Ganar la lotería suele parecernos un sueño inalcanzable, pero a decir verdad casi todas las semanas alguien en algún lugar del mundo se convierte en millonario de la noche a la mañana. Uno de los casos recientes más curiosos es el de un australiano (que ha preferido permanecer en el anonimato) que ha ganado un millón de dólares jugando una combinación de números que asegura haber soñado hace 13 años. Según afirma, desde que soñó con estos números, son los que ha jugado un año tras otro, con la certeza de que algún día serían los ganadores. Finalmente, han salido y su perseverancia ha tenido recompensa. ¿Cuestión de suerte? En parte sí, pero en parte, él tenía su propia estrategia.
Si existiese una fórmula secreta que indicase cómo ganar la lotería, todos la ganaríamos y el premio tendría que repartirse entre tanta gente que sería un simple reembolso de la cantidad invertida. Pero es cierto que la estadística demuestra que hay sistemas más favorables que otros para “atraer a la suerte”. Elegir, como ha decidido este australiano, jugar siempre la misma combinación no parece a simple vista un gran plan frente a la aleatoriedad del sistema, si bien se ha demostrado que hay números que salen con más frecuencia, por tanto si la combinación incluye algunos de ellos, en teoría puede funcionar.
Lo que sí es evidente es que cuanto más veces se participe, mayor probabilidad estadística de obtener un premio (desde luego si jamás se compra un boleto es materialmente imposible que toque). También es importante tener en cuenta la probabilidad de cada una de las loterías, siendo, por ejemplo, Melate, más accesible que la PowerBall estadounidenses (significativamente más accesible). Otro sistema que funciona es el de las jugadas múltiples, que consiste en añadir un número más para que no sólo tengamos una combinación posible, sino varias, por ejemplo si en vez de los 6 números escogemos 7, en vez de tener una posible combinación ganadora tendríamos siete).
En contraposición, muchas otras personas acuden a amuletos o días concretos y fechas señaladas contando con que estos tengan un significado especial y consigan poner la suerte de su parte. Sin embargo, esto no tiene ninguna fundamentación científica ni matemática y muchas otras personas harán lo mismo, con lo que no suele funcionar (si bien volveríamos al punto de que, si esto hace que una persona participe cuando no pensaba hacerlo, ya aumenta las probabilidades de ganar frente a la opción de ni siquiera comprar un boleto).