En un pináculo de la campaña, Claudia Sheinbaum eclipsó a Xóchitl Gálvez. Lo percibió cualquier persona que haya visto el debate la noche de ayer. Ganó una mujer con capacidad intelectual, seriedad, aplomo y estatura presidencial.
¿Cómo se abrió este ejercicio democrático? "No pertenezco a ningún partido político", dijo la candidata abanderada y financiada por el PRI-PAN-PRD. Pareciera que le avergüenza el origen de su candidatura.
Mientras tanto la Dra. Claudia Sheinbaum con orgullo se asume como morenista y de izquierda, y anoche lo demostró con sustancia y capacidad de respuesta en todos los temas tratados, su tranquilidad y elocuencia ofrecen certidumbre de la continuidad de un proyecto de justicia social.
Para la otra candidata, sin teleprompter, las fichas son el límite. Se le dificultó concluir frases y propuestas. Ni siquiera la Xóchitl desparpajada, osada y risueña apareció. Vimos una candidata acorralada en su propio acordeón y en la tensión irresoluta de ser una supuesta “ciudadana”, ese concepto ya tan retorcido por Claudio X. González y los conservadores.
El espíritu de Anaya se hizo presente en el debate: tabletas e inglés para todos los niños. Hace como 12 años regalaron tabletas y fue un fracaso. Este tipo de promesas cool son un flashback al prianismo dosmilero. Asimismo, la frivolidad con la que trató el tema de las víctimas dejó ver lo peligroso que resulta un personaje así en la política que lucra con el dolor.
En el otro espectro, las propuestas de Morena estuvieron ahí. Claudia Sheinbaum, respondió a las preguntas de cómo modernizar los centros de salud, resolver sus problemáticas, y sus propuestas para mejorar la educación pública.
Se propuso reducir la impunidad mediante la creación de la Agencia Nacional Anticorrupción. Se habló del compromiso con el IMSS-Bienestar, y la satisfacción de dicho sistema actualmente. Claudia se comprometió a sostener la austeridad republicana, para erradicar la corrupción y los privilegios. Se propusieron más universidades a nivel nacional, dar becas y fortalecer el sistema medio superior. Se habló del mejoramiento de los programas sociales, esos que hoy regresan la dignidad y les está cambiando la vida a los jóvenes, personas con discapacidad, mujeres y adultos mayores, sacándoles de la pobreza y resolviendo sus necesidades básicas.
No resulta sorpresa la capacidad de contraatacar y al mismo tiempo de proponer y explicar, porque estamos frente a la única candidata que ya tiene resultados en transparencia, en combate a la corrupción y reducción de violencia.
La de la oposición repitió hasta el cansancio que Claudia es “fría”. Xóchitl y sus asesores presuponen que ser mujer es igual a ternura y requiebro; una idea basada en estereotipos de género. Muy mal que en el debate se vaya a criticar una supuesta personalidad, y no a las ideas. Y si la Dra. Claudia Sheinbaum será la primera presidenta de México, la primera jefa de las fuerzas armadas, claro que debe tener carácter y firmeza. Yo soy admiradora de ese carácter. Además, ¿cómo Claudia es capaz de tocar las almas de tantos millones de personas? Personas a las que jamás llegarán el PAN o el PRI.
El cierre del debate llegó. ¿A qué nivel irrisible puedes llegar cuando abrazas una bandera al revés? ¿Qué tan persuasivo y fidedigno puede ser tu discurso si en tu corolario necesitas leer tus tarjetones?
Por otro lado, la Dra. Claudia Sheinbaum fue a hablar de proyectos, a responder cuestionamientos de mala fe, a ofrecer datos, siempre conservando su temple. Queda claro por qué va arriba en las encuestas y por qué va a ganar las elecciones.
Faltan ocho domingos para la elección. Esto ya está cocinado.