Jethro Tull, el precursor de la Revolución Agraria que dio nombre a una banda de rock

Muchos lectores aficionados al rock recordarán los títulos de Aqualung y Thick as a brick. Son los álbumes más exitosos de la banda británica Jethro Tull, cuyo peculiar nombre tiene un curioso origen: está tomado del personaje histórico homónimo, un abogado inglés dedicado a la agronomía que en 1700 inventó una nueva sembradora de tiro animal. Con ella y otras aportaciones mejoró considerablemente las técnicas de labranza y es considerado uno de los responsables de la revolución agrícola del siglo XVIII, así como precursor de la Primera Revolución Industrial.

Su padre, que se llamaba igual que él, y su madre, Dorothy Buckeridge, le engendraron en Basildon, ciudad del condado de Berkshire donde nació, aunque creció en el vecino pueblo de Bradfield. Su fecha de bautismo es el 30 de marzo de 1672, año importante en la historia del país porque fue en el que su rey, Carlos II, firmaba la Declaración Real de Indulgencia, suspendiendo las leyes que penalizaban a los católicos y otros disidentes religiosos.

Las dos localidades de su infancia se hallan en el sur de Inglaterra, a pocos kilómetros de Oxford, que fue el lugar elegido para su educación: a los diecisiete años de edad se matriculó en el St. John’s College, uno de los colegios privados de la prestigiosa universidad, que destacaba sobre todo por sus estudios de religión y Derecho. Éstos últimos fueron los elegidos por Tull, que sin embargo no llegó a concluir porque poco después, a finales de 1693, ingresó en The Honourable Society of Gray’s Inn, una de las cuatro Inn’s of Court (asociaciones profesionales de abogados y jueces) de Londres.

Hasta 1699 Tull trabajó en Staple Inn, un edificio de estilo Tudor que todavía se conserva, pero no estuvo mucho en ese puesto porque dicha sociedad había entrado en declive durante la Guerra Civil y la Restauración no mejoró mucho su situación. Por tanto, dijo adiós a la abogacía y tras casarse con Susanna Smith, con la que tuvo un hijo y dos hijas, regresó al campo, a la granja de su padre. La familia se instaló en Howberry, en la parroquia de Crowmarsh (Oxfordshire), aunque Tull todavía no pudo asentarse porque desde su estancia en Londres padecía una enfermedad pulmonar y decidió buscar cura en el continente.

Por esa razón viajó a Montpellier y desde allí inició la ruta que se conocía como Gran Tour, término acuñado por el sacerdote viajero Richard Lassels en su obra Voyage d’Italie para aludir a un itinerario típico de la época que visitaba Francia e Italia -después se añadieron España y Grecia- y realizaban jóvenes de todos los países con el objetivo de conocer el arte y la cultura de esos lugares (Goethe, Chateaubriand, Byron…), manteniéndose como una auténtica moda hasta el primer cuarto del siglo XIX.

Quizá Tull no se interesó especialmente por esos temas ni encontró una solución al problema médico, pero a cambio analizó detalladamente todo lo referente a la agricultura que le parecía susceptible de adoptar en Inglaterra para mejorar el rendimiento del campo, con especial interés en el cultivo de viñedos. Pasó un lustro yendo y viniendo, aplicando todo lo que iba aprendiendo, y entre 1701 y 1702 dio una vuelta de tuerca al asunto agrónomo haciendo su propia aportación: una sembradora mecánica.

Según explicaría él mismo, todo empezó a raíz de un conflicto con sus empleados, reticentes a todas las innovaciones que trataba de instaurar porque temían que sus servicios con el arado quedasen obsoletos. Las máquinas para sembrar apenas habían cambiado desde que el veneciano Camillo Torello patentara la primera en 1566, aunque en general se trataba de artilugios caros y frágiles, por lo que la inmensa mayoría de los campesinos seguía utilizando el método clásico de esparcir las semillas arrojándolas manualmente y luego rastrillar el terreno para enterrarlas.

La máquina de Tull, tirada por caballos, facilitaba las cosas haciendo en menos tiempo el mismo trabajo que requeriría varios hombres y distribuyendo las semillas con regularidad, lo que mejoraba el aprovechamiento del suelo y permitía un crecimiento más homogéneo de las cosechas. No obstante, la sembradora no tuvo demasiado éxito en un principio y ni siquiera trascendió más allá de los lindes de la granja familiar, una herencia de su padre (que, a su vez, la recibió de un tío) bautizada con el nombre de Prosperous Farm quizá con excesivo optimismo y a la que su dueño regresó definitivamente en 1709.

Así pasaron los años, pero Jethro Tull no se resignó y en 1731 escribió un libro titulado The new horse-hoeing husbandry (La nueva labranza por medio de tracción equina), con el que dio a conocer su invento. Eso no mejoró su maltrecha economía, pero le hizo entrar en la Historia y animarse a continuar por la vía emprendedora, pues a partir de ahí ideó una segunda máquina en 1733 que perfeccionaba la anterior (araba y sembraba simultáneamente dos tipos distintos de semillas en tres hileras a la vez, además de contar con una rastra dentada posterior para enterrarlas).

Asimismo, insistiendo en el asunto, diseñó otra sembradora con un sistema que permitía que las semillas cayeran de dos en dos, de modo que una quedase más profundamente enterrada que la otra y pudiera librarse de una plaga que solía asolar los cultivos: la Delia radicum o mosca del nabo, que pone sus huevos en el suelo para que las larvas crezcan alimentándose de lo plantado (no sólo nabos sino también coles, repollos, rábanos y otras especies crucíferas).

En 1736 publicó un segundo libro (A supplement to the essay on horse-hoing husbandry) respondiendo -o rebatiendo- las dudas y objeciones que había suscitado su máquina, entre ellas las de Duhamel de Monceau, Patullo o Thaer, pero especialmente las de Stephen Switzer. Era éste un diseñador de jardines que en 1734, en su obra The practical husbandman and planter, le acusaba de plagiar inventos ajenos y de burlarse de algunas de las técnicas descritas por Virgilio en las Geórgicas, por entonces consideradas casi un dogma de fe: la quema de rastrojos y el arado poco profundo de la tierra.

Tull argumentaba que los limitados conocimientos científicos de la época de Virgilio (que vivió en el siglo I a.C.) lastraban su trabajo y no le faltaba razón, aparte de que él era defensor de arar profundamente y rechazaba el uso de abono si no resultaba necesario. El debate entre Switzer y él se considera un precedente de la ciencia agrícola, justo cuando el Siglo de las Luces entraba en su etapa álgida, que en ese campo tuvo también otros teóricos. Y es que Jethro Tull no limitó su actividad al diseño industrial sino que también aprovechó lo observado en Europa sobre agricultura para teorizar y experimentar.

Así, como vimos, era partidario de que la propia tierra alimentase a las plantas, sin estiércol, de no aplicar barbecho más que en caso de extrema necesidad y de arar a menudo y profundamente para hacer más permeable la tierra y destruir las malas hierbas. En realidad era excesivamente dogmático y muchas de las cosas que decía eran erróneas, mientras que otras únicamente resultaban válidas en su experiencia personal, no siendo extrapolables. Pero sus teorías generales terminarían siendo admitidas por el mundo académico y adoptadas por los grandes terratenientes, lo que supuso un aporte nada desdeñable a la revolución agraria.

Ello no bastó para sacarle de la práctica pobreza en la que vivió toda su vida y en la que terminó muriendo en 1741. Eso sí, pasó a la posteridad como un adelantado, hasta el punto de que Prosperous Farm (o lo que quedó de ella, puesto que la mitad fue vendida post mortem para sufragar deudas) fue objeto de peregrinación para no pocos agrónomos ilustrados, caso de Arthur Young o William Cobbett. Nunca pudo imaginar que la fama mundial le llegaría dos siglos más tarde y por una disciplina que no había practicado: la música.

Fuentes

Jethro Tull, The horse hoeing husbandry | Norman Hidden, Jethro Tull I, II and III | Lluís Argemí, La revolución agrícola en España | David Nash, Jethro Tull (1614-1741) | Wikipedia

Con información de labrujulaverde.com

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