El padre jesuita, Javier Ávila, aclaró que la labor de la iglesia no es la de perseguir y detener a los delincuentes, además es absurda la visión de impartición de justicia limitada en los “abrazos” y la violencia, cuando lo que se pide es que se cumpla con la justicia, se detenga al delincuente y se le juzgue conforme a derecho y se está fallando en la responsabilidad del gobierno de proveer de seguridad a la población.
“Una cosa es que conozcamos nosotros a la gente y otra cosa que sea nuestra responsabilidad seguirlo y detenerlo, no, no se trata de eso”, respondió el Padre Javier Ávila al cuestionarle el señalamiento de que los sacerdotes callaron de la protección de autoridades de Chihuahua a José N. Alias “El Chueco”. Además que no coincide con algunas expresiones “por eso evito cualquier opinión, se me hace para mí que no tienen mucho fundamento”.
En relación a cuestionar a la Iglesia por decir que “no alcanzan los abrazos” y si lo que se pretende es responder con violencia contra la delincuencia, Javier Ávila aclaró “es una visión equivocada sobre la impartición de justicia, no se trata de venganzas, no se trata de revanchas, no se trata de pagar con la misma moneda, como ellos se están matando hay que matarlo, no. Simplemente se dice hay que impartir justicia punto, detener al delincuente punto, y juzgarlo conforme a derecho”.
“En ese sentido yo no estoy de acuerdo en que hay que darles abrazos, porque lo único que se pide, no se pide mátenlos a todos eso es tonto, es absurdo pensar eso. Lo único que se pide es que se cumpla la ley, se persiga al delincuente punto y se le juzgue al delincuente conforme a derecho punto, no más”, concluyo el sacerdote jesuita.