Les roba el corazón

No pisaba ese lugar desde hace 10 años, pero parecía que ahí el tiempo se había detenido.

Ahí estaba el mismo estanquillo de golosinas, refrescos y pays de queso que tanto le gustaban a aquel niño, ahora seleccionado nacional de 22 años.

También estaban decenas de chiquillos pateando un balón y levantando polvo. Todos lo hacían como Carlos Rodríguez: soñando con ser futbolista profesional.

Charly regresó a la tierra que lo vio nacer como Rayado.

Ya como campeón de "Concachampions" con el Monterrey y con estatus de tricolor, Rodríguez pisó de nuevo la cancha de polvo, escaso césped y piedras de la Escuela Oficial de Rayados San Nicolás, en la que se forjó convirtiéndose en un fino mediocampista.

"Son recuerdos bonitos que se te vienen a la mente de cuando eras niño y venías a jugar acá, disfrutabas el entrenar, ensuciarte, llegar a casa y quitarte la ropa sucia; era algo muy bonito que tal vez ahora es diferente porque ahorita ya tienes un poco más de responsabilidad, antes era más de diversión", dice Rodríguez, mientras los futuros "Charlys" y su entrenador Eliseo Aceves lo rodean.

"Algo ayudó el pisar canchas peores que ésta, pero creo que aquí se forjan muy buenos jugadores, fue algo bonito y es bonito ver a mis padres que recuerdan todo el esfuerzo que hicieron para que yo pudiera estar en una cancha jugando, es algo muy bonito y esperemos en Dios que salgan muchos más jugadores que calidad".

El domingo Charly tendrá que reportar con la Selección Nacional y seguro lo hará motivado tras revivir, rodeado de niños y sus papás, las experiencias en esa cancha de tierra de la Colonia Santa María.

Jesús Carvajal | Reforma