Una pequeña niña, escuchaba atentamente el cuento que le leía su mamá antes de dormir, trataba sobre hadas, flores y princesas, disfrutaba enormemente la entonación de las voces diferentes que podía hacer su madre al leer, y ella, la pequeña niña, retrasaba la historia lo más que podía, hasta que fue inevitable llegar a la tan poco deseada frase “… y colorín colorado, este cuento se ha acabado”, llegó la hora de dormir, su madre apagó la luz, a pesar de que ella deseaba que no lo hiciera, frente a su cama, estaban las puertas de su armario, en la rendija se podía ver una sombra, aterrada la pequeña fijaba la mirada en ese lugar, temerosa de que el monstruo cuya silueta se dibujaba, abriera las puertas y la atacara, tardaba horas en poder dormir, e incluso lloraba, imaginando severos ataques de aquel terrorífico monstruo que en su mente era horrendo. Pasaron así meses, incluso durante el día, la pequeña pensaba en cómo hacer que su aterrador visitante se fuera, pensaba en batallas campales, que atacaría a sus padres… en fin, miles de posibilidades atroces, que no la dejaban estar en paz, hasta que un día, tomó valor y la pequeña niña saltó de la cama, encendió la luz y abrió las puertas del armario: ¡Y AHÍ ESTABA!... para su sorpresa, la silueta que aparentaba ser el monstruo, no era otra cosa sino una pila de ropa y en el suelo, sus botas.
¿Cuántas veces hemos sido atormentados por monstruos en el armario?, sé que probablemente ya estás muy grande para creer en monstros, sin embargo, esto va más allá, ¿cuántas veces has permitido que tus más grandes temores te amedrenten a tal grado que te paralicen, que no te dejen avanzar e incluso te impidan tener una vida feliz?, imagina esto: tú eres esa pequeña niña, que por meses estuvo atormentada, sufrió imaginando finales horripilantes y no hacía nada, hasta que un día se dio cuenta de que aquello a lo que temía, no existía. Nuestra propia mente es la que nos puede aniquilar a través del miedo irracional, que nos lleva a no actuar, o bien a actuar de una manera desacertada. Todos tenemos encerrados en nuestros armarios, algunos monstruos, esos son nuestros miedos más fuertes, e invariablemente son los que nos impiden vivir una vida plena y feliz, y no, no me refiero al miedo instintivo que nos mantiene a salvo (por ejemplo si ves un león, por miedo vas a correr y eso te salvará la vida), me refiero a los miedos profundos, esos que se ocultan en el alma y emergen como arañas a picar y dejar su veneno cuando crees que por fin vas a ser feliz.
En el Universo, todo tiene dos polos, y todo tiene una frecuencia vibratoria, el miedo es la emoción de más baja vibración, este nos hace alejarnos de nuestros propósitos, y genera todos los problemas de la raza humana, las guerras, la dominación, la sumisión, enfermedades, cuando vivimos en la vibración del miedo, nacen las otras emociones negativas, como el odio, la envidia, la angustia, la depresión, la ansiedad. Por el contrario, la emoción más elevada es el amor, no hay nada en el universo más alto que el amor, y evidentemente, el amor empieza por uno mismo, si nos vamos a la metáfora del cuento, imagina que el monstruo en el armario es el miedo, y el amor es el hada que con su varita mágica lo destruye, y transforma todo en armonía, en estabilidad, en paz.
Al final de cuentas, cuando sucumbes ante el miedo irracional, empiezas a generar una bola de nieve que se va haciendo cada vez más y más grande y al final, esa bola de nieve acabará por impactarse sobre tu realidad, lo único que generará es que esos miedos, se manifiesten en realidad, puede ser a través de enfermedades, pandemias, guerras, discordia, ¿te das cuenta?, creamos la realidad a través de lo que sentimos y pensamos, es decir, que nada nos hace más daño que sentir miedo y no saber manejarlo, permitirle que domine nuestras vidas.
Nikola Tesla, fue un científico de 1900, que utilizaba ciencia y espiritualidad, conexión sobrenatural para muchos, el decía: “Si quieres encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración”, él se dedicó toda su vida a descifrar el misterio de la electricidad, el punto es que él hablaba sobre la frecuencia, la vibración ¿a dónde quiero llegar?, muy simple, los pensamientos son energía, igual que las emociones, nosotros somos algo similar a una guitarra, manifestamos nuestros pensamientos y emociones a través de las palabras (sonido, igual que la guitarra), ese sonido va cargado con esa frecuencia, vibra y encuentra algo similar, se une a su afín e impacta en una realidad.
Ahora, vivimos en un mundo lleno de profetas catastróficos, empezamos el 2020 con miedo, desde una guerra mundial, y ahora una pandemia, las consecuencias que se esperan son catastróficas, y ¿qué está pasando?, se está creando una psicosis, todos estamos comentando que hay catástrofes venideras, y vivimos en miedo, generamos caos, y no, no estoy diciendo que no seamos precavidos, simplemente, se debe generar paz, no sucumbir ante el miedo, pues el miedo únicamente generará más caos.
Como ya dije, el miedo es el sentimiento de más baja vibración, además de que es alimentado por la ignorancia, por pensamientos llenos de posibilidades que nos atormentan pero, la mayoría de las veces se basan en suposiciones que no son fundadas, recuerda a la pequeña niña de la historia, pensaba que el monstruo existía, lo imaginaba durante su día, hasta que tomó valor y descubrió que no existía. Eso es lo que pasa con nuestra mente, genera miedos, miedos que se ocultan en nuestros armarios y nos hacen dudar, nos hacen angustiarnos, y todo ello se basa en la mentira.
El monstruo del armario se puede exterminar cambiando la frecuencia del pensamiento, por amor, por fe, confianza, alegría, transforma cada pensamiento y date cuenta que así tendrás la cabeza fría para tomar decisiones y dejarás de atormentarte por posibilidades atroces que quizá no lleguen a ser jamás.