Este trastorno del deseo sexual, está caracterizado principalmente por la ausencia persistente de fantasías o deseo sexual, o bien por la falta de interés en cualquier tipo de experiencia sexual.
La falta de deseo en algún momento de nuestra vida es relativamente común; por tanto, la ausencia de interés sexual no constituye en sí un trastorno, para ello tiene que cumplir con ciertos criterios diagnósticos, por ejemplo, esta situación debe de prolongarse por lo menos seis meses.
Para las personas con este trastorno, existe poca motivación para buscar una experiencia sexual y su frustración al no tenerla es relativamente baja, en otras palabras estas personas rara vez inician el encuentro sexual y frecuentemente lo llevan a cabo más por la presión de su pareja, que por su deseo; de tal manera que las frecuencia de las relación sexuales tiende a ser baja.
Existen dos tipos de rechazo sexual, cuando hablamos de este trastorno. El primero es el global, es decir, que se presenta en todas las formas de expresión sexual o bien puede ser situacional, en donde solo se rechazan algunas prácticas, por ejemplo, que desee solamente la masturbación, pero no el coito.
Son diversas las causas que pueden dar lugar a este estado. Los factores psicológicos, ambientales y físicos pueden influir de manera significativa. A continuación se enumeran algunos ejemplos de estos factores:
Debido a la variabilidad de su origen, es importante hacer una evaluación para descubrir las cusas particulares que pueden llevar a una persona a presentar este trastorno, y de esta manera saber desde que enfoque debe tratarse el problema, ya sea desde uno psicológico, médico o mixto.
Saber que tenemos un trastorno no un problema, no hacer algo al respecto, sí.