El pasado 1° de septiembre se cumplió la obligación constitucional del Presidente López Obrador de entregar al Congreso de la Unión y al Pueblo de México el informe de labores, correspondiente en esta ocasión a los primeros nueve meses de trabajo del actual Gobierno Federal.
Al margen de la valoración de su desempeño por quienes lo aprueban o desaprueban de acuerdo a su posición de coincidentes u opositores, y del análisis crítico detallado y objetivo de analistas del acontecer político nacional, hagamos algunas consideraciones y comentarios al respecto:
Cuestionable o no, su discurso de presentación del 1er Informe, refleja su visión de gobierno y es congruente con sus ofertas y compromisos de campaña que le valieron el contundente triunfo en la pasada elección, reafirmando su convicción de cambiar la forma de gobernar al país, para lograr la necesaria transformación de México.
Sin duda, está reiterando que su gobierno no solo realiza “CAMBIOS DE FORMA” sino sobre todo “CAMBIOS DE FONDO” en la estructura y funcionalidad de la Administración Pública Federal y en general del Estado Mexicano.
Es evidente que tiene prisa para afianzar en su sexenio las bases del cambio que ha planteado. Ojalá no pierda de vista el dicho popular: “Despacio que llevo prisa”.
Aun para quienessomos “legos en la materia”, es claro que un motor fundamental de la Economía para su crecimiento, es la Inversión Pública, aunada a la estabilidad macro-económica y el respeto al Estado de Derecho, para incentivar la inversión privada tanto extranjera (por definición volátil) como nacional; estimulando una actividad económica que permee vertical y horizontalmente.
Recordemos también como parte del anecdotario del gobierno salinista, que sus altos funcionarios marcaron como un objetivo político de continuidad, acabar con la pobreza (en sus diferentes niveles) en México en un “lapso máximo” de 18 años. Para esto, estamos hablando de ¡hace 31 años! Expliquémonos así –entre muchas otras razones- la crisis de credibilidad y el “rencor social” acumulado, que detonaron en 2018.
Ahora bien, siendo irrefutable y más que justificado como un objetivo prioritario y urgente del gobierno, la rápida disminución de la pobreza (sobre todo la extrema o multidimensional) hasta lograr su erradicación como factor fundamental de inequidad o desigualdad social; debe ser también de atención preferente la insuficiencia de ingresos de las personas en los segmentos de clase media de todos los niveles, que en gran número transitan constantemente por los “Linderos de la Pobreza Relativa” (al presentar alguna carencia o vulnerabilidad) y/o la marginalidad económica. Quién –siendo de “clase media”- no ha vivido la angustia de no alcanzar a llegar al “fin de quincena”, o la zozobra del empleo temporal y en el caso de los micro y pequeños empresarios, la inestabilidad y fragilidad de sus ingresos.
Pregúntesele a las amas de casa o cabezas de familia sobre el “tronar de dedos” porque “no alcanza para el gasto”. Esta realidad social es igualmente impactante y lesiva para la economía y la estabilidad emocional de todos los que dependen de un ingreso fijo (salario o pensión) o de una actividad de micro o pequeña actividad empresarial, e igual o más riesgosa para la “tranquilidad social” y la gobernabilidad y gobernanza (conceptos complementarios pero diferentes).
Así pues, en uno y otro lado, hay quienes en uso de su libertad de expresión y participación ciudadana ejercen o una defensa a ultranza o una oposición crítica desaforada y visceral más que razonada y razonable, asociada o supeditada a intereses políticos de grupos de poder fáctico, más que de partidos y asociaciones políticas.
Es pertinente recordar a este respecto, Qué son los Poderes Fácticos y Qué los caracteriza:
Generalmente, los poderes fácticos no coinciden-aunque pueden hacerlo parcialmente- con las acciones de un gobierno, pero sí buscan influir en las estructuras legales y de regulación del aparato gubernamentaly en su relación con los beneficiarios o afectados en los diversos segmentos de la población; esto, a través de su capacidad de presión y autoridad informal, laboral o de organismos sociales. No actúan abierta o directamente mediante sus representaciones formales, sino de manera indirecta y generando “reacciones sociales” ante los hechos (acciones de un gobierno). El propósito es hacer fracasar políticas o acciones oficiales, o generar correcciones, modificaciones y/o cancelación de Planes y Programas de Gobierno, que consideren lesivos a sus intereses, convirtiendo estos en representaciónde los intereses generales de la sociedad.
Su intención es tambiénsupeditar los objetivos gubernamentales a sus propios fines y enfoques de como dirigir a una sociedad nacional o regional. En suma, controlar a un gobierno en ejercicio o enfrentarlo y debilitarlo si no atiende o afecta sus intereses; influir en las acciones legislativas o judiciales, de manera legal o cuasi-legal, y dirigir la percepción ciudadana para influir en los procesos electorales, rompiendo o encauzando las propuestas de políticas públicas a futuro.
Esa es su razón de ser, mas que apoderarse del poder político, salvo que coyunturalmente sea factible.
La caracterización de estos grupos de poder fáctico y el activismo que desde antes del arranque del actual gobierno, han mostrado, hacen comprensible la narrativa y constantes señalamientosdel Presidente López Obrador y sus principales funcionarios para señalar y denunciar a quienes consideran como antagonistas aviesos y boca de ganso de poderes fácticos.
Sin embargo, siendo real la actividad perturbadora y con intención destructiva de esos antagonistas de mala fé; no deben de confundirse con quienes desde posiciones políticas de oposición o de crítica social y protesta, ejercen su libertad de expresión y de participación, así como sus derechos ciudadanos garantizados por un Sistema Democrático como el nuestro.
Por ello, se antoja como una generalización inadecuada y una “rudeza innecesaria” los señalamientos a sus opositores, sin deslinde con quienes ejercen crítica constructiva y propositiva de buena fé, o simplemente muestran desacuerdo y hacen señalamientos de lo que no les parece bien en las acciones de gobierno.
Por cuanto al señalamiento de logros y pendientes en el 1er Informe de Gobierno.
Destacaríamos como pendientes:
- Activación de la inversión pública en Infraestructura y obras materiales en general y el consiguiente y mas amplio estímulo a la inversión privada tanto nacional como extranjera. El gasto público tiene que activarse como multiplicador del gasto privado.
Hay buenas señales y actos concretos para crear certidumbre; es el caso de los acuerdos con cúpulas y grupos empresariales, así como con varios de sus principales líderes o cabezas, con el reciente acuerdo entre CFE y Empresas Gaseras para concluir y hacer funcionar el sistema de Gasoductos, que permitirá el acceso barato, suficiente y constante de este combustible a las grandes industrias nacionales.
-Conciliar la necesaria austeridad y los ahorros del gobierno, con la aplicaciónefectiva y notoria de los recursos presupuestales disponiblespara la atención de los servicios indispensables del gobierno a la población, como son los desalud y educación.
Algunos de los logros positivos más destacables:
Algo importante a recordar:
Estamos apenas en el inicio de un gobierno (nueve meses de ejercicio).
Hay que tener presente la sabia expresión popular de “DAR TIEMPO AL TIEMPO”.
Apuntaría, para concluir con una interrogante sobre lo que era en pasados sexenios un instrumento de corrupción y ocultamiento de recursos públicos:
¿Qué ha pasado con los Fidecomisos Públicos?