La semana anterior el Presidente de la República hizo una declaración sobre las fechas cívicas históricas, expresando “….es muy lamentable que en los últimos tiempos se haya dejado en el olvido estas fechas cívicas, históricas. Los niños de las escuelas hasta de secundaria, hablan de los puentes, pero no del porqué no asisten a la escuela un viernes o un lunes, como acaba de suceder; resulta que hoy día 5 de febrero, nadie recuerda que se promulgó la Constitución…. por eso anuncio que terminando el ciclo escolar actual, voy a proponer reformas, cambios, para regresar a las fechas históricas para que sea festivo el día en que se conmemore una fecha histórica, desde luego las más importantes, las trascendentes”.
Y agregó: “….Sé que esto va a generar alguna polémica, pero considero que el que no sabe de dónde viene, nunca va a saber hacia dónde va. Para nosotros es fundamental la historia, que es la maestra de vida, es fundamental el civismo, la ética, el humanismo.”
Y vaya que generó polémica, como siempre de buena y mala fé, argumentando sobre todo que afectaría la economía del sector turístico y según un ex-presidente “Grave error ….para muchas familias, los “fines de semana largos” son la única oportunidad de vacacionar….” ¡!
Ninguno de los críticos de esta determinación anunciada para la 2a mitad de este año, se ocupó o preocupó de las repercusiones negativas que la vigencia de los “puente largos” elegantemente denominados “fines de semana largos” han tenido desde su vigencia (iniciada en 2006) para el adecuado y pleno desarrollo curricular, calidad y efectividad del proceso educativo en las escuelas mexicanas, amén del deterioro mayor de la conciencia cívica y memoria histórica de los mexicanos, sobre todo de las nuevas generaciones.
Como maestro, considero pertinente unir mi comentario y opinión de coincidencia y apoyo a la medida esbozada por el Presidente de la República, a contra-sensu de lo que ya han manifestado diferentes comentaristas en rechazo a la propuesta y estoy seguro que en la generalidad de los docentes dicha propuesta es bienvenida, pues es acorde con su sentido de responsabilidad profesional y compromiso con la formación de los educandos y su aprecio por los valores cívicos e históricos base de nuestra identidad nacional.
De hecho la creación de la práctica de los “puentes o fines de semana largos” a fines del gobierno del Presidente Calderón y mantenida en el sexenio pasado, vino a contradecir la modificación anterior del Período Lectivo Anual para reducir tiempo de vacaciones y descansos escolares, a fin de establecer el calendario escolar de 185/200 días sobre el argumento de que la elevación de la “Calidad de la Educación”, requería de aumentar el número de días efectivos de clase (días lectivos) para optimizar la aplicación total de planes y programas de estudio en beneficio del aprovechamiento escolar; aunque significara acortar los períodos vacacionales (primordialmente de julio y agosto) y reducir tiempos de descanso, recuperación y convivencia familiar para los educandos y de superación, mejoramiento y actualización profesional para los docentes.
Por otro lado, habría que preguntarle a los sectores empresariales (no solo al turístico) que opinan de los puentes o fines de semana largos y de las suspensiones de actividades laborales; en función de la producción y productividad de las empresas y sus trabajadores, así como a la continuidad y estabilidad de las actividades y procesos económicos.
También, habría que repasar la importancia del Calendario Cívico Mexicano, recordando que como tal, no solo tiene propósitos oficiales y administrativos de fechas de conmemoración de acontecimientos históricos trascendentes en la forja de nuestra nación, sino también fines educativos de formación y afirmación de los valores cívicos que dan base a la conciencia nacional y sentido de pertenencia a los ciudadanos como parte de la nación; así como de preservación de la memoria histórica y de la cultura nacional, con el propósito de que las nuevas generaciones integren en su desarrollo intelectual, su identidad y valoración de la herencia cultural y patrimonio histórico y social que reciben para integrarse como ciudadanos activos y corresponsables de la sociedad y nación mexicana.
En un sentido crítico propositivo, habría que decir que, amén de la revisión y ajuste de las disposiciones oficiales sobre los “fines de semana largos”, podría conciliarse la celebración de los actos oficiales de conmemoración de las efemérides más trascendentes de nuestra historia, con la celebración específica en cada escuela de Educación Básica, mediante la realización de actividades y eventos escolares especiales, SIN SUSPENSIÓN DE LABORES. Así, de la misma forma que al inicio de cada semana, antes de entrar a clases el alumnado y maestros de cada centro escolar realizan el “Saludo a la Bandera”; un acto o suma de actividades relacionadas con cada efeméride, que permitan a los alumnos valorar su importancia y trascendencia para los mexicanos, podría realizarse el DÍA PRECISO DE LA CELEBRACIÓN QUE CORRESPONDA.
Creo que más que un simple cambio en la aplicación de “Días Festivos” (descansos obligatorios) en el calendario oficial, debiera darse una revisión de este en cuanto al número de días festivos (sobre todo de los que no son de descanso obligatorio o de los extra-oficiales).
Todo mundo sabe que una práctica sub-cultural de mucha gente es aplicar descanso o ausentismo escolar y/o laboral en esos días festivos extraoficiales.
Por lo que respecta al Sistema Educativo Nacional y sobre el tema, revisando el Calendario Escolar 2019-2020 de Educación Básica, encontramos que el total de días de clase o lectivos es de 187, y el total de días con suspensión de labores, empatados con los del Calendario Oficial del Estado, es de 9.
Para efectos del proceso educativo y del desarrollo curricular en las escuelas, hay que contar también las suspensiones de labores o clases (para los alumnos) por las reuniones mensuales (cada viernes último del mes) de los “Consejos Técnicos Escolares”, en los tres niveles de Educación Básica, que son un total de 7 días en este año lectivo.
En consecuencia el número de días de suspensión de clases es de 16 (equivalente a 3 semanas de clases).
Disminuir el número de días de suspensión de clases, podría compensarse volviendo a la práctica de aplicar las vacaciones de verano (que se dan entre fin de un año escolar y el principio del siguiente) de 7 semanas (julio y agosto) que no afecta a la normalidad del proceso educativo.
Por cuanto a las reuniones de Consejo Técnico (por escuela) son sin duda eventos fundamentales para que los miembros de cada planta docente y directivos escolares realicen análisis y compartan de manera conjunta y en trabajo colegiado la revisión de avances programáticos, y análisis de situaciones y problemas que les permitan como órgano técnico – pedagógico tomar decisiones a fin de lograr una mayor eficiencia y eficacia del servicio educativo que proporciona la escuela a sus alumnos.
Estas reuniones periódicas pueden planearse por la SEP sin necesidad de suspensiones laborales o por lo menos disminuyéndolas al mínimo posible, dando a los maestros en justa correspondencia los estímulos económicos específicos por trabajo extra-clase, que la misma representación Sindical podría plantear.
En conclusión, la propuesta presidencial sobre este tema, debe tomarse con la importancia que tiene tanto para el Sistema Educativo como para la Sociedad Mexicana en general, en el propósito de elevar el aprecio por nuestro patrimonio histórico y la rica herencia cultural de la que somos depositarios como nación y como estado, a fin de preservarla y aumentarla.