¿A qué va lópez a Washington?

    No sólo está decidido a batir las elecciones del próximo año en México. También irá lópez a Washington a batirse en el lodazal de Trump. 

    Meterse a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos le va a causar chipotes, raspones y contusiones.

     Pero eso es lo de menos. 

    Rápido y sumiso, en cuanto Trump le tronó los dedos, lópez irá a apoyarlo en su campaña para reelegirse. 

    Si nos irritó hasta la médula que Peña invitara a Trump a Los Pinos cuando estaba en su primera campaña, ahora que lópez vaya  a lamerle los... zapatos al peor enemigo de México en el mundo, sólo puede invitar a la náusea.

    Pero también la náusea es lo de menos.

    Lo grave es que lastimará profundamente a México.

    A eso va.

    Trump está en el peor momento de su nivel de aceptación. Joe Biden, el gris candidato demócrata, le lleva una ventaja de 14 puntos. Las apuestas están a favor de que si las elecciones fueran hoy, Trump no se reelegiría. Las minorías raciales de todos colores lo repudian más que nunca. El nuevo tratado significa serias pérdidas para México respecto al anterior y se lo debemos a Trump. Trump tiene a la Guardia Nacional mexicana a su servicio fungiendo como su muro anti-migrantes pagado por México, con alto costo presupuestal que debiera estar combatiendo al crimen. 
 
     Trump sigue insultando a México cuando se le antoja. Esta semana dijo que su muro sirve para que los mexicanos no contagiemos el virus a los gringos y canceló los permisos de trabajo para mexicanos calificados.  Pretende usar a lópez para lavarse la cara ante los méxico-americanos por todos los insultos que les ha proferido, y aunque de nada le servirá el palero, el nombre de México será denigrado ante los millones de connacionales que odian a Trump y que verán con dolor que el presidente mexicano vaya a "a agradecerle", como dijo a finales de abril.

    México no le debe nada a Trump. ¿Agradecerle porque nos esté vendiendo ventiladores y  mascarillas como "argumentó" lópez? En tal caso debiera ir a China, que nos ha vendido 5 veces más.

    Lastimará a México ante los demócratas, que sentirán que lópez les otorga derecho a inmiscuirse en asuntos electorales de su país y autorización para ejercer lo mismo en reciprocidad.

    Lastimará también a las empresas amigas de México que han tenido que enfrentar la hostilidad de Trump por mantener empleos en nuestro país.

    Lastimará a todos los que se sienten indignados con el racismo de Trump. 

    Lastimará la imagen de México en el mundo ante los estados y gobiernos dignos que rechazan su política petulante y retrógrada.

    La Cancillería declaró ayer que el tema migratorio no se tocará... "no es tema por la forma en que han disminuido los cruces", dice el comunicado. O sea, como en ese renglón Trump está contento, al gobierno de  México no le interesa otra cosa. Ni "dreamers", ni la dignidad de los migrantes mexicanos, ni visas de trabajo canceladas específicamente a mexicanos. Nada. 

    ¿Qué va a "echar a andar el nuevo tratado"?

    Patrañas. bullshit. El tratado entrará en vigor el día primero de julio, y para ello no  se requiere ninguna intervención de lópez ni de Trump. Cuando se realice el viaje, el tratado ya estará en operación. Para disfrazar la visita con esa idea, lópez le mandó invitación al primer ministro canadiense Pierre Trudeau. Pero Trudeau vomita a Trump, y Trump no puede ver a Trudeau. Otra mala idea. 
     
    ¿Cómo, cuándo y a quién se le ocurrió esta estupidez?

    Si no fuera tan serio estaría de carcajada. 

    Adivinó usted: se le ocurrió a lópez, de bote-pronto, a fines de abril. Y la soltó, como muchas otras cosas, sin pensarlo ni sopesarlo. 

    Dijo que quería ir a dar gracias.

    Rápido sus asesores  le hicieron ver que era un error, principalmente por lo inadecuado del momento. Claro que la relación con Estados Unidos es de primerísima importancia. Pero a casi dos años de haber sido electo no había querido ir, como lo hicieron prácticamente todos los presidentes mexicanos al iniciar su mandato o antes.  Los diplomáticos mexicanos intentaron zafarse de la puntada, pero a Trump ya le había gustado.  Aunque en la cancillería le buscaron tres pies al gato, Trump ordenó:

    Come here!

    Y pos ni modo... Ahí va.

    Sin explicación pedida, lópez se anticipó a decir que no será una visita electorera.      

    La Cancillería dijo ayer que hablaran de inversiones.

    ¡Sí, de inversiones!. Las mismas que lópez cancela y ahuyenta semana tras semana.    

    O sea, también va a ponerse de pechito.

    Ayer mismo el embajador norteamericano en México se lo advirtió. En reunión con Industriales mexicanos, el diplomático dijo que "los inversionistas buscan la certidumbre y no hay nada peor que cambiar las reglas del juego". ¡Sopas!

    "Nada peor" que lo que está haciendo lópez en materia de inversiones, cambiando las reglas del juego.

    Ya sabemos lo que le pasó a los inversionistas en gasoductos: a instancias de Bartlett y de Rocío Nahle, lópez les cambió las reglas cuando las inversiones ya estaban hechas. 

    Ya sabemos lo que les hicieron a las inversiones en energías limpias, muchas de ellas ya instaladas. 

    Ya sabemos lo que sucedió con la inversión en una cervecería en Mexicali. Y ni mencionar la emblemática decisión sobre el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. 

    Esta misma semana, las principales compañías norteamericanas de los ramos de energía y siderúrgica demandaron con una carta pública la intervención de su gobierno, pues acusan que el gobierno de lópez discrimina a los inversionistas de ese país y compromete los acuerdos del T-MEC.

    El secretario de Estado Mike Pompeo, fue "especialmente sensible" a la carta y ya le tiene preparado el reclamo a lópez en su visita. 

    Junto con otro reclamo: la oferta de México de venderle gasolina a Maduro.

    Gasolina a la hoguera para empeorar el momento de la visita.

    Todo esto sin contar con lo impredecible y prepotente de las conductas de Trump, que, júrelo, saldrá con una o más humillantes sorpresas.

    ¡Vaya idea, vaya visita, vaya momento. Vaya, presidente, vaya!