nominal quienes puedan solicitar se convoque a proceso de revocación, porcentaje que en números actuales se requerirían un aproximado de 2.7 millones de firmas, una meta muy difícil de alcanzar para los ciudadanos; o sea que la idea de “el pueblo pone y el pueblo quita” solo se logrará cuando el presidente y sus legisladores quieran, y este objetivo se antoja más complicado de lograr ahora que López ha dicho que desconfía de la sociedad civil organizada. Dicho sea de paso que las consultas populares patito son válidas con la participación del 1% o menos del listado nominal, todo con la intención de que el presidente valide sus deseos y caprichos, pero si se trata de que le revoquen el mandato impone reglas rígidas y solicita millones de ciudadanos para lograrlo. Bajo estas condiciones es más fácil constituir un partido político o ser candidato independiente que ejercer el derecho a solicitar revocación de mandato. Que ironía.

La revocación –mejor dicho la ratificación de mandato– se  propone que se realice el mismo día de la elección intermedia para elegir Diputados Federales. De aprobarse la revocación de mandato en tales términos se fortalecerá la idea que expresaba antes en este mismo espacio: el presidente seguirá en campaña permanente y la pregunta es ¿Cuándo empezará a gobernar?

Personalmente jamás había querido comparar las condiciones porque me parecía una tontería hacerlo, pero ahora solo basta voltear a ver al caso venezolano: Chávez y Maduro también exigieron perdón de España. Chávez implementó la revocación de mandato y promulgó reformas constitucionales y así permaneció en el poder hasta su muerte. ¿Será una simple coincidencia con lo que está sucediendo en México o es el manual de las dictaduras populistas? Experimentando en Nación ajena pudiera afirmarse que revocación es reelección.

No es una mera casualidad que justo en la semana en que se habrá de discutir en el Senado de la República el tema de la Revocación de Mandato, Andrés López hace que muchos pongan el foco de atención en su ocurrencia del perdón que la Madre Patria debe pedir a México. Este bochornoso asunto va logrando el cometido de la ya bien conocida leyenda de la caja china: el presidente López utiliza a los españoles como distracción para que el público se olvide y no profundice, por lo menos en esta semana, sobre sus aspiraciones de perpetuidad en el Poder Ejecutivo.

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Jorge Puentes

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