“De la izquierda hacia la esfera”

Por conocimientos adquiridos a lo largo de nuestras vidas sabemos de la relación tan profunda que han experimentado a lo largo del tiempo, Estados Unidos y nuestro país, México. Desde que se empiezan estudios básicos nos adoctrinan hacia el concepto de coordinación que estas dos naciones han padecido a lo largo del tiempo, cómo ambos países dependen en  grandes circunstancias uno del otro y cómo es que han creado simbiosis en bastas facetas para la realización de fines comunales. Es por esto que la idea de hoy llevará un toque informativo pero sobre todo de análisis de cómo es que las elecciones del pasado tres de noviembre del año en curso, impactarán en nuestro sistema político e institucional, dejando de lado aquellos señalamientos burdos, incompetentes y reaccionarios que busca el conservadurismo nacional para desinformar y pretender vulnerar la relación internacional tan fructífera que ha mantenido México con Estados Unidos y muchos otros países del mundo.

Aquellos pensamientos de odio y confrontación que se dispararon y siguen transitando por los espacios informativos solo buscan crear ideas de naturaleza psicótica, sin previa investigación argumentativa pretenden sugerir al pensamiento colectivo, que la virtual victoria del candidato demócrata, Joe Biden, afectará a México y su relación tan robusta que se ha venido construyendo con el pasar de los años. Recordemos que aún no se puede proclamar de manera oficial el presidente número 46 de los Estados Unidos y que es por esa simple razón que el Estado Mexicano aún no lo felicita de manera anticipada y aventurada, y se reserva dichas muestras hasta su oficialización, pero esto no quiere decir que se desconoce su victoria o liderazgo, sino que nuestra política internacional ha sido siempre tan delicada que no busca crear descontentos futuros si estos pueden evitarse.

Vemos a un presidente con temple, virtuoso de velar por los intereses del pueblo mexicano, precursor de políticas respetuosas y sobre todo de cooperación, defensor legítimo de la doctrina Estrada, entre otras tantas cualidades que han conducido a nuestro país por pasajes del buen venir.

Tan ajenos son muchos de la política de no intervención o autodeterminación de los pueblos que desconocen que ha sido piedra angular de la política exterior mexicana. Por la misma razón es que se nos ha permitido llevar asuntos diplomáticos de manera tan propositiva que nos encontramos dentro de los países con mejor entendimiento en relaciones internacionales y certidumbre de los acuerdos que celebramos.

Expresar el agradecido papel que a desempeñado un Canciller de primera como lo es el Maestro Marcelo Luis Ebrard Casaubón, exponente de talla mundial cuando de diplomacia se habla y que ha dejado el nombre de nuestra nación muy en alto. Grandes aciertos se han logrado gracias a su capacidad para realizar acuerdos, compromisos y diálogos que ponen a México a la vista de los ojos del mundo. Su participación en la crisis migratoria de nuestra frontera sur, la negociación del nuevo tratado insustituible como lo es el T-MEC con nuestros principales socios comerciales y para poner la cereza en el pastel, la incorporación en la producción y distribución de lo que será la vacuna que mitigara de manera radical el nivel de contagios y defunciones a causa del SARS-CoV-2 en América Latina y el mundo.

México lleva una historia intachable, siempre procurando sanas relaciones con países hermanos y sobre todo con nuestro vecino del norte, bien lo dijo Michel Manatt, asesora de Joe Biden, “El presidente López Obrador es un líder muy hábil. No hay nada de negativo, en el futuro gobierno de Joe Biden tendrá otras prioridades y empezamos con respeto al pueblo mexicano”.

Sin ser lastre de ninguna nación, respetando el derecho ajeno y propiciando como hasta ahora un clima de diplomacia perfectible, podemos llegar a crear acuerdos que beneficien mucho más al pueblo mexicano y no solo a unos cuantos, dejemos de crear teorías conspirativas y empezamos por elevar a primer plano las necesidades de nuestro pueblo en tierras norte americanas, seamos ciudadanos del mundo y busquemos como eje rector el imprescindible bienestar de la humanidad.