Dudas

Colaboración especial / Katya Galán

Dos cosas no me quedan claras de la cuarta transformación. Bueno, no me quedan claras muchas, pero estas son las que más extrañas me parecen.

La primera es el por qué pareciera que el gobierno se encuentra en campaña, buscando mantener la aprobación de su supuesta base de votantes, aunque para ello tengan que decir mentiras, ocurrencias o francas tonterías.

Por experiencia propia sé que los gobiernos se preparan, durante el periodo de transición, para definir su proyecto, darle rumbo y buscar las estrategias más efectivas para lograrlo.

Así, por ejemplo, Ernesto Zedillo, junto con su equipo, definió que era importante la estabilidad económica, así como darle credibilidad a un gobierno que nacía de un crimen de estado. Esto probó ser correcto cuando, en los primeros días de diciembre explotó la bomba que había dejado Carlos Salinas y hubo que tomar medidas emergentes para resolver lo que se llamó el “error de diciembre” que, más bien, era el error de Salinas pero que, de cualquier forma, Zedillo tuvo que enmendar. A marchas forzadas, el equipo económico y estratégico ideó una serie de propuestas para frenar la catástrofe y en el mediano plazo, dar a México una estabilidad que no se tenía desde hacía muchos años, una economía sana y competitiva, sin los sobresaltos permanentes que hubo, por lo menos, en las administraciones de Echeverría, López Portillo, De la Madrid y Salinas. Se mantuvo la inflación en niveles más que razonables, se controló el deslizamiento del peso y se estabilizó el crecimiento económico, con las consecuencias en lo social. 1995 fue el año en el que empezamos los mexicanos a creer en nuestro gobierno y en sus políticas públicas.

A Vicente Fox le toca iniciar un gobierno donde los mexicanos esperaban el gran cambio. Tuvo la gran ventaja de heredar un gobierno ordenado en todos los sentidos pero que, por su origen, adolecía de varios males que no había podido erradicar, entre ellos las organizaciones clientelistas seudocampesinas así como un sindicato de maestros que, más bien, era -y es todavía- una cueva de malvivientes, cual Alibabás del siglo XXI.

En un principio, se logró el objetivo y sobre todo, se dio una alternancia sin sobresaltos, todo derivado del buen trabajo del equipo de transición. Después se dio un golpe de timón, sumado esto a las presiones de la oposición y los medios. Pero esa es otra historia.

Felipe Calderón ganó por un pequeño margen (y sí, ganó, no hubo trampas, ni bots ni voto chairo ficticio o coaccionado) y asesorado por especialistas colombianos, decidió atacar frontalmente al narcotráfico. No fue esta una guerra de ocurrencias, los colombianos tenían muy claro a qué se enfrentaba México y el presidente con su familia, decidió entrarle al toro por los cuernos. Con toda conciencia. Los mafiosos no se quedaron con los brazos cruzados y emprendieron una campaña donde hicieron parecer como que el presidente había perdido la razón, que era un alcohólico transtornado y que millones de inocentes murieron por su culpa. Nada más falso. Si hubo un gobierno con rumbo, fue este. Por esta razón Calderón sigue gozando de gran prestigio en México y en el mundo, eso no se da por ocurrencias.

Después de varias campañas perdedoras, cuando nadie apostaba un peso por un anciano mesiánico trastornado, este y su equipo cambian estrategias y dirigen las baterías a un sector que, desconocedor de la historia reciente de México, por edad, compra todas las causas que impliquen combatir la desigualdad social -real o manipulada- y que se sumó a un amplio sector de la población que, acostumbrado a los apoyos clientelares de los gobiernos del PRI, que eliminaron los dos gobiernos del PAN, creyeron todos los cuentos chinos que les contaron y se “sumaron” a una campaña de redes sociales, manipulada desde algún lugar fuera de México.

La misión de este nuevo gobierno no es, aunque sus hipnotizados seguidores lo creen, reivindicar a los marginados y “fregar” a los ricos. Su objetivo es más profundo: perpetuarse en el poder. Y para ello, echan mano del “pan y circo”, conocido desde tiempos de los romanos: le dicen a su base de seguidores lo que tienen ganas de oír. No la verdad, no pensamientos congruentes, no razonamientos lógicos, sólo lo que quieren oír. Todo esto mientras desmantelan las instituciones democráticas, empezando por la constitución.

Vicente Fox solía -y suele- decir muchas “ocurrencias”, pero es una persona que claramente sabe a dónde va a llegar, a pesar de lo que parece, todo lo que hace y lo que dice tiene una razón de ser. El vocero de la cuarta transformación sólo dice lo primero que se le viene a la cabeza. Distrae, enfrenta, da risa, da pena, da vergüenza, da coraje.

Mientras, su equipo destruye lo que tantos años nos costó hacer a los mexicanos: la democracia, la estabilidad, la confianza, la visión de futuro.

Nadie se mira en el espejo de Cuba o de Venezuela y los que lo hacemos, somos denostados como fifís o retrógradas.

Vivimos el México surrealista de Juan Rulfo y caminamos a nuestra destrucción a toda velocidad y a nadie le preocupa.

Mi segunda preocupación deriva de la primera: ¿de veras estos tontos saben a dónde nos quieren llevar?

Al principio pensé que las ocurrencias con las que nos salen todos los días son distractores para que no nos demos cuenta de lo que verdaderamente está pasando. Pero, al parecer, ni el presidente ni su gabinete (nada que ver con el gabinete Montessori de Fox) tienen la menor idea de lo que están haciendo.

Ya estamos en mayo, a cinco meses del arranque de la administración y nadie ha hecho el menor esfuerzo por elaborar un plan de gobierno.

Se cancela el proyecto de un muy necesitado y planeado aeropuerto, por un supuesto lago, que no tiene agua y se sustituye, en menos de una semana, por otro muy mal ubicado y que tiene problemas logísticos, por decir lo menos, ya que ni siquiera se dieron cuenta de que la topografía no es la mejor. Sin proyectos ni autorizaciones, después de despilfarrar millones, supuestamente se empezarán ya las obras de un proyecto que, lo menos, necesita diez años para realizarlo, con miras a terminarlo en el 2069. Sí, en el 2069.

También sin estudios se planea una refinería para explotar supuestos yacimientos de petróleo, cuando es un combustible que dejará de usarse, mundialmente, en menos de veinte años.

Se corta el abasto de combustible en todo el país, para desmantelar supuestas bandas de “huachicoleros” y hasta la fecha no hay un solo detenido, pero sí se disparó la inflación y la salida de capitales de México.

Indocumentados centroamericanos cruzan por México hacia los Estados Unidos, apoyados por las autoridades federales, causando una crisis fronteriza, que el gobierno desconoce.

Se sustituye una reforma educativa mala por una peor que nadie conoce y que sí reconoce como interlocutores directos a los sindicatos más corruptos, no sólo de México, sino del mundo.

Se asignan puestos y contratos sin licitación a familiares, amigos, compadres, comadres y demás tepocatas.

Eso sí, todos los días, a las 7:00 de la mañana, los ocurrentes gobernantes -callados, mientras su amo habla en un idioma que solo él conoce- alecciona a los mexicanos sobre sus últimas ocurrencias que, a veces tienen que ver con un odio trasnochado hacia los españoles o a los ricos o a cualquier persona medianamente inteligente; o son nuevos proyectos de cantina sobre lo primero que se le sube a su cabeza. A veces nos recuerda a Hugo Chávez, que hablaba con los pajaritos, a veces, a Homero Simpson. Y en otras ocasiones, inventa cifras para justificar sus tonterías.

Nadie sabe por donde se va a ir cada día. Ni él tampoco.

Si no fuera tan peligroso y tan penoso, sería cosa de risa.

Pero, después del desahogo, persisten las dudas.

¿En qué estaban pensando?

¿Tenemos una idea de hacia dónde vamos?

¿Podremos detener esto a tiempo, antes de que nos vayamos al rancho del peje?

¿Dónde se compra el disco de la nueva gaviota?

¿De cuál fuman?

Tips al momento

Defiende Loera a Cruz 

Juan Carlos Loera que aspiraba a la candidatura a la alcaldía por Ciudad Juárez y terminó siendo el abanderado al Senado en la segunda posición por Morena, salió a defender al alcalde con licencia Cruz Pérez Cuéllar.

A través de las redes sociales publicó un video, acompañado del siguiente mensaje "Denuncio públicamente a la Gobernadora de Chihuahua por abuso de poder contra el alcalde juarense con licencia y por intromisión en el actual proceso electoral. Es urgente que el IEE actúe en consecuencia y se acaben los actos abusivos de quien debería velar por nuestro bienestar".

Tips al momento

Defiende Loera a Cruz 

Juan Carlos Loera que aspiraba a la candidatura a la alcaldía por Ciudad Juárez y terminó siendo el abanderado al Senado en la segunda posición por Morena, salió a defender al alcalde con licencia Cruz Pérez Cuéllar.

A través de las redes sociales publicó un video, acompañado del siguiente mensaje "Denuncio públicamente a la Gobernadora de Chihuahua por abuso de poder contra el alcalde juarense con licencia y por intromisión en el actual proceso electoral. Es urgente que el IEE actúe en consecuencia y se acaben los actos abusivos de quien debería velar por nuestro bienestar".

Notas recientes