Tras el no de los obispos de Malawi, Zambia y Kazajistán, ahora se suman los de Nigeria, Benín y Togo. Mientras la mayoría de episcopados europeos e hispanoamericanos dan la bienvenida a este texto, son los obispos de África los que están parando los pies a Roma ante sus desvaríos y excentricidades.
En Nigeria, país donde es habitual que cada mes tengamos noticias de secuestro y asesinatos de sacerdotes católicos, los obispos han emitido una nota clarividente en la que sostienen que «la Declaración reitera la enseñanza perenne de la Iglesia Católica sobre el matrimonio como una «unión exclusiva, estable e indisoluble de un hombre y una mujer, naturalmente abierta a la generación de hijos» y afirma enfáticamente que la Iglesia no tiene el poder de impartir una bendición sobre uniones irregulares».
Según los obispos nigerianos, «se invita a los que viven en uniones irregulares a no perder nunca la esperanza, sino a pedir la gracia y la misericordia de Dios, permaneciendo abiertos a la conversión».
Por tanto, haciendo una lectura estricta de la declaración «la Conferencia Episcopal de Nigeria asegura a todo el pueblo de Dios que la enseñanza de la Iglesia Católica sobre el matrimonio sigue siendo la misma. Por lo tanto, en la Iglesia no existe la posibilidad de bendecir las uniones y actividades entre personas del mismo sexo. Eso iría en contra de la ley de Dios, las enseñanzas de la Iglesia, las leyes de nuestra nación y las sensibilidades culturales de nuestro pueblo».
La declaración está lejos de ser una aprobación o validación sacramental de las uniones entre personas del mismo sexo. De ninguna manera es un desafío a las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio.
Esta declaración no modifica la enseñanza de la Biblia y de la Iglesia sobre el matrimonio, definido por el Concilio Vaticano II y reconocido como una «alianza matrimonial, por la cual un hombre y una mujer constituyen entre sí una comunidad de toda la vida, ordenada por su carácter natural para el bien de los cónyuges así como para la generación y educación de los hijos
Los obispos de Togo recuerdan que la enseñanza de la Iglesia es que las relaciones entre personas del mismo sexo son presentadas como una depravación grave e intrínsecamente desordenada.
Así mismo, tal y como recoge el Catecismo, las personas con atracción hacia el mismo sexo han de ser respetadas y acogidas con delicadeza. Recuerdan que estas personas están también llamadas a realizar la voluntad de Dios en sus vidas y si son cristianas a unir su sacrificio a la cruz del Señor.
Por eso, respecto a la bendición de las parejas homosexuales, los obispos de Togo «recomiendan que los sacerdotes se abstengan de hacerlo».
Tomado de Info Vaticana.