La coctelera es un utensilio en que se repara poco, pero que opera como metáfora ajustada de algunas situaciones. En un recipiente se vierten diversos ingredientes líquidos, en ocasiones apegados a la receta de rigor, en otros sujetos a la inventiva del barman o del ocioso de turno con un resultado imprevisible que puede llevar a la sorpresa o a la decepción.
Cada ingrediente, de acuerdo a su densidad, peso, cantidad y consistencia se combina de manera diferente con los otros. Algo semejante sucede en el ambiente político chihuahuense. Da la impresión de que las ocurrencias de cada figura pública o de cada partido obedecen a la necesidad del momento y no a una estrategia planificada y paciente de posicionamiento.
La ansiedad y la impaciencia dictan unas actuaciones y unas declaraciones que se transforman en una efervescencia que impide tener una idea cabal del panorama. Este estado de ánimo cambiante y móvil contagia a los ciudadanos. En lugar de que los políticos transmitan certezas parecen entregarse a una incertidumbre de la que los ciudadanos son también rehenes.
Quien hoy está arriba en las preferencias, mañana por los mismo motivos puede estar fuera del tapete. Las ofertas de los precandidatos y candidatos son insignificantes si no se acompañan de evidencias de la eficacia de éstas y de la competencia de quien las propone.
Esto le sucede a la alcaldesa de Chihuahua, María Eugenia Campos con el proyecto de iluminación, a imitación del presidente municipal de Ciudad Juárez, Armando Cabada. Por otro lado, el senador de Morena Cruz Pérez Cuéllar denuncia la opacidad del “Proyecto de Reconversión Tecnológica del Alumbrado Público de la Ciudad” que, entre las brumas, advierte una estrategia de negocios privados. La hipotética sucesora de Javier Corral quizás haya perdido sus posibilidades como sucesora a la candidatura a la gubernatura. El proyecto de alumbrado “tendría un costo inicial de 6 mil millones de pesos, que representa el doble del presupuesto de egresos anual en la capital…”
Esta situación exhibe una realidad que no pocos quieren negar. Los partidos tradicionales están más ocupados en sus peleas intestinas que en gobernar y presentarse como opciones fiables ante los ciudadanos. No es descartable que esta desorientación que únicamente se explica desde la ambición personal de los implicados, contamine también a MORENA, ahora mismo el moviiento mejor posicionado para alzarse con la victoria en 2021. Todo indica, sin embargo, que incurrirá en los mimos errores que PRI, PAN, PRD, MC, etcétera. Alfin, no deja de ser un partido que recicla a sus militantes de otros partidos. Algo indica que los partidos tradicionales no definirán los resultados del 2021. Parece muy evidente que para éstos la política es sólo una actividad dirigida a colmar el propio beneficio. La negligencia y desinterés a la hora de gobernar la capital y el Estado no demuestran otra cosa. La clase política es ya una casta, separada del ciudadno, al margen de la sociedad, interesado únicamente en satisfacer sus intereses.
Con todo, hay signos optimistas de que el servicio que requiere la sociedad desde la política, quizás la ocupen no ya los políticos, sino ciudadanos verdaderamente comprometidos con los chihuahuenses. Dada la capacidad de Chihuahua para innovar en temas políticos en la República, no parece una improbable que los ciudadnos, cansados y aburridos de la mezquindad y rapacería de la clase política, miren hacia uno de los suyos para que tome las riendas del Gobierno del Estado. Chihuahua siempre soprende y alecciona, no hay razón alguna para que no lo haga en un par de años. Son los propios políticos y los partidos quienes se ganan día a día el repudio de la sociedad.