Nueces

Al dar un vistazo al pasado e interiorizar los sucesos recientes, es imposible evitar relacionarse con la problemática mundial. Al observar el espejo el mundo me devuelve la mirada.

La presencia omnipresente es usualmente ignorada y descubierta en un instante fortuito, en ocasiones inesperado. Un castigo divino cae sobre la humanidad para recordarle los daños causados a su hogar, ese constante desprecio con el que trata a sus semejantes y su escasa gratitud al obsequio primordial: la vida.

¿Qué ocurrió? Durante los últimos meses se ha visto al mundo sumido en el caos provocado por la despiadada intervención humana en el medio ambiente y la negligencia de líderes carentes de humanidad.

La censura ha desencadenado estadísticas carentes de números reales de la pandemia. El rompecabezas de la información se encuentra incompleto y se intenta llenar el hueco con una pieza incorrecta forzada a encajar.

La población se encuentra saturada del tema actual. El flujo de la información se ha incrementado de manera impresionante; su evolución y alcance hacen prácticamente imposible la ignorancia. Sin embargo, demasiada información puede ser perjudicial. Hay que adentrarse en ella y reconocer las fuentes de mayor veracidad.

La pandemia nos ha dejado en claro la enorme brecha que nos separa, es evidente quienes han salido beneficiados y perjudicados en estos tiempos. La población sabe que no es viable vivir un confinamiento eterno, es imposible mantenerse inerte en un mundo globalizado. La vida sigue su curso.

No es novedad. México se ha demostrado incapaz de estar a la altura del reto. Es una situación inmanente.

Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla.

Un liderazgo nulo y promesas divinas; un pueblo dividido con sed de pedir, pero incapaz de dar su mejor cara; violencia, corrupción e injusticia infinitas… México siempre ha estado fracturado.

El pánico y la incertidumbre fueron sembrados por un pésimo manejo de la situación. La información pasa por múltiples manos antes de llegar finalmente al receptor. Por ello, debe ser purificada al antes de enviarse, de lo contrario terminara contaminado. Para evitar infectarse hay que generar el progreso del pensamiento crítico para descifrar el mensaje, comprenderlo y asimilarlo.

Después de la pandemia el mundo seguirá siendo el mismo, está en nuestras manos cambiar el rumbo. La solidaridad y la empatía son la clave para el entendimiento mutuo, lamentablemente se han olvidado de su significado.

Para nuestra desgracia, la soberbia ha envenenado nuestras almas generando barreras y una debacle miserable. Hemos progresado con velocidad, olvidando a los valores en el camino. Necesitamos volver a ser humanos.

Los medios de comunicación deben servir como medios de unidad y fraternidad universal, generar conocimiento y ser el motor del progreso que encienda la senda hacia una vida maravillosa.

Para lograr un fin idealista se necesita cooperación, unión, compromiso y acción social. Aún nos queda mucha historia por contar y corregir. ¡Importante! Evitar hacer mucho ruido con pocas nueces.