Miedo a soltar

Un hombre lloraba a lo lejos, su llanto era lastimero y todos lo veían, pero no entendían por qué no dejaba aquello que lo lastimaba, él estaba abrazado a un cactus lleno de espinas, que le hacía daño, pero ahí estaba aferrado al dolor, con miedo a soltar. Casi todas las personas en el mundo tenemos algo doloroso a lo que nos aferramos, esto implica que nos gusta adoptar dos papeles: uno el de víctima y el otro miedo a dejar ir lo que ya conocemos.

El dolor es necesario para aprender, para vivir, sí, pero el sufrimiento es opcional, a veces, el único papel que conocemos es el de víctima, y reditúa el “pobrecito”, “que lastima”, “su situación es horrible pobre” cuando en realidad es lo que se debería soltar.  Por ejemplo cuando se está en una situación de cualquier tipo, amorosa, amistosa, familiar, laboral etc, en la que no eres feliz y que es un lastre, imagínate ahí sufriendo constantemente y te da miedo salir de ahí porque es lo que conoces, porque “más vale malo por conocido que bueno por conocer” pero, ¿realmente vale la pena seguir sufriendo?

A veces nos aferramos a lo que hace daño porque tenemos temor a avanzar hacia lo desconocido, pero entonces nos convertimos en voluntarios del dolor, imagina esto: una mujer a la que su pareja le es infiel, ella lo descubre y lo confronta, la pareja le pide perdón, ella, herida pero “enamorada”, lo perdona pero con desconfianza, el esposo o novio o lo que sea, vuelve a hacerlo, y se vuelve un círculo vicioso, una y otra vez pasando lo mismo y lo mismo, ¿Por qué la mujer lo sigue perdonando, pero sigue sufriendo, y se rehúsa a soltar a pesar del dolor que le está causando seguir en esta relación? De estas historias podemos sacar la moraleja de que muchas personas se aferran a lo desconocido aunque los hace infelices, porque arriesgarse a soltar lo conocido por lo incierto, da miedo.

Jorge Bucay (terapeuta gestáltico y escritor argentino) dice que soltar lo que nos duele, es más doloroso y tiene razón, soltar a los hijos, soltar un trabajo, soltar un mal amor, que agota, que agobia, soltar lo que duele lo que más se ama pero a veces más lastima, aceptar que nada es eterno, pero soltar el dolor nos abre a la oportunidad de recibir lo bueno, lo mejor, ahora debemos entender que de lo que se deja atrás, de lo que nos dolía y nos mantenía seguros, nada de ventajoso tiene, al soltar aprendemos, aprendemos del dolor, aprendemos del pasado, adquirimos experiencias , el dolor es un buen maestro, pero la enseñanza se queda y el dolor se va.

Para ser felices hay que tomar decisiones, básico, soltar, dejar ir lo que nos ata, implica tomar decisiones que no son fáciles, suelto  esa espina, suelto ese trabajo, suelto esa pareja que finalmente me está resultando dolorosa. Imagínate la vida, es efímera y es muy triste vivirla frustrado, por eso la vida es un dejar ir, porque solo vaciando tus manos es cómo vas a recibir de nuevo. Recuerda que dejar ir es acepar tu historia con amor, con paz y no aceptar tu destino porque el sufrimiento no es destino, venimos a este mundo a ser felices.

 ¿Cómo soltar? ¿Cómo tomar decisiones? Es muy sencillo, primero analiza y decide, luego piensa lo siguiente, el no querer dejar ir es parte de querer mantener todo en control, el no querer dejar ir es esperar lo que ya sabes que va a pasar, entonces, lo primero que debes hacer es:

Renunciar a la necesidad de mantener todo en control sobre los demás, soltar es tomar decisiones, es ser libre y debemos dejar a otros a ser libres también, pero lo más importante de soltar es el ser felices y eso implica ser valientes y afrontar el futuro con los brazos abiertos aceptando que somos quienes somos por lo que dejamos atrás y vamos a recibir lo que venga para construir una nueva realidad con plenitud. ¿Estás listo para soltar?