Mienten los líderes políticos del mundo cuando nos dicen que tomaron decisiones con criterios científicos. La mayoría de las naciones es víctima de criterios burocráticos. Gatel, por ejemplo, no es la voz de la comunidad científica, sino la burocrática. Sin el criterio burocrático, que fue la opción pragmática al alcance del régimen, no se hubiera encontrado cómo. Creo que fue la mejor decisión. La burocracia aportó el único diagnóstico cercano a la capcadidad de gestión del que se disponé, por ahora.
Las medidas de cierre y aislamiento fueron para evitar fotos y videos exhibiendo la limitación de los sistemas de salud desbordandose por la pandemia. En todo el mundo, la retórica que sirvió de base a las decisiones impuestas a la población tuvo dos visiones: las próximas elecciones y la administración de las camas hospitalarias. Ambas, con frecuencia se hicieron una.
Nunca estuvieron diseñadas, las medidas, como una estrategia de defensa biológica de la raza humana ante un enemigo que no va a las urnas, sino que está identificado como nuevo jugador en este segmento de la biosfera. No obedecen, pues, a una estrategia biológica, sino han sido de orden burocrático-administrativo.
El único país que asumió una estrategia biológica fue Suecia. Y es una brutal: que el mundo ruede y que quien se vaya a infectar, y de eso vaya a morir, que así sea. Sin embargo no fue ciega. Los más débiles son los más amparados. Viejos y enfermos tienen a su disposición desde cuidados prioritarios y suplementos alimentarios hasta refugios especiales. Algo muy distinto al criterio de que sean los primeros que deban morir.
Dicho sea, debemos entender que la decisión de poner fin a los factores "sana distancia" y "quédate en casa" es también una decision burocrática. En términos de la contienda biológica humanidad vs virus, nada ha cambiado. Salir ahora a las calles es prácticamente igual que haber salido en febrero, marzo y abril. El virus sigue siendo el mismo y la humanidad tambien.
¿Es acaso que la decisión es asumir la estrategia Sueca?
Sería algo crudo y audaz. Suecia lo ha hecho confiada en su sistema de salud, robusto y reforzado, así como en la condición general de su población, proporcionalmente sana y bien alimentada. Y, a pesar de toda su crudeza, no ha sido una tragedia.
En ese contexto, ¿qué podemos esperar en México tras la decisión burocrática de lo que se ha llamado "la reapertura"?.
Somos un país con altísimo índice de diabetes e hipertensión, una desnutrición crónica en enormes sectores de la población, una población con pésimo sentido de la disciplina y una muy entendible ansiedad por salir, principalmente a trabajar, independientemente de otros motivos. Súmele un paupérrimo sistema de transporte público que será factor de aglomeración incontrolada y el famoso y tradicional íngue su.
La gran pregunta es muy semejante a la que nos hicimos en febrero: ¿Qué tanto resistirá el sistema hospitalario nacional? Y ahora, ¿Se ha aprovechado adecuadamente el tiempo transucrrido de entonces a la fecha para prepararnos?
Pronto lo veremos.
*José Luis Muñoz Pérez, periodista y consultor, director ejecutivo de Muñoz, Daniels & Giordano Consultants, Miami, Fla., EU