
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En 2026 el tema más importante y decisivo en materia económica para México será la revisión del T-MEC, un proceso que se anticipa como una renegociación y aparece, incluso, la posibilidad de que el tratado se diluya o dé paso a acuerdos comerciales independientes, entre Estados Unidos y cada uno de sus socios, México y Canadá, coinciden organismos empresariales, casas de análisis y especialistas en un diagnóstico sobre lo que se avecina.
Para el analista en comercio internacional, Jorge Molina, el punto de partida está en lo ocurrido a lo largo de 2025, un año en el que México fue presionado desde distintos frentes.
En 2025 se vieron los aranceles impuestos pese a contravenir el propio T-MEC, la crisis sanitaria detonada por el gusano barrenador, las críticas a la reforma energética, la presión a la agroindustria, en especial al jitomate, e incluso los señalamientos de narcolavado dirigidos a la banca mexicana.

Ese conjunto de tensiones, sostiene, funciona como el preludio del fin del tratado “como lo conocemos hoy”.
“La información que tengo es que habrá ciertos temas a nivel trilateral, como las reglas de comercio, obstáculos técnicos, medidas sanitarias y fitosanitarias, política hacia China, etc.”, expone a Proceso.
El resto de los asuntos, añade, se negociaría bajo esquemas bilaterales, reflejo de las diferencias estructurales que separan a México y Canadá frente a Estados Unidos.
Para la International Chamber of Commerce México (ICC México), el riesgo de que el tratado llegue a su fin no puede descartarse. El organismo subraya que el gobierno mexicano tiene en sus manos el futuro de la economía nacional, la estabilidad del comercio regional y millones de empleos en América del Norte.
La ICC insiste, además, que en esta renegociación existe el riesgo de una modificación a la cláusula de caducidad (“sunset clause”).
“Lo que implicaría que el tratado pudiera extinguirse automáticamente sin periodos de transición, generando un impacto inconmensurable en las cadenas de suministro, inversiones y empleos en los tres países. Modificar esa cláusula podría desatar un entorno de incertidumbre incompatible con la dinámica de una economía integrada valuada en casi 2 billones de dólares anuales”, señala el organismo en su análisis del acuerdo.
Las cifras dimensionan lo que está en juego; el T-MEC representa alrededor del 30% del PIB mundial, 1.93 billones de dólares en comercio regional, un crecimiento de 37% del comercio en América del Norte frente a 2020, y un incremento de 23% de la inversión extranjera directa regional respecto al año previo.
En ese escenario, 2026 será el año en que se pondrá a prueba el lugar de México en la arquitectura económica de América del Norte.
Para la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el gobierno de México ha venido moviendo piezas para llegar con fichas a la mesa de la renegociación.
La señal, apunta, es que el Legislativo mexicano aprobó para 2026 un incremento de aranceles de hasta 50% a miles de productos asiáticos, con énfasis en China; el país que Donald Trump quiere que esté lejos de México.
Sin embargo, el presidente de la Coparmex, Juan José Sierra Álvarez, expone que junto con esas acciones México también llega con pendientes e incluso con puntos que van contra el T-MEC, como la reforma al Poder Judicial y la eliminación de los órganos autónomos.
“La 4T ha dado un viraje para tratar de que el mercado dependa de las decisiones del gobierno, lo que va en contra del espíritu de libre mercado del tratado. Como está la situación, se necesitará hacer varios ajustes importantes al mecanismo de solución de controversias y tomar decisiones para compensar la desaparición de las agencias reguladoras que el gobierno anterior decidió”, sostiene también Jorge Molina.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ha insistido a lo largo de 2025 en que uno de los focos de mayor preocupación rumbo a la revisión del T-MEC es la reforma energética, particularmente por el papel asignado a Pemex y CFE, que, desde su perspectiva, limita la competencia y abre la puerta a controversias comerciales.

En la misma línea, el socio de Galicia Abogados, Mario Valencia, precisó que la revisión del T-MEC será un proceso técnico, orientado a verificar el cumplimiento de compromisos ambientales, energéticos y laborales, rubros donde México enfrenta observaciones constantes.
Durante el encuentro “México en la ruta de revisión del T-MEC y el impacto de los aranceles”, el presidente del Comité Bilateral México–Estados Unidos del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE), Kenneth Smith Ramos, sostiene que la renegociación no será sencilla.
Aun así, subrayó que México debe mantener una postura firme frente a las presiones arancelarias, recordando que el país es el principal destino de las exportaciones estadunidenses.
“La claridad técnica y la capacidad de respuesta serán decisivas en la revisión”, dijo.
Con información de Proceso.