Cuando pensamos en la pareja ideal, no existe un patrón único o una cesta de únicas características, si no que cada persona construye con base a sus valores, ideales, cultura y personalidad, a su chica o chico perfecto, ya sea a través de la complexión física, de una habilidad artística, de gustos similares, de preferencias políticas, de personalidades afines, entre muchos otros aspectos. Sin embargo, un detalle que llama mucho mi atención, es que muchas personas buscan o creen deseable a una persona celosa, incluso lo consideran romántico.
Y si bien, los celos son la manifestación emocional del temor a perder a un ser querido, también son la manifestación explicita de la inseguridad. Se compone de pensamientos, sentimientos de miedo y constante preocupación de perder algo que creemos exclusivamente nuestro.
En el caso de los celos de pareja, una de las partes (inclusive ambas) considera al resto de las personas como un posible rival con intención de arrebatarle a su ser amado; y cuando este sentimiento se intensifica, la persona puede pasar la mayor parte de su tiempo en constante estado de ansiedad, provocando constantes pensamientos de que su pareja le es infiel. Este tipo de emoción se conoce como celos patológicos o celotipia, que lejos de ser romántico puede llegar a causar serias fisuras en la relación.
Por tanto, motivada por el recelo, la persona comienza a ejercer control sobre el otro para recuperar su propia confianza, regularmente este control comienza con pequeñas acciones como saber los horarios de la personas y “avisar” cuando sale por su “seguridad”, así como conocer los nombres y teléfono de sus amistades. En muchas ocasiones la pareja accede a ese tipo de control para evitar conflictos; sin embargo, estas muestras de confianza tienden a ir en escalada, por ejemplo solicitar la contraseña de sus redes sociales, revisar su teléfono, prohibir usar cierta ropa o negarle a ciertas amistades.
Un celosos patológico, regularmente utiliza el chantaje emocional como técnica de control: “Si no tienes nada que ocultar, no hay problema en que revise tu celular”, “No te quiero controlar, solo quiero saber dónde estás”, “Te amo tanto, por eso me pongo celoso”, “Cámbiate no quiero que te falten al respeto”, “No desconfió de ti, pero sí de todos los demás”. Lamentablemente, la persona celosa regularmente termina perdiendo a sus pareja, ya que es difícil que una persona aguante tanta presión.
Lo más importante al momento de comenzar una relación amorosa es poner límites, es decir, determinar que es tuyo, que es de tu pareja y que es de los dos. Si tu pareja no respeta esos límites y quiere controlar aquello que solo es tuyo como tu privacidad, tus amigos, tu personalidad, es momento de tomar distancia, porque aunque te diga que va a cambiar y no volverá a hacer, los celos patológicos no son algo que se “quiten” con voluntad; necesita de un proceso terapéutico enfocado en la autoestima, seguridad y la tolerancia a la frustración.
Es importante remarcar que el celoso no es celoso por lo que hace su pareja, si no por todo aquello que imagina que está haciendo. De tal manera, que la celotipia no es romántica, es un serio problema de seguridad.