Ya está aquí

López Gatell, hace unas semanas, declaró que era inevitable que el coronavirus llegara a México. Pues ya está aquí. AMLO se había preparado para recibirlo. Y ya lo recibió. Hasta ayer había cinco casos confirmados. El número de afectados se multiplicará día con día. Hay que reconocer el trabajo y la información que realiza el Secretario de Salud. El seguimiento es puntual. La información escrupulosa. La importancia que AMLO y López Gatell le conceden al covid-19, sin regatear cifras, datos e itinerarios, transmite sensación de seguridad. Se agradece. Otra cosa es que México esté debidamente preparado para combatirlo. El tiempo lo dirá. Lo que parece inobjetable fue la aplicación de controles en las vías de entrada al país, particularmente de aquellos vuelos procedentes de focos de infección. Las medidas preventivas fueron rigurosas. Ahora, sin embrago, ya no valen las palmaditas en la espalda de la Organización Panamericana de Salud ni de la Organización Mundial de la salud. Llama la atención la virulencia que ha adquirido en Italia, país del primer mundo, con una sanidad pública competente, pero con una mortalidad relevante a causa del coronavirus. A pesar de que el rigor en la aplicación de los protocolos es exquisito, ahora es el momento demostrar la afirmación del Presidente según la cual México tiene una sanidad pública extraordinaria. El asunto mueve a preocupación. La actual crisis de la salud derivada del desabasto o adulteración de medicinas induce a sospechar que la situación no está para echar cohetes. El covid-19 llega en mal momento para la administración federal, en que el ámbito de salud es sólo uno de los síntomas.

            Ya veremos si, en efecto, México puede hacer frente al coronavirus. De momento, lo inteligente es desconfiar prudentemente de la confianza transmitida por López Gatell. Es cierto, por otro lado, que voces autorizadas prefieren quitarle hierro al covid-19. Hay consenso al considerar que después de la violencia del brote, se transformará en un virus estacionario de la época invernal. Este es el recorrido del habitual de cualquier virus. Sin embrago, es necesario combatir el primer brote, toda vez que todavía no hay vacuna aunque seguramente se tendrá en semanas o pocos meses. Hasta ese momento hay que combatirlo, exigiendo al gobierno el mismo profesionalismo en la atención de los pacientes que el que demuestra en la prevención. Pero las consecuencias económicas en forma de amenaza ya han aparecido. El gobierno del vecino del norte está considerando cerrar la frontera por emergencia de salud. Lo que no pudieron hacer los migrantes o el crimen organizado, lo podría conseguir el virus. Desde luego, las pérdidas económicas serán enormes para México. Lo que abonado a una economía en recesión sería definitivamente dramático para nuestro país. Ni modo que Trump le diga también a López Obrador que frene el coronavirus, aunque quién sabe.

            No hay motivo para alarmarse excesivamente por el covid-19. En todo caso, lo habría según reaccione la Secretaría de Salud ahora que ha llegado a México. Pero las consecuencias de la infección al margen de la salud las conoceremos en las próximas semanas. En lo personal, la gestión que hace López Gatell me transmite confianza, sólo espero que no defraude.

Jorge Camacho Peñaloza