POLARIZACIÓN. Es el signo de la política en México desde el inicio de la actual administración federal, a través de la descalificación sistemática reiterativa de todo lo que se oponga y de todos lo que discrepen y critiquen la gestión pública del actual gobierno de la república.
Ya no es solo a los gobiernos anteriores y a los sectores empresariales, medios de comunicación y líderes de opinión que se manifiestan contrarios ideológica y políticamente a los dichos y acciones presidenciales, sino a todos los que ejerzan su derecho a la crítica constructiva que reconoce aciertos y señala errores o excesos.
La sobreexposición mediática busca sin duda contrarrestar la crítica, sin distinguir si es constructiva o aviesa, sí es de buena o mala fé; y se aplican sambenitos y adjetivos descalificativos para situar a los actores políticos y sociales y a la sociedad en general en dos categorías antagónicas con un estilo dualista, sea como buenos o malos, conservadores o transformadores, etc. con un simplismo preocupante que refleja una actitud de intolerancia que deja de lado los principios fundamentales de Democracia.
Recordemos que entre esos principios están:
Los primeros obligados a respetar los principios y valores de nuestra democracia son los gobernantes que deben de recordar que los ciudadanos tienen derechos y los gobernantes y funcionarios facultades que corresponden a la investidura que ostentan para ejercer el poder que se les confiere y que les hace diferentes al ciudadano común.
Esa investidura es inherente al cargo que se asumen mientras esté en el ejercicio mandatado. Por ello las afirmaciones u opiniones de un gobernante no son iguales a las de un ciudadano común pues tienen el peso que les da la investidura de quien las pronuncia o expresa y consecuencias o efectos de los que carece la opinión de cualquier persona común.
Por ello, para que la polarización deje de ser el signo del escenario político nacional con todas sus repercusiones negativas para la convivencia democrática de todos los sectores de la población; es deseable y necesario que en la relación entre poderes y niveles de gobierno, y en la de Gobierno de la República con todos los Sectores y Agrupaciones de la Sociedad, el trato sea más con un talante democrático, dialogante, respetuoso y moderado, que con un talante beligerante, autoritario y excluyente.
Que el carácter transformador, enérgico e innovador de el Ejecutivo Federal concilie más con la disposición negociadora de tolerancia y convivencia con los actores políticos y sociales antagónicos,
En el escenario político actual debieran atemperarse el estridentismo, el maniqueísmo y la intemperancia y dar paso a campañas electorales de propuestas, compromisos y confrontación de ideas ante la ciudanía.
Los Tiempos de la Pandemia van a marcar mas aún los tiempos electorales y a darle ambiente al principal enemigo de la Democracia que es en el abstencionismo electoral.