Antes de que comenzara la pandemia del nuevo coronavirus, la idea de que el gobierno destinara una parte de su presupuesto para darle dinero directamente dinero a los ciudadanos que lo solicitaran, trabajaran o no, sonaba descabellada; pero una vez que algunas personas fueron despedidas de su trabajo derivado de los negocios que habían quebrado, es cuando volvió al debate en el País para su implementación sin llegar a concretarse.
Naciones como España, Finlandia, Canadá y parcialmente Estados Unidos y Togo, han experimentado el poder asegurar a sus ciudadanos las necesidades básicas; salud, alimentación, vivienda etc. Ya que una vez cubiertas, podrían dedicarse a realizar lo que les gusta.
La ONU ha propuesto recientemente el ingreso básico para 2.700 millones de personas en 132 países que costaría 199.000 millones de dólares al mes, lo cuál ayudaría al aumento de liquidez entre los ciudadanos para la reactivación de los negocios.
En el caso de México existe la viabilidad para entregar el recurso económico que el ciudadano de manera voluntaria e incondicional desee recibir la cantidad estimada que sería calculada por el monto total destinado a programas sociales, divido entre la población del país, dando como resultado la cantidad mensual que recibiría cada mexicano.
La renta básica universal ayudaría al sector obrero a recuperarse del golpe económico, al mundo emprendedor para abrir negocios a sabiendas que se asegura del sustento familiar, y además también beneficiaría a los grandes grupos empresariales porque la gente consumiría más por el aumento de dinero en el bolsillo de los ciudadanos.
Es un juego de ganar-ganar, que por cuestiones meramente políticas no se ha llevado a cabo, existe la posibilidad de haya un consulta popular para materializar el presente, el futuro y los sueños de muchos mexicanos y mexicanas por un país mejor.