Fiebre alta, dolores corporales, fuertes dolores de cabeza y agotamiento son sólo algunos de los síntomas que cinco participantes en dos de los principales ensayos en fase 3 de vacunas contra el nuevo coronavirus manifestaron sentir después de recibir las dosis.
Se trata de tres voluntarios en el estudio de Moderna y dos en los ensayos de última etapa de Pfizer, que entrevistó la cadena norteamericana CNBC, quienes refirieron que si bien los síntomas eran incómodos y, a veces, intensos, a menudo desaparecían después de un día.
Los ensayos de fase 3 son el último paso crítico necesario para que las vacunas se prueben a gran escala en seres humanos antes de que sean aprobadas para su distribución. Y luego de que el laboratorio AstraZeneca haya debido interrumpir su estudio por supuestos efectos adversos graves en una de las participantes del Reino Unido, las compañías farmacéuticas más avanzadas en los ensayos abrieron sus protocolos de seguridad como muestra de “transparencia” a la sociedad y para especificar cómo se llevan a cabo los ensayos finales.
Luke Hutchison es un biólogo computacional de 44 años de Utah, y dijo que se inscribió en el ensayo de fase 3 de Moderna porque está sano, en buena forma física y cree firmemente en las vacunas. Específicamente quería apoyar el esfuerzo de Moderna, ya que estaba intrigado por el enfoque basado en ARN de la empresa. Si bien aún son experimentales, las vacunas de ARNm ofrecen tiempos de desarrollo y producción más rápidos, lo que podría ser un gran beneficio durante una pandemia mundial que provocó más de un millón de muertes.
Una mujer de 50 años de Carolina del Norte es voluntaria en el estudio de Moderna y dijo que no experimentó fiebre, pero sufrió una fuerte migraña que la dejó agotada durante un día e incapaz de concentrarse. Dijo que se despertó al día siguiente sintiéndose mejor después de tomar una medicación, pero agregó que es posible que Moderna deba decirle a las personas que se tomen un día libre después de una segunda dosis.
En otro orden, el epidemiólogo Peter Bach, director del Centro de Políticas y Resultados de Salud en el Memorial Sloan-Kettering, destacó que “los beneficios para algunos grupos jóvenes y saludables pueden ser de naturaleza secundaria”.
En otras palabras, vacunarse contra el coronavirus, como usar una máscara, puede ser un acto de servicio para ayudar a proteger a los demás. Pero los funcionarios de salud pública pueden tener dificultades para lograr que algunas personas usen una máscara , lo que indica que incluso más personas pueden ser reacias a recibir la vacuna.
Tomado de Infobae