En los últimos días debido a la situación de contingencia sanitaria que se ha estado viviendo en todo el mundo y de la cual ya estamos cansados de leer, escuchar y ver en todas partes de nuestras ceñidas habitaciones, llegué a la siguiente conclusión: nuestro mejor aliado siempre y en todo momento será un libro.
En la desesperación ante la eminente pérdida de la vida común que se escapaba ante los encabezados periodísticos del Covid-19, me acerqué al librero, como asidua a las letras no solo por profesión sino por afición, pude percibir los libros una vez más, nuestros compañeros de aventuras, se encontraban en el olvido. La vida diaria de trabajo, jornadas laborales extenuantes y compromisos sociales había hecho con el tiempo que los mirara con indiferencia o simplemente los divisara con extrañeza, era prueba de ello el polvo cubriéndolos.
De pronto, se hizo presente un extraño escalofrío tocando las fibras más sensibles del ser, provocando el ardor de mi atención en uno de ellos: La resistencia de Ernesto Sabato. Lo tomé como cuando uno toma un buen trago de licor, con confianza y decisión. Me senté en una mesa del patio, acerqué un cenicero y sin más comencé a leerlo acompañada de mi fiel tabaco.
Para aquellos que ignoran el libro por su aspecto pequeño, su extensión y el estilo de la escritura, hemos cometido un error, pues lo verdaderamente extraordinario es su contenido. Aquello que me aquejaba de pronto se traduciría en la nostalgia del presente, los recuerdos de un pasado y las reflexiones éticas del autor. Ese es nuestro hacer, resistimos, con una mirada de esperanza y análisis, retomamos los valores antiguos, muchos de nosotros reemprendemos conversaciones con personas, las veíamos hablar, pero no entendimos su decir. En medio del mal, el cual acecha nuestra salud a nivel mundial, física y mental, un libro como el de Sabato nos deja ver que somos más cuando estamos junto a los otros. El libro entre las manos me dibujaba sonrisas en la cara, y descubrí la función de un aliado, no solo está ahí para un fin determinado, además regresa la tranquilidad de los pensamientos que rondan en el encierro.
De las horas de aprendizaje a lado de mi socio, un libro de pasta blanda, me llevo este fragmento: Si cambia la mentalidad del hombre, el peligro en que vivimos es paradójicamente una esperanza (p.29) Eso es lo que siempre se ha necesitado dentro de la condición humana, borrar el sentimiento de orfandad, constante amedrentador, y encontrarnos convirtiéndonos en colegas de la lectura, de los libros y entre nosotros mismos.
Sobreponernos a la adversidad mediante las letras y el mundo de la escritura, esto nos abrirá espacios de vinculación con el que tenemos a un lado, que está ahí estático en condiciones de ser escuchado y entendió. Si bien Sabato aboga por condiciones de humanismo mucho más profundas dentro de los valores del espíritu, yo dejo la invitación abierta para que se acerquen a consumir las bondades de este libro. Busquen al igual que yo un aliado que lleve la resistencia a su más alto grado y que los acompañe en el camino que vivimos y en el futuro incierto que se nos abalanza al pasar los días.
Bibliografía citada
Sabato, Ernesto. La resistencia. Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V., México, D.F. 2003