Jorge Camacho Peñaloza
El resultado de la consulta realizada en Chihuahua en los días pasados sobre las luminarias públicas resultó un ejercicio interesante tanto para los ciudadanos como para la presidente municipal. La ciudadanía se pronunció en contra de que se renovaran las luminarias de la capital. La decisión popular indica que en estos momentos no parece que sea una prioridad proceder a la remodelación. Más interesante es la reacción de la alcaldesa, María Eugenia Campos Galván. Poco le hubiera costado hacer oídos sordos o mirar a otra parte tras los resultados y proceder a cambiar el alumbrado público. Respaldar la decisión de la ciudadanía implica dos cosas: la importancia que le concede a una auscultación democrática que acepta como voluntad colectiva y, en consecuencia, la renuncia a un interés concreto de la actual administración. No es menor lo que hace Campos Galván en unos momentos en que las diferentes administraciones secuestran la opinión de la ciudadanía alegando que cumplen con la voluntad de la mayoría. Aceptar el resultado de la consulta indica que la alcaldesa es verdaderamente democrática, abierta a opiniones contrarias, capaz de aceptar esas opiniones para hacerlas suyas. Es decir, alguien que rectifica y, además, acepta con todas sus consecuencias ideas contrarias. El respeto a la pluralidad y diversidad es decisivo en un talante democrático. A primera vista, podría considerarse el resultado un revés para la actual administración municipal. Una mirada más atenta revela todo lo contrario. María Eugenia se significa como una figura responsable y respetuosa lo que se suma a un innegable capital político producto de su gestión. Pero conviene insistir en lo fundamental: el respeto a la voluntad de la mayoría. Muchos otros en su lugar o bien no hubieran permitido la consulta, o bien hubieran hecho caso omiso.
En un momento en que los intereses personales parecen gobernar en lo local, estatal y federal, Maru Campos regresa la soberanía justamente donde siempre ha estado, aunque no se quiera reconocer: en los ciudadanos. Cumplimentar la decisión es ratificar los motivos por los que fue elegida: servir a la comunidad. Desde este punto de vista hay una profunda coherencia entre las diferentes circunstancias, como resultado de entender cabalmente el papel de cada quién. Por otro lado, el rechazo popular a las luminarias exige una autocrítica para el gobierno municipal. Siendo importante la renovación de las luminarias algo no se hizo bien: o se comunicó mal, o no se encontraron argumentos suficientemente solventes que convencieran al ciudadano. En algo falló el municipio y es conveniente detectarlo para proyectos posteriores.
De cualquier manera, a pesar de que se fundieron los focos sin estrenar, se iluminó algo más que es mucho más determinante para la convivencia en la ciudad de Chihuahua: un ejercicio verdaderamente democrático fue secundado por quien lo había convocado. Para esto son las consultas. No se realizan para darle la razón a quien las organiza, sino justamente para que éste oiga la decisión de los consultados. Lo relevante no es ya el resultado particular de una consulta. Lo importante es la reacción de quien ostenta la autoridad. Chihuahua puede felicitarse de lo acontecido. Los ciudadanos emitieron su voto y la alcaldesa aceptó su voluntad. Estos gestos son los que construyen una democracia y contribuyen decisivamente a una sociedad abierta, diversa y plural sostenida sobre el respeto.