Columna | Diacrítico Chihuahua
Jorge Camacho Peñaloza
@Camacho_Jorge
Apreciado Peje Manuel:
Yo, Su Majestad, Felipe VI, Rey de España, Rey de Castilla, de León, de Navarra, de Granada, de Jerusalén, de Toledo, de las Dos Sicilias, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Menorca, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, de Los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, de las Islas y Tierra firme del Mar Océano, Archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Brabante, de Milán, de Atenas y de Neopatria. Conde de Habsburgo, de Flandes, del Tirol, del Rosellón y de Barcelona, Señor de Vizcaya y de Molina, Rey de Hungría, Dalmacia y Croacia; Duque de Limburgo, Lotaringia, Luxemburgo, Güeldres, Estiria, Carniola, Carintia y Wurtemberg, Landsgrave de Alsacia, Príncipe de Suabia, Conde palatino de Borgoña, Conde de Artois, Hainaut, Namur, Gorizia, Ferrete y Kyburgo, Marqués de Oristán y Gocéano, Margrave del Sacro Imperio Romano y Burgau, Señor de Salinas, Malinas, la Marca Eslovena, Pordenone y Trípoli. Su Majestad (o sea, yo, así nos referimos los reyes a nosotros mismos, mediante el mayestático) le informa que ha leído con esmerada atención la misiva prudente y oportuna que su persona ha tenido a bien remitir a esta Corona. Su graciosa Majestad le comenta que después de leerla tuvo una reacción muy poco regia y que fue algo así como: “¡No mames, este güey se voló la barda!”. Vuestra Majestad se disculpa por el exabrupto que no amerita otra consideración de su merced. Su Gracia, Felipe VI, toma atenta nota y agradece la ocurrencia que, bien mirado, le abre insospechadas posibilidades políticas como confieso al final de la presente foja.
Su Graciosísima entiende que con objeto de combatir el huachicol, frenar la violencia del crimen organizado, contener la corrupción, pacificar al SNTE, acabar con el neoliberalismo, desaparecer a la mafia del poder, arrinconar a los fifís, acallar a los medios de información adversos, mitigar la crisis económica que se viene, reducir la inconformidad del pueblo maya (pueblo originario según convenga) para que usted pueda construir el Tren Maya, fomentar el protagonismo del Ejército, necesite que primero la Corona de España pida disculpas por las atrocidades de lo que usted llama invasión y que fue conquista, cometidas por los españoles al arribo a las tierras de las Indias Occidentales y que esa historiadora rigurosa, de reconocido talento, Beatriz Gutiérrez Müller, confundió con Méjico. ¿En verdad se podía llegar a Méjico cuando Méjico no existía? Pero Su Graciosa Majestad celebra que para la 4T todo sea posible. Su Serenísima Alteza le comenta en los mismos términos conciliadores y gratos que el Derecho de Gentes, antecedente de los Derechos Humanos, fue labor encomiable de los moralistas españoles de los siglos XVI y XVII. No parece que la Primera Historiadora de Méjico, la nunca bien ponderada Gutiérrez Müller, le haya comunicado estos extremos extraviada entre la historiografía germana. Su Majestad le confía, a riesgo de incomodarle, que tiene la lejana impresión de que la Señora se mete donde no la llaman.
Pero ahora Su Cesárea Majestad, Felipe VI, repara en que usted ya ha dado por terminada en Méjico la corrupción, el crimen organizado, los conflictos sociales, la desigualdad, la pobreza, las Estancias Infantiles, los albergues para mujeres. Su Majestad Fidelísima comparte con vuestra merced la buena nueva de que Méjico ya no es Méjico, sino la mítica Aztlán. Su Gracia le anima, una vez solucionados los problemas que su patria arrastraba desde hace décadas, a que siga transformando ahora la historia y nada mejor, para comenzar con buen pie, que recurrir a la Conquista, sobre todo reconociendo las excelentes relaciones que mantiene a día de hoy con Estados Unidos. Su Majestad Real aprovecha para felicitarle por la sabiduría diplomática exhibida en el conflicto de Venezuela, apegada a la máxima juarista “el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Para concluir, Su Sacra, Católica, Real Majestad le comenta de Jefe de Estado a Jefe de Estado, que ahora mismo va a escribir una misiva al Primer Ministro Italiano para que pida perdón al pueblo español por los crímenes que las legiones romanas cometieron en los asentamientos íberos y celtas. Por fin nos dedicamos (Yo me dedico) a cosas serias. Su Majestad le pide disculpas por omitir la rúbrica pero no le alcanza ya la tinta para los títulos.
Columna | Diacrítico Chihuahua
Jorge Camacho Peñaloza
@Camacho_Jorge