Viruela del mono: qué la distingue y por qué preocupa a la OMS

La viruela del mono, del simio o monkeypox sí existe y es una enfermedad infecciosa de la misma familia que la viruela, pero es menos grave. 

A diferencia del COVID-19, se espera que no se convierta en una pandemia, pues es una enfermedad de baja transmisibilidad. De momento, la OMS analiza si se declara como una emergencia de salud pública internacional.  

“Parece que no será un brote de la magnitud del COVID-19, pero sí tiene un potencial para convertirse en una epidemia seria, si no se tienen los cuidados adecuados como  cuarentena y seguimiento de los casos, pero con medidas epidemiológicas muy puntuales sí se puede controlar esta enfermedad”, dijo a Animal Político el médico veterinario Jorge Francisco Monroy, académico de la UNAM.

Si bien se trata de una enfermedad que ha estado presente en África por décadas, las alarmas internacionales se prendieron el pasado 7 de mayo, cuando se registró el primer caso actual en Reino Unido. 

De acuerdo con los datos abiertos de la OMS, hasta el 23 de mayo hay 244 casos, de los cuales 160 están confirmados y 84 son sospechosos. Los países afectados son Portugal, España, Canadá, Reino Unido, Italia, Bélgica, Estados Unidos, Israel, Australia, Suecia, Suiza, Países Bajos, Alemania y Francia.

Esta situación ha dado lugar a mucha desinformación, y por eso en esta nota te contamos lo que tienes que saber sobre esta enfermedad.

Síntomas de la enfermedad 

La enfermedad no se manifiesta de inmediato. El tiempo de espera entre que una persona se infecta y aparecen los síntomas puede ser de seis a 13 días, aunque puede extenderse hasta los 21 días. 

La OMS explica que la enfermedad se divide en dos fases y, con ello, hay síntomas en particular:

Periodo de invasión 

Hay fiebre, dolor de espalda, dolor de cabeza intenso, inflamación de los ganglios, dolores musculares y falta de energía. 

Periodo de enfermedad 

Hay erupción cutánea —similar a la de la viruela— que suele iniciar en la cara y luego se extiende al resto del cuerpo, como brazos, manos, pies y genitales. Estas erupciones primero son ronchas planas, luego se convierten en ampollas repletas de líquido, para finalmente hacerse costra.

Formas de transmisión

La transmisión puede ocurrir de animal a humano, de humano a humano o de un objeto a un humano, explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

Cuando el contagio se da un animal al humano, se produce por una mordedura o arañazo, preparar mal la carne consumida de animales silvestres o tener contacto directo con fluidos corporales o lesiones de un animal contagiado.  

“La principal transmisión es directamente de los animales. Si bien se puede dar entre humanos, realmente los casos que se dan entre humanos son los menos, pero sí hay riesgo de que se pueda transmitir”, comenta Monroy.

En el caso de un contagio de humano a humano, el virus se propaga a través de gotitas de fluidos que ingresan al cuerpo a través de una capa de piel que se conoce como ‘rota’ y que no es visible a simple vista. También, por vías como ojos, nariz y boca. 

Monroy agregó que, si bien el contacto con monos suele ser menos frecuente, en México sí tenemos contacto con ardillas, ratas, ratones o conejos porque están en nuestro entorno, pero de momento no hay evidencia de que nuestra fauna local tenga el virus.

¿Existe un tratamiento?

Actualmente no existe tratamiento específico para la viruela del mono. 

Las organizaciones médicas de Estados Unidos y España analizan la posibilidad de utilizar la vacuna de la viruela, que tiene décadas sin estar en esquemas de vacunación después de que se erradicó la enfermedad en 1980. En México, esa vacuna no se aplica desde 1972.

En caso de que esto se apruebe, la vacuna sería preventiva y ayudaría, pues la monkeypox pertenece a la misma familia de la viruela. 

La revista Nature explica que una de las propuestas de la comunidad científica estadounidense es utilizar la vacunación en anillo, un método en el que se vacuna a personas cercanas a la persona infectada para cortar la cadena de transmisión.

Pero a decir del académico de la UNAM, estamos lejos de tener que llegar a este panorama. “Yo esperaría que no fuera necesario, porque ahorita, insisto, es mucho más importante el reporte oportuno, tener este diagnóstico rápido, las pruebas confirmatorias y el seguimiento de contactos”, concluyó.

Monroy recomienda que mientras dure la enfermedad la persona afectada se aísle para evitar contagiar a otros. También sostiene que en este momento por el número de casos que hay en todo el mundo se puede contener la epidemia sin problema.

La propia OMS agrega que, al tener síntomas una persona, se debe evitar el contacto piel con piel o cara a cara con ella, además de limpiar las manos, los objetos y las superficies que se han tocado regularmente y utilizar cubrebocas.

Letalidad

La enfermedad no tiene altos índices de letalidad. Durante los brotes a nivel mundial se ha podido comprobar que su nivel de letalidad está entre el 1% y el 10%, presentando un mayor riesgo en los jóvenes. 

El académico de la UNAM explica que el riesgo parece ser mayor en menores de 16 años, pero en general la tasa de ataque es menor a 9%.

“Esto quiere decir que, si 100 personas se exponen al virus, más o menos nueve van a enfermar y de estas el 3% más o menos o el 2% pudiera llegar a morir; el riesgo a morir es relativamente bajo”, asegura el especialista de la UNAM.

Los brotes en el mundo 

Se le llama viruela del mono porque la primera vez que la descubrieron fue en 1958, en monos de laboratorio. Fue 12 años después que se tuvo registro de la enfermedad en un menor de nueve años, en la República Democrática del Congo. 

Desde ese entonces, al menos 10 países africanos presentaron brotes. 

De acuerdo con la OMS, la mayoría de los casos notificados ocurre en zonas rurales de la selva tropical en África occidental y la República del Congo. En este último país, su mayor brote ocurrió en 1996. 

Para el 2003, el virus llegó a Estados Unidos y contagió a 81 personas. No hubo muertos. En ese caso, la mayoría de los pacientes tuvo un contacto estrecho con perros que habían sido infectados por roedores africanos importados al país. 

Luego en 2017, Nigeria experimentó el mayor brote documentado con 172 casos sospechosos. Esto, 40 años después de los últimos casos confirmados en ese país.

La OMS reporta que entre el 15 de diciembre de 2021 y el 1 de mayo de 2022 hay mil 315 casos registrados en países africanos. 

Las alarmas internacionales se prendieron de nuevo el pasado 7 de mayo, cuando se registró el primer caso actual en Reino Unido. A las pocas horas se sumaron otros países, por lo que las autoridades hablan de una probable transmisión comunitaria y analizan cómo un virus apareció en poblaciones tan separadas: algunas de las hipótesis son que el brote tuvo un solo origen o el virus mutó para tener una mayor transmisibilidad.

Para saber más detalles de los brotes, puedes revisar la ficha informativa publicada por la OMS.

Con información de Animal Político