El costo de la libertad

Colaboración especial / Lucía Ramírez Lira

Desde hace tiempo no había visto una expresión como la de Zhang Zhan, una abogada de 37 años originaria de Shanghái que fue condenada a cuatro años de cárcel por un tribunal de su ciudad natal bajo los cargos de “buscar altercados y provocar disturbios” así como por “publicar información falsa y aceptar entrevistas con medios internacionales” esto como consecuencia de haber documentado por más de tres meses desde febrero la realidad que vivían los habitantes de la ciudad de Wuhan durante el inicio del brote de COVID-19 y publicarlo en internet vía WeChat, Twitter y YouTube, estas dos últimas prohibidas en su país según información de CNN. Es importante mencionar que el primer cargo del que se le acusa suele ser impuesto a los opositores del gobierno y a defensores de derechos humanos en China.

Una conjunción entre la desesperación, la tristeza y la necesidad de dar a conocer con urgencia aquello que el mundo merecía saber eran el mensaje que transmitía en su rostro la mujer que se definiría como “un alma rebelde” al ser entrevistada por un cineasta independiente con quien compartió antes de ser arrestada lo siguiente: - Tal vez tengo un alma rebelde…Sólo estoy documentando la verdad…¿Por qué no puedo mostrar la verdad?…Necesito mostrarle a la gente lo que está pasando en Wuhan-

Zhang Zhan logró registrar una realidad encrudecida por la desesperación, incertidumbre y el dolor de médicos y pacientes que se enfrentaban a un virus que meses después se esparciría por todo el orbe, replicando aquellas imágenes de hospitales saturados, confinamientos forzados, personal de salud enfundados en trajes protectores y cifras de infectados que se elevaban de forma alarmante que no podrán ser borradas de la historia, así como tampoco lo podrá ser la loable labor de quienes decidieron poner en riesgo su integridad al dar a conocer lo que ocurría en las entrañas del gigante asiático en pos de la verdad y de la libertad de expresión bajo el yugo de un régimen que en un acto de censura, ha intentado silenciar e intimidar a las voces que se atrevan a cuestionarlo. El gobierno de Xi Jinping se ha jactado de haber dado una respuesta oportuna y eficiente a la pandemia, insinuando cada vez más que el origen del coronavirus pudo haber tenido lugar fuera de su territorio.

El ejercicio como periodista ciudadana, término utilizado en China para referirse a quienes informan sobre acontecimientos guiados por un sentido de justicia y transparencia sin ser el periodismo su profesión, ha marcado la existencia de esta mujer que “buscaba ayudar a la gente” y lanza un llamado a la comunidad internacional sobre la urgencia de atender lo que ocurre dentro de este país y con quienes al igual que Zhang, están dispuestos a llegar hasta el final en su lucha por la defensa de sus derechos y de sus connacionales.

La abogada desapareció repentinamente el 14 de mayo según la organización proderecho humanos, Chinese Human Rights Defenders, misma que dio a conocer en septiembre que el determinante de su detención fue el que Zhang Zhan hablara sobre el pago de la ciudadanía por hacerse pruebas de COVID-19, al igual que el contenido que publicó referente a la comida podrida que recibieron los habitantes de Wuhan durante el confinamiento de once semanas.

El medio de comunicación South China Morning Post, ha dado a conocer que, tras su detención, desde junio la periodista ciudadana comenzó con una huelga de hambre como protesta por haber sido arrestada. A partir de entonces, las autoridades del Centro de Detención del nuevo distrito de Pudong la han alimentado a la fuerza a través de un tubo de alimentación; Amnistía Internacional se ha pronunciado sobre este acto el cual denominó como equivalente a tortura.

El 28 de diciembre se llevó a cabo su audiencia en un tribunal de Shanghái, ese día Zhang Zhan se convertiría en la primera periodista ciudadana en ser condenada por informar sobre la evolución de la pandemia en donde fuera el epicentro de la enfermedad, a pesar de que, según la defensa de la acusada, los fiscales no presentaron evidencias concretas sobre la “información falsa” de la cual se le acusa haber difundido. A pesar de la fragilidad física que la ha postrado en una silla de ruedas según lo afirmaron sus abogados, la protesta de Zhang continuó durante la audiencia, en la cual se mantuvo en silencio negándose incluso a confirmar su identidad mostrando una vez más la determinación de una postura que rechaza al autoritarismo, la censura y la violación a sus derechos aun cuando pareciera que lo ha perdido todo.

La historia de Zhang Zhan forma parte de una larga lista de represión a periodistas ciudadanos que han sido detenidos o desaparecidos desde el inicio de la pandemia por publicar información contraria a la propaganda del gobierno chino, la cual retrataba la respuesta a la enfermedad con un alto grado de eficiencia paralelamente a la realidad que fue captada por ciudadanos como Li Zehua, Chen Qiushi y Fang Bin.

La asociación Chinese Human Rights Defenders publicó en un informe que las autoridades chinas han intensificado la represión en línea bloqueando informes independientes, comentarios críticos de la respuesta del gobierno y el intercambio de información utilizando como excusa la lucha contra el coronavirus. De igual forma, las acciones de censura a la prensa han derivado en la expulsión de periodistas pertenecientes a medios internacionales como el Washington Post, The New York Times y Wall Street Journal.

La mirada crítica del ciudadano y el señalamiento de lo que no está funcionando en una estructura, son componentes esenciales para el funcionamiento de una sociedad. El respeto a los derechos humanos y, sobre todo, al que podría considerase la primicia de todos ellos como lo es la libertad de expresión, hoy vuelve a adquirir un enorme significado al encontrarnos con atropellos a este derecho como el encarcelamiento y la desaparición de personas que expusieron la realidad de una emergencia sanitaria que tuvo lugar en un punto específico de la tierra y que serviría como advertencia sobre lo que estaba por ocurrir a los cuatro puntos del mapa.

 En este inicio de década, la lucha por la defensa de los derechos humanos no puede detenerse ni ser cuestionada cuando la represión y la censura continúan siendo herramientas de quienes se encuentran en el poder para acallar a los individuos que han dejado el miedo a un lado en la búsqueda por la verdad y la libertad que, solo siendo ejercida, será capaz de trazar el camino hacia un mundo más justo para todos en el que el análisis crítico y la denuncia sean motivo de celebración y no de condena.

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Defiende Loera a Cruz 

Juan Carlos Loera que aspiraba a la candidatura a la alcaldía por Ciudad Juárez y terminó siendo el abanderado al Senado en la segunda posición por Morena, salió a defender al alcalde con licencia Cruz Pérez Cuéllar.

A través de las redes sociales publicó un video, acompañado del siguiente mensaje "Denuncio públicamente a la Gobernadora de Chihuahua por abuso de poder contra el alcalde juarense con licencia y por intromisión en el actual proceso electoral. Es urgente que el IEE actúe en consecuencia y se acaben los actos abusivos de quien debería velar por nuestro bienestar".

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