Un Gobernante sin Estado

Colaboración especial / Carlos Reyes López

No sucede pocas veces que el ímpetu con que un candidato a la gubernatura se disipa por arte de magia una vez que es investido en el cargo. Algo pasa con las campañas que dan la impresión de agotar a los candidadtos al punto de necesitar seis años para recuperar el pulso perdido. O, quizás, la falta de iniciativa y de interés resida en que conseguido el puesto, con el objetivo logrado y la meta alcanzada, aquellas promesas que operaron como caballo de combate terminan tan agotadas como el propio jinete. La coherencia entre candidato y programa salta por los aires una vez en el ejecutivo, como si la intensidad de la campaña fraguada en la lealtad entre candidato y promesas cancelara también la duración de ese matrimonio. No es descartable que las promesas de los candidatos, formuladas muchas veces de acuerdo al oportunismo electoral, perdieran su relumbre tras la victoria, transformándose así en lastre en vez de motor. El programa electoral y, por tanto, las promesas, no dejan de ser matrimonios de circunstancias para el candidato. Asunto no menor que exhibe una relación con el poder que poco tiene de democrática y mucho de vanidad.  

            Javier Corral construyó su estrategia electoral sobre la manida aprehensión de su predecesor, César Duarte, por sospechas de corrupción. El actual Gobernador convirtió la sospecha en certeza absoluta frente a la que había que actuar. En lo electoral, parece que le resultó la maniobra puesto que resultó vencedor. Como gobernante, el compromiso de encerrar al antecesor le está saliendo caro. La obsesión de Corral por conseguir que la justicia sentencie a Duarte ha ocupado la mayor parte de la acción política del gabinete. Los resultados están a la vista: ni Duarte está en la cárcel, ni los votantes se han visto beneficiados por el Gobierno. La fijación en Duarte es inversamente proporcional al olvido en que se encuentran los chihuahuenses por parte de Corral y, además, con las mismas expectativas en lo inmediato. Tan difícil como que Duarte acabe en la cárcel durante este Gobierno es que el Gobernador atienda las necesidades de los ciudadanos. Corral está en un callejón sin salida que amenaza con prolongarse hasta el final de su mandato. Curiosamente, ese poder absoluto que el actual Gobernador advertía en Duarte, es el mismo del que ahora goza. De manera que, o bien no es tan absoluto ese poder, o bien no hay elementos suficientes para que su predecesor acabe entre rejas. En ambos casos hubo una presunción por parte de Corral que la realidad desbarató, como descalabró las esperanzas de los ciudadanos en su Gobierno. También en campaña es necesario respetar el Estado de Derecho, comenzando por la presunción de inocencia de cualquier ciudadano, sin importar si es o no Gobernador.

            Tras llegar al cargo, impulsado por el gusto a los reflectores y micrófonos, Javier Corral inició una publicitada campaña poniendo en el centro el encarcelamiento de Duarte. Tras años sin conseguirlo, ha perdido los focos y las cámaras, su decisión por cumplir la promesa se ha resquebrajado, su convicción para llevar a Duarte ante los tribunales ha mermado. Desgastado y desprestigiado, parece ya tarde para concentrarse en lo que debió interesarle desde el comienzo de su gestión: el servicio a los chihuahuenses. Así las cosas, no puede sorprender que sea uno de los gobernadores peor evaluados de la República.

            Como todo tiene consecuencias, el descrédito de Corral no sólo le afecta a él, sino también al partido que representa, el PAN, e igualmente a los demás partidos tradicionales. Con Corral parece que se desmorona una manera de entender la política por parte de unos políticos incapaces de acortar la distancia entre representantes y representados. Pero el asunto no debería terminar aquí, puesto que habría que exigir responsabilidades a los gobernantes por el incumplimiento de sus promesas.      

Tips al momento

Ataque contra candidato a gobernador deja a inocentes heridos

A través de las redes sociales, el candidato a gobernador de la coalición Mejor Rumbo Para Puebla, Eduardo Rivera Pérez, anunció que ha suspendido su gira de campaña al interior de la entidad, luego que su domicilio fuera blanco de ataque armado y aseguró que sería de un móvil político.

"Me han informado que la seguridad del lugar donde vivo ha sido vulnerada. He suspendido mi gira en el interior del estado y en este momento estoy regresando a la capital. Mi familia está bien. Me comentan que hay personas inocentes heridas. Información apunta a que hubo un móvil político contra mi persona. Más adelante estaré compartiendo más información. ¡No se vale carajo!", compartió en redes sociales. Eduardo Rivera solicitó protección a las autoridades estatales en enero.

Hubo muestras de solidaridad para con él y su familia, pero también el enfatizar que estas elecciones serán recordadas como las más violentas en mucho tiempo.

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"Me han informado que la seguridad del lugar donde vivo ha sido vulnerada. He suspendido mi gira en el interior del estado y en este momento estoy regresando a la capital. Mi familia está bien. Me comentan que hay personas inocentes heridas. Información apunta a que hubo un móvil político contra mi persona. Más adelante estaré compartiendo más información. ¡No se vale carajo!", compartió en redes sociales. Eduardo Rivera solicitó protección a las autoridades estatales en enero.

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