Estados Unidos vive un momento electoral de precampaña; aunque no formal, si muy oficial en los actos que realiza el Presidente Donald Trump, quien buscará ser reelecto en el cargo por un periodo de cuatro años más; lo cual se está convirtiendo en una verdadera calamidad para los países que tenemos una vecindad con ellos.
Antes de concluir el periodo presidencial de Enrique Peña Nieto, las relaciones fueron complejas, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte no fue un proceso fácil, pero se lograron acuerdos que permitieron llegar a lo que hoy se llama T-MEC; faltan algunos procesos, particularmente legislativos, para concluir este proceso de negociación.
Pero ante estos últimos procesos la amenaza del Presidente Trump de imponer medidas arancelarias, pusieron en evidencia que nuestra relación con el Gobierno de Estados Unidos y una parte de su población, se encuentra sostenida con alfileres; el nacionalismo radical de algunos de ellos, quienes están en contra de aquellas personas que lograron cruzar la frontera en busca del sueño americano, o bien, en contra de que las inversiones de empresas norteamericanas se sitúen en otras partes del mundo, son una base social que el Presidente Donald Trump pretende mantener para obtener su cometido electoral.
Imponer medidas arancelarias, como las propuestas, impacta de manera directa en nuestro país; pero el trabajo de negociación llevado a cabo esta semana por el equipo encabezado por el Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard permitió que se diera marcha atrás a esta medida unilateral planteada por el vecino del norte; aquí surge la duda y los cuestionamientos sobre que fue lo que entregamos como país para que esto sucediera.
Cuando el Presidente Trump señalaba que de alguna manera México pagaría por el muro, ¿se refería a esto? o bien, cuando hablaba de negociar cuando se tuviera con el pie en el pescuezo al oponente ¿se refería al ganso? los datos que se han ventilado oficialmente sobre la negociación final entre México y Estados Unidos no están relacionados con nuestra relación de socios comerciales; esta relacionada con la estrategia de estados unidos de cerrar sus fronteras al paso de migrantes; es decir, la agenda no fue comercial, fue una agenda de seguridad transnacional, que impacta en la relación de nuestros vecinos del norte con los países latinoamericanos, pero que de manera directa nos pega a los más cercanos al país que es gobernado por Donald Trump.
La migración de personas se ha convertido en un problema en el mundo, existe una aspiración legítima del ser humano por tener mejores condiciones de vida; en algunos lugares la falta de oportunidades, el estancamiento económico, la violencia, son parte de los motivos que originan el movimiento de personas; Estados Unidos ha crecido, en gran medida, gracias al trabajo de quienes han logrado establecerse en esa nación; pero en el Estados Unidos de hoy, esa posibilidad se ve mas difícil, América para los americanos, es una frase que lleva implícito el rechazo a todo aquel que con su actividad limite el crecimiento o participación de un ciudadano americano.
Así pues, la negociación de la semana pasada está inmersa en el nacionalismo radical, en el proceso electoral y en la agenda de seguridad multilateral; lo anterior, representa una posición complicada para México, en donde ganar algo, significa perder mucho; obtener una negociación favorable a nuestros intereses lleva en el fondo la posibilidad de convertirse en el cuidador del patio trasero de Estados Unidos, en un muro fronterizo real, conformado por la guardia nacional desplegada en la frontera sur; en un muro que reciba los migrantes rechazados y a quienes hay que mantener en su estado de bienestar; ganar algo en esta negociación política, más no comercial, tiene un problema mayor, la fragilidad de ser parte de la agenda electoral y esa agenda se mueve a conveniencia de quien la necesita y, en este caso, es el Presidente Trump quien la maneja.
¿Entregamos todo? ¿Lastimaron nuestra soberanía? ¿Afectaron nuestra dignidad? estas tres preguntas me parece se contestarán en el avance de los próximos 90 días, plazo que se dieron para implementar los acuerdos, los públicos y los que se dice se dieron en lo obscurito; sin duda, la no imposición de aranceles, como estaba la amenaza, ayuda a nuestra economía; sin embargo, la expectativa en materia de inversión, así como el debate sobre si vamos en el rumbo adecuado, seguirán siendo un suspenso difícil de descifrar.