Por: Alicia Soto
Correo: alysotoc@gmail.com
Facebook: @alysotopsicologa
El fin y comienzo de año trae consigo diversos sentimientos, desde la nostalgia por la perdida de un ser querido, hasta la ilusión por el inicio de un nuevo proyecto. No es de extrañarse, que veamos el inicio de otro año, como una nueva oportunidad para ser la mejor versión de nosotros mismos: más saludables, ahorrativos, cariñosos, etc., sin embargo, para la mayoría de las personas esos propósitos suelen ser efímeros, al principio de año los gimnasios están llenos, los nutriólogos no tienen espacio para la cantidad de citas solicitadas y la alcancía parece ir progresando; sin embargo, en febrero parece que la amnesia social se hace presente y olvidamos todo lo que proponemos, e inclusive hacemos chistes de nuestros propósitos no cumplidos.
Una de las principales causas por las cuales no cumplimos nuestras metas, es por la severidad de las mismas y la baja tolerancia a la frustración. Establecemos propósitos que requieren mucho trabajo y esfuerzo, requieren más compromiso del que hemos tenido en todo el año, y debido a que las generaciones jóvenes no saben esperar y quieren toda de manera instantánea, tienden a abandonar sus proyectos ante la falta de rápidos resultados.
Para que este sentimiento de desesperanza aprendida – sí, así se le llama al abandonar las cosas cuando no vemos resultados – no aparezca súbitamente, tenemos que ser realistas con nuestros sueños y metas; si no te pudiste hacer una sola sentadilla en todo el año, no pienses que mágicamente te vas convertir a en una persona fitnnes, es decir, proponte media hora de ejercicio por lo menos los primeros meses; de igual manera, hay personas que quieres seguir dietas mágicas que las harán bajar de peso en 15 días, cuando lo que necesitas es un plan personalizado por un profesionista de la salud, que te ayude poco a poco a cumplir tu propósito.
Recuerda que las intenciones nunca son suficientes, si no hay un plan de acción que las respalde. Los sueños no se van cumplir en realidad con solo desearlos, necesitas arriesgarte a intentarlos, quizás fracases en el proceso, pero no intentarlo ya te hizo fracasar.
Por: Alicia Soto
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