Hoy no hablaré de cine, porque creo que los sucesos en México se merecen una reflexión. La verdad, creo que la historia de México ha estado llena de matices, colores y emociones. Y que aún, con el paso del tiempo sigue igual. Y la realidad es que los mexicanos creemos que hemos despertado, pero seguimos viéndonos igual. ¿Por qué lo digo? Amo este país y no porque no conozca otros, sino al contrario, y entre más he conocido, más valoro este lugar. Pero la realidad es que nuestra cultura, que arrastramos desde antes de la conquista, sigue presente. Es la de ver al mexicano como enemigo de los mexicanos. Saben, la división destruye y ser mexicano puede ser una bendición, pero también puede ser el infierno para muchos o muchas. Pero ¡Ya basta! de dividirnos entre nosotros mismos. Por qué no empezamos con valorarnos como seres humanos. Y dejarnos de enemistar, primero hay que empezar con acabar con las divisiones más básicas; él es del norte, él es del sur, él es pobre, él es rico, él es chairo, él es fifi, ella es mujer, él es hombre, él tiene, él no tiene, etc…; ¡México despierta! si después de tantos siglos seguimos de pie es porque tenemos todo para salir adelante. ¡Expulsa la división! comienza a amar a tu país y los que en él vivimos.
¡No puede ser que el enemigo de un mexicano sea otro mexicano! Mejor digamos que el hermano de un mexicano es otro mexicano. Hay que darnos cuenta que cuando en la vida de alguien hay sufrimiento, tiene dos caminos. Uno de ellos, es sufrirlo y endurecer su corazón y ver a todos como enemigos. Y el otro, es aprender, amar y dar testimonio para que no suceda más. La violencia actual en México no es solamente contra las mujeres, sino también contra bebés, niños, niñas, hombres, en pocas palabras contra seres humanos.
¡Despierta México! recuerda que si en tu vida se presenta un enemigo es porque algo debes de cambiar tú. Y es momento de cambiar, ayudando a que todos en este camino, que le llamamos vida, logremos dignidad.
¡No es posible! que no logremos ver, que en este mundo todos estamos en el mismo barco. Y que, si no logramos el bien vivir, pasarán nuevamente los años y seguiremos igual. En pocas palabras ama a tu enemigo, reflexiona y cambia para bien lo que tengas que cambiar.