Raúl Arnoldo Gutiérrez Carreón, encargado de la escolta del comisionado Simón Esparza, en conjunto con sus dos encargados de turno, Luis Gerardo López Robledo, perteneciente a la Policía Municipal, y Juan Carlos Hernández Acosta, quien se dio de baja de la misma corporación por tener "cola que le pisen" y se dio de alta en la Policía Estatal, se la pasan hostigando y amenazando al personal, obligándolos a cargar las unidades blindadas que están a cargo de ellos, pidiéndoles que alteren el odómetro con mayor kilometraje...
Cuando ellos salen de turno aprovechan para "huachicolear" las unidades y sacarles el combustible tanto de las blindadas como las que tienen a su cargo para llevárselo a su domicilio; asimismo, obligan al personal a no comentar sobre los hechos ni decirle a otros compañeros que no forman parte de la escolta. Constantemente molestan al personal cuando tienen que salir fuera de la ciudad, mencionando que no habrá viáticos. Gutiérrez Carreón obliga a la gente que se haga cargo de sus gastos y alimentos cuando los mandan a trabajar a otros municipios, y aunque el personal lo cuestione él sólo responde que no le gusta batallar con las facturas, sin embargo él y un pequeño grupo que conocen y callan todo lo que hace son los únicos que resultaron beneficiados con viáticos...
Dentro de la escolta hay varios elementos con carpetas abiertas en Asuntos Internos y sin embargo son sus protegidos, ya que con ellos se apoya; es personal que laboró anteriormente en la PEC, un grupo de la Policía Estatal que finalmente fue disuelto por contar con infinidad de carpetas abiertas., además mantiene una relación amorosa con algunas compañeras, dos de ellas identificadas sólo como Jessy y Trejo, que son las queridas de Gutiérrez Carreón y López Robledo, personas con las que sostienen una relación dentro del grupo sin importarle los problemas que les puedan ocasionar, ya que una de ellas es esposa de un policía primero y la otra también está casada...
Asimismo, Gutiérrez Carreón solapa a Luis Gerardo López y a Juan Carlos Hernández Acosta el que ingieran bebidas embriagantes en las unidades y cuando las chocan no se da cuenta el comisionado, ya que les cubre todo lo que hacen, cómo hace poco, cuando chocaron y dañaron una Suburban blindada, la cual mandaron al taller con un desembolso de 200 mil pesos, recurso que salió de la Policía Estatal...
Por lo anterior, ya estamos hartos señor comisionado, lo único que hacen los encargados es amenazarnos, abra los ojos y dese cuenta a quién tiene a cargo; hasta casa se nos hizo rentar en Juárez para que no se diera cuenta la gente del secretario de la relación amorosa que mantiene con sus protegidas; pruebas hay muchas, hay compañeros que han querido hablar con usted y Gutiérrez Carreón los cambia de la escolta y los amenaza para que no hablen...
Sólo personal con antecedentes tiene en sus filas señor comisionado, no olvide lo que hizo Luis Gerardo López Robledo hace algunos años atrás, cuando le fracturó el pie a un ciudadano, caso que por cierto cuenta con una carpeta todavía vigente...
Todo el personal espera que las cosas cambien y que se acaben los abusos, pruebas hay muchas...