El escenario político mexicano ha abierto un nuevo capítulo, donde la Inteligencia Artificial (IA) se entrelaza con las campañas electorales, pero no solo para fines propagandísticos. Su presencia ha provocado un cambio significativo en el terreno de la información y la desinformación, revela Animal Político en un reportaje sobre la inteligencia artificial y su utilización en las campañas políticas en México.
El senador Ricardo Monreal, aspirante a la Presidencia de México en 2024 bajo la bandera de Morena, sorprendió al público al compartir un diálogo ficticio entre él y el expresidente estadounidense Benjamin Franklin. Este diálogo, creado por la IA, se convirtió en un elemento de su campaña, ilustrando la creciente influencia de la tecnología en la política mexicana.
Monreal no es el único político que ha abrazado la IA para sus objetivos electorales. Claudia Sheinbaum, quien finalmente resultó electa para representar a Morena en las elecciones, también recurrió a la IA para mantenerse en tendencia. Del mismo modo, Xóchitl Gálvez, virtual candidata presidencial de la oposición, empleó la IA para crear un video crítico contra su oponente.
Sin embargo, el uso de la IA en la política no se limita a la propaganda. También se ha convertido en una herramienta para desinformar y llevar a cabo ataques sucios contra los adversarios, incluyendo la suplantación de rostros y voces. Ejemplos de esto se han propagado en redes sociales, como imágenes manipuladas del presidente de Francia, Emmanuel Macron, participando en protestas en contra de sus propias políticas, o del presidente Putin arrodillado ante el líder de China.
Este crecimiento de la IA en la política ha llevado a una creciente preocupación, ya que las leyes electorales vigentes en México no abordan la manipulación de contenido generado por IA en campañas electorales. La falta de regulación en este sentido representa un vacío legal, lo que hace que la fiscalización del gasto y la veracidad del contenido sean aún más complicados.
Raúl Trejo Delarbre, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, advierte que los usuarios están en una situación de vulnerabilidad frente al contenido creado con IA, que podría ser falso pero extremadamente convincente.
México se encuentra rezagado en la regulación de la IA, en comparación con otras naciones que han adoptado principios éticos promulgados por organismos internacionales para abordar esta tecnología. Jimena Moreno González, abogada y especialista en tecnología, señala que en México no existe un marco regulatorio específico para la IA, y esto ha llevado a una situación de ingobernabilidad en la materia.
La falta de regulación adecuada se debe en parte a los intereses económicos en juego. La industria tecnológica es altamente rentable, pero el gobierno ha reducido su inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación en los últimos años, lo que coloca a México en una situación desventajosa en términos de regulación y desarrollo tecnológico.
Este problema se agrava por la falta de inversión en investigación y desarrollo, ya que México invierte mucho menos que la media mundial en estos campos, según un informe de la UNESCO.
La situación en México es reflejo de un problema más amplio: la falta de regulación de la IA en la política electoral. En Estados Unidos, también se debate sobre el uso de la IA con fines electorales y la difusión de contenido manipulado. La legislación actual no aborda adecuadamente este tema, lo que deja un vacío legal significativo.
La IA no solo se utiliza para propaganda, sino que también para ataques personales en campañas políticas, lo que plantea cuestiones éticas y de desinformación. Los deepfakes, contenidos falsificados creados con IA, se han vuelto cada vez más realistas y accesibles para cualquier usuario con software gratuito, lo que complica aún más la regulación.
El microtargeting, que utiliza datos demográficos e intereses para dirigir anuncios a grupos específicos de votantes, se ha vuelto aún más sofisticado con la IA, lo que plantea preocupaciones sobre la influencia y la manipulación de los votantes.
El acceso desigual a la tecnología IA también es una preocupación, ya que podría agravar la desigualdad social y política. Las personas más vulnerables, como las mujeres, los jóvenes y aquellos sin acceso a estas tecnologías, podrían ser los más afectados si no se aplican principios éticos y regulaciones transparentes en el desarrollo de algoritmos.
La regulación de la IA en la política se vuelve una cuestión urgente en un mundo donde la tecnología avanza más rápido que la legislación. La necesidad de abordar estos desafíos éticos y políticos es apremiante, ya que la IA seguirá desempeñando un papel fundamental en las campañas electorales futuras.
Tomado de massinformacion.com.mx
El reportaje se publicó originalmente por Animal Político.