¿No que no?

Colaboración especial / Carlos Reyes López

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, declara con un fervor nostálgico de otros tiempos, que es anti-imperialista, proclama con la devoción que exige la actualidad su anti-neoliberalismo.

Germán Martínez, en su carta-renuncia, exhibía el neoliberalismo del Secretario de Hacienda de la administración Federal. Donald Trump, un día sí y otro también, felicita a su homólogo mexicano por su imperialismo. Así las cosas, el antimperialismo y el anti-neoliberalismo de López Obrador son sólo consignas para amenizar las mañaneras, sin otra consecuencia que negar con palabras lo que acredita en los hechos.

Lo importante no es que Andrés Manuel sea anti-imperialista, que no lo es según Trump, ni siquiera que sea anti-neoliberalismo, sino que lo diga. Lo cual no es novedad porque es la estrategia preferente de la 4T. En lo que se refiere a discurso, la 4T no puede ir mejor, el presidente ha cumplido casi todas las promesas de campaña: el país es seguro, la economía más sólida que nunca, se ha rebajado el índice de pobreza, la Fiscalía General es independiente, hay estricta separación de poderes, las becas llegan con puntualidad marcial a ninis y adultos mayores, etcétera. En los hechos no sucede nada de esto. El ciudadano tiene que optar por una realidad u otra; por la que le presenta el presidente o por la que vive diariamente.

En tanto que anti-neoliberal es contradictorio que niegue al liberalismo al mismo tiempo que habla de libertad. El neoliberalismo reside en la libertad de los ciudadanos a la hora de adoptar sus decisiones sin intervención gubernamental. Reducir el neoliberalismo a una práctica económica es ignorar qué es. Una consecuencia del ejercicio de la libertad es el libre mercado. Negarlo es renunciar a la libertad de los ciudadanos. Sólo puede negar la libertad quien no cree en ella como sucede con los autoritarismos, pero no porque en sentido estricto no la reconozcan sino porque esa misma libertad pone en riesgo su ejercicio del poder. No se puede estar en contra del liberalismo y defender la libertad, a no ser que ambas, su afirmación y su negación, sólo coexistan en las palabras como es el caso.

Más interesante es el imperialismo o anti-imperialismo de López Obrador que en su discurso son lo mismo según convenga uno u otro. En campaña, Andrés Manuel se cansó de repetir que Trump tendría en su persona a un presidente que defendería por encima de todo la soberanía nacional. Como presidente no se cansa de repetir en los hechos que tiene a un aliado incondicional. Al convertirse en achichincle de Trump, Andrés Manuel renuncia a la soberanía nacional, para convertirse en un aliado del imperialismo.

En las mañaneras declara que se opone a Trump; en los hechos, comprobables en ambas fronteras, se presenta como cómplice. López Obrador, el amigo de los pobres sin serlo, el dueño del pueblo sin serlo, el defensor de los desfavorecidos sin serlo, viola los derechos humanos de los migrantes por una amenaza recibida del otro lado. No le importaron ni los derechos humanos, ni el pueblo, ni los pobres, ni los desfavorecidos, ni los migrantes. Secundar a Trump devolvió a la realidad a los mexicanos: como cómplice de Trump, López Obrador es imperialista; al poner la economía por encima de los derechos humanos, es un neoliberal radical. Sin embargo, en las mañaneras no hay nada de esto; allí, en donde sólo hay palabras y más palabras.

En los hechos Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, es imperialista y neoliberal.            

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Culpan a la madre por secuestro y homicidio de Camila

En redes sociales hay polémica, porque el secretario de Seguridad, Movilidad y Protección Civil de Taxco, Guerrero, Doroteo Eugenio Vázquez, culpó a la madre de la menor por lo sucedido a Camila, la niña de 8 años que fue secuestrada y asesinada en esa población.

El funcionario, declaró que la mamá supuestamente dejó ir a la niña,  sin percatarse con las medidas de seguridad pertinentes, sin vigilarla, para luego señalar que  “ esto está fuera de contexto de nosotros” y deslindarse de una responsabilidad.

Lo anterior derivó en comentarios muy críticos al jefe policiaco en las redes sociales, a señalar que se criminaliza a las víctimas y que hay una ausencia de tacto y sensibilidad, así como de una justificación fuera del lugar, por lo que hasta señalan, que con esas autoridades por eso la turba linchó a los presuntos secuestradores. Así la situación en Guerrero y la polémica en las redes sociales por ese caso.

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