La generación sin miedo

El otro día circulaba en redes sociales una imagen que mostraba a una chica con un cartel que anunciaba: “Se metieron con la generación equivocada, que no tiene nada que perder, ni trabajo, ni pensión, no tenemos nada. ¿Qué miedo va a haber?”

Cuando leí el texto, asumí que se trataba de una manifestación realizada en nuestro país. Pues no es un secreto que el gobierno (presente y pasado) ha dejado sin futuro a los que llamaba “el futuro de México”, los niños y  los jóvenes  que tendremos que enfrentar las consecuencias de la escasa oferta de empleo formal, la privatización de las pensiones, la reducción al presupuesto educativo, el retraso tecnológico por la falta de inversión y el aumento de la brecha de desigualdad.

Investigando un poco, me di cuenta que la fotografía en realidad era del paro histórico realizado el 21 de noviembre del 2019 en Colombia, cuando centenares de miles de colombianos salieron a marchar por la falta de inversión en educación, la edad y fondos de jubilación, así como por la ola de violencia agravada con el gobierno del presidente Iván Duque Márquez.

Lo interesante es que  la frase no ha  perdido su vigencia y ha sido replicada con éxito por jóvenes de Perú, Paraguay y otras partes de América Latina que han decidido alzar su voz ante la tendencia por parte de los Estados, al abandono de las demandas de la población joven.  Las manifestaciones quizá no han repercutido en beneficios para la sociedad directamente, pero han frenado políticas injustas, como la cancelación de la reforma tributaria en Colombia, ayer.

Como vemos, esta nueva mentalidad no es la de un apostador de casino, que sin poseer nada arriesga todas sus ganancias con la esperanza de volverse millonario, en cambio, es la de un cojo que no espera que suceda un milagro y vuelva a caminar igual, pero  se rehúsa a que le arrebaten su bastón.

Siendo realistas el proceso electoral no promete mejorar las condiciones de nuestra generación, las propuestas de los candidatos (disponibles en sus respectivos sitios web) que van dirigidas a este sector de la población siguen siendo las mismas de siempre, “Invertir en la infraestructura de las escuelas” “Generar condiciones laborales para los jóvenes” “Cobertura de becas”.

Así pues, la campaña electoral en México no inició con el entusiasmo de los ciudadanos novatos, sino con la tarea de estudiar a los candidatos que nos aseguren que seguiremos conservando los derechos que ya tenemos y que cada día se amenaza con quitarnos.  Les dejo datos recientes para que seamos la voz de los que no pueden expresarse en las urnas.

La ley protege el derecho de los niños a la vida, a la supervivencia y al desarrollo, pero según la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) en 2021 han muerto 7 niños en promedio al día.

La ley marca el derecho de los niños a una vida libre de violencia y a la integridad personal, pero al diputado Saúl Huerta no le llegó el memorándum.

Los niños tienen derecho a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral, pero en Guerrero, como sucede en nuestra propia entidad, los niños deben elegir entre unirse a las filas de la policía comunitaria (autodefensa) o ser reclutados por los grupos delictivos de la región.

Los niños tienen derecho a una nacionalidad, pero todos los día vemos como familias completas se separan ante la necesidad de desplazarse a Estados Unidos para obtener mejores condiciones de vida.

Los niños tienen derecho a la educación, pero entre la deserción escolar y la cancelación de PLANEA ( tal vez también la PISA) resultan desconocidos los rezagos en este ámbito.

Somos la generación que nació con miedo, la que sabe diferenciar entre balazos y cohetes, porque creció durante la guerra contra el narco, nos ha tocado vivir dos crisis económicas y dos emergencias sanitarias, pero no estamos dispuestos a tener menos que nada, porque como dijo Platón:“ La necesidad es la madre de las inventivas”.