Por Iris Banda
Columna | Ambiente y Sostenibilidad
irisbandavillanueva@gmail.com
El año está iniciando y se respiran aires de optimismo y buenos deseos en la ciudad. Los propósitos para este año aún se mantienen frescos en las mentes de las personas y parece un buen momento para reflexionar e incluir en la lista algunas acciones que darán un respiro al planeta. Sin embargo, la lista podría ser terriblemente abrumadora, así que propuse un solo objetivo, claro, conciso y de gran impacto, donde todos los miembros de la sociedad pueden contribuir: reducir el uso de plásticos desechables.
Últimamente se han vuelto virales las campañas para evitar el uso del popote. Algunas personas pensarán que es exagerado siendo que es un artículo de pequeñas dimensiones, casi insignificante. Pero la cuestión va más allá de eso, y es que los popotes son uno de los muchos artículos de uso efímero (20 minutos en promedio de vida útil), pero que tardan cientos de años en desaparecer y mientras tanto, se acumulan en los rellenos sanitarios, ríos y sobretodo, en el océano.
Si pensamos en otros artículos de uso diario, nos encontramos con que la bolsa de plástico de supermercado tardaría 150 años en desaparecer, y que el plato y el vaso de unicel de aquel día que festejamos un cumpleaños tardarían en degradarse algunos 75 años, cada uno.
En un esfuerzo por cuantificar los fragmentos de plástico, se estimó que existe 5.25 trillones de partículas suspendidas en los océanos del mundo, y que pesan alrededor de 268 mil 940 toneladas. La situación ha tomado gran preocupación debido a la aparición de tortugas marinas, peces y aves acuáticas en cuyos tractos digestivos se encontraron fragmentos de bolsas, globos, popotes y botellas plásticas. Se ha reportado que alrededor del 10% de los peces marinos del Golfo de México tienen restos de microplásticos en sus tractos digestivos; entonces consumir alimentos del mar se ha vuelto cuestionable para la salud.
Aunque parezca trillado las tres r (reducir, reutilizar y reciclar) siguen vigentes de manera global. Reducir es la primera y más importante de las tres, pues a diferencia del reciclaje y la reutilización, se ahorra en la aplicación de energía y recursos para convertir un artículo en otro. Es por eso que si puedes evitar usar popote, hazlo, y si es necesario adquiere uno reutilizable. Compra y reutiliza un termo para tomar agua o café y aprovecha que algunos establecimientos de la ciudad ofrecen un precio especial a los clientes que se suman con esta causa. No olvides llevar tu bolsa reutilizable al supermercado, y cuando hagas una fiesta y no quieres lavar la vajilla, prefiere platos y vasos hechos con base en fibras naturales y más fácil descomposición.
Un paso a la vez. Tal vez sea complejo realizar todas estas acciones de un día a otro, pero la buena noticia es que el año apenas va empezando y todavía nos quedan más de 300 días que son 300 oportunidades de hacer un cambio.
Por Iris Banda
irisbandavillanueva@gmail.com