Los peligros del positivismo

Colaboración especial / Ligia Rivera

Dentro de la psicología y la vida cotidiana, el positivismo o pensamiento positivo son tendencia en las nuevas generaciones; bajo la creencia de que pensar de manera positiva, cambiará significativamente nuestra autoestima y seguridad. Sin embargo, las personas que tienen una autoimagen deficiente, pueden llegar sentirse emocionalmente heridas o abrumadas, cuando de positivismo se trata.

Lejos de lo que se cree, todas las emociones son importantes y necesarias en nuestra vida, incluso aquellas que llamamos negativas. El problema más relevante del positivismo es que trata de negar las emociones negativas, disfrazándolas de buenos pensamientos:  soy bonita, soy inteligente, me siento bien, etc., provocando ansiedad innecesaria, es decir, comprometiendo a las personas a sentirse bien mágicamente.

Los pensamientos negativos no deben de ser evitados, deben de ser educados. Las personas tienden a ser extremistas: o son demasiado negativas o positivas y para ser sincera ninguna de las corrientes, es puramente buena. Por tanto, el objetivo del pensamiento debe ser llevarnos a una estabilidad emocional; en donde si bien, los escenarios en los que desenvolvemos no son los ideales, podamos encontrar la manera de sacarles todo el provecho posible.

Siempre habrá situaciones, eventos, crisis, personas, etc. que no sean totalmente de nuestro agrado, pero tenemos que tener en cuenta que nosotros no podemos controlar esas situaciones, que muchas de ellas están totalmente fuera de nuestro alcance, así que pensar que lo peor que nos puede pasar no es útil; pero tampoco se trata de alegrarnos por las cosas malas que nos pasan.

Lo ideal es – en la mayoría de los caso- darnos oportunidad de externar lo que sentimos y pensamos, sea positivo o negativo; pero ojo, es solo externar, no convertirnos en victimas de las circunstancias o de las personas, es decir, sí, es malo e indeseado lo que te paso, pero no es lo peor que te pudo haber pasado. Después de externar las emociones, debemos tomarlas y hacer algo con ellas que sea útil para ti o para los demás; por ejemplo, si estas enojado por la contaminación, toma tu molestia y conviértela en acciones como limpiar el parque que esta frente a tu casa; si estas triste por la perdida de un ser querido, toma esa tristeza, para visitar a los familiares y amigos, que no has frecuentado. Es decir, no te quedes con la emoción negativa y tampoco trates de convertirla en un pensamiento positivo, más bien tómala y conviértela en acciones.

Los pensamientos y emociones son necesarios para nuestra vida. Úsalos siempre a tu favor, pero evita engañarte en le proceso.

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