Toda vida tiene un propósito

¿Qué sentido tiene venir a este mundo?, ¿cuál es el objetivo de tener una vida en el plano tierra?, ¿te ha pasado que a veces cuesta encontrarle sentido a la vida?, ¿para qué vives determinada situación?, ¿para qué conoces a ciertas personas?, ¿por qué tus padres son tus padres?, estas y muchas más interrogantes son las que nos presenta la existencia en este planeta. Imagina esto, tu espíritu, en el espacio, pide una oportunidad para nacer, pero, no le será permitido a menos que presente un proyecto de vida, a cuántas más vidas vas a tocar, qué vas a aprender, por y para qué, pero además, te es asignado un propósito, qué es lo que tu existencia deberá generar en el mundo en el que nazcas, suena complicado, ¿verdad?, pues hasta cierto punto lo es, imagina cuántos engranajes perfectos tuvieron que cuadrar para que tú llegaras  a este mundo y pudieras realizar tu plan de vida, cuántos hombres fueron descartados hasta que tu tatarabuela se enamoró de tu tatarabuelo, cuántos eventos tuvieron que ocurrir para que esos dos seres se unieran, esto sólo por poner un ejemplo, la pregunta ahora es ¿cómo saber cuál es el propósito?.

Alguna vez he llegado a pensar que sentirnos útiles, sentirnos positivos o que nuestra existencia tenga un impacto en la de los demás es absurdo, y que pensar en ello nos desvía del propósito de aprendizaje, sin embargo, imagina que Martin Luther King hubiese pensado que su sueño de igualdad era absurdo, ¿qué sería de la comunidad afroamericana ahora si él no hubiera decidido cumplir con ese plan de vida?. El propósito o misión de vida, no necesariamente implica fama, o mover masas, pero sí implica generar impacto en el entorno en el que uno se desenvuelve, recuerdo que cuando era niña, en el templo espírita en el que estudiamos filosofía y metafísica, escuchaba las enseñanzas de mi maestro diciendo que todo ser al nacer en este mundo tiene una misión, y que esa misión depende de lo que ese ser deba aprender en la vida material, pero también debe ser una labor de ayuda, que beneficie a toda la humanidad, yo continuamente pensaba “mi misión, ¿mi misión?, ¡mi misión!”, y me frustraba, pues a mis escasos diez años pensaba ¿cómo una niña insignificante, puede tener una misión para beneficiar a toda la humanidad?, a veces pensamos que el mundo mejorará o cambiará sólo a través de los grandes líderes, y la mayoría preferimos vivir en el anonimato (el ser humano le teme a su propia grandeza), pero no reparamos en que con el simple hecho de decidir no matar a una pequeña hormiguita que está en tu casa, y por el contrario, tomarla en una servilleta para colocarla en el jardín afuera, ya es un acto bondadoso que tiene un impacto en el mundo, mejora la vida de la humanidad, esto es sólo por poner un ejemplo.  Se nos pasa la vida viviendo por inercia, sin reparar en que nuestra misión de vida es el propósito que antes de nacer adoptamos para venir a aprender y a mejorar el mundo, ¿cuántas personas están deprimidas?, ¿cuántos adolescentes, adultos jóvenes y adultos mayores sienten que su vida no vale nada?, ello es porque no encuentran su propósito de vida,  todas las personas, absolutamente todas, desde el bebé que está en plena gesta, hasta la persona más anciana, sin importar su nacionalidad, su raza, su ideología política, su estrato social, su ocupación (o desocupación), su estado de ánimo, su estado de salud, sus condiciones de vida, tienen un propósito que decidieron cumplir antes de nacer, y lo más importante, es un compromiso que se adquiere con el Universo para mejorar personal y colectivamente,  y ese plan puede durar un segundo, o unos cuantos días (por ejemplo aquellos bebés que no llegan a nacer), o años, décadas, eso no lo sabemos.

¿Cómo sabemos cuál es nuestro propósito de vida?, ello es muy simple, es aquello que hace que tu corazón cante, pero, lo más importante, es aquello donde además de que tú eres feliz, genera algo positivo en tu entorno, puedo poner de ejemplo a mi mamá, que en su etapa profesional fue maestra de primaria, ella era feliz con su trabajo, pero además, pude ser testigo de tantos niños a los que ella amó, siempre con palabras alentadoras, amorosas, había niños que vivían situaciones tristes en sus hogares, a veces malos tratos, pero en su salón de clases encontraban a su amorosa maestra que les daba un abrazo, y les hacía sentir que eran amados, que eran importantes, esos niños encontraban refugio para su corazón, y aprendieron que se puede recibir amor de mil maneras.

 Además, nuestro propósito de vida implica un bienestar en abundancia, prosperidad y estabilidad emocional, cuando nos vamos alejando de nuestro propósito, de nuestra misión, nuestro inconsciente nos empieza a reclamar, y se va manifestando de diferentes maneras: ira, depresión, angustia, aislamiento, desequilibrio; además, cuando vamos dejando a un lado nuestra misión,  se estanca la prosperidad, hay enojos, peleas, desavenencias con mayor frecuencia. 

¿Cómo identificar nuestra misión?, es muy sencillo, el primer paso es coordinarte y atender a tu intuición, saber cuál es tu propósito es lo que hará que sientas que tu corazón se regocije, si por el contrario, sientes miedo irracional y tu estómago se revuelve, esa no es la respuesta, luego está el hecho de que cuando te decides a emprender todo por cumplir con tu propósito, el plan de tu espíritu, las cosas se van alineando para que todo se vaya dando con facilidad, si por el contrario, empiezas a encontrar obstáculos, entonces hay que entender las señales del universo, finalmente, pregúntate si eso que deseas hacer generará un bien o un daño a los demás, el Universo no quiere éxitos aislados, a este le gusta que todo esté en armonía, que todo fluya correctamente, entonces, difícilmente un propósito de vida será el que implique dañar a otros, al contrario, un propósito de vida es aquel que tiende al bienestar propio y el de los demás. Y no, no mal entiendas, no significa que todos debamos convertirnos en activistas famosos, o que debamos enfocarnos en “hacer grandes obras” (aunque, ¿quién dijo que no estás destinado a la grandeza?). Simplemente, debemos ponernos a pensar en que lo que nosotros hagamos día a día cause un buen impacto en los demás, que sirva para ayudar, para mejorar la vida de otros, una madre de familia por ejemplo, que es feliz, que busca el bienestar de sus hijos, está propiciando un cambio en la sociedad al criar seres humanos felices, que a su vez irradiarán esa felicidad en otro lado, un “godín” que se esmera en su trabajo, que lo cumple con entusiasmo, y que es un buen compañero, genera un ambiente divertido en su entorno, de compañerismo, genera que sus colegas estén cómodos. Nuestra misión en la vida, es ser felices, pero esa felicidad se obtiene cuando todo, tu actuar, tu entorno, tus emociones están encaminadas hacia ese propósito que te hace mejorar, y que a la vez mejora el mundo.

Nadie en este planeta es insignificante, si hoy abriste los ojos, es porque todavía  tienes algo que hacer, algo que aprender y una vida que tocar, tu espíritu aún espera algo de ti, y por ende, el Universo entero todavía te necesita aquí, haz música con tu corazón y permite que tus anhelos más profundos se materialicen con tus actos, así irás desarrollando tu plan de vida (pactado desde antes de que nacieras), para que cuando se termine esta existencia, puedas llegar enseñando la película de tu vida, y digas “misión cumplida, ¿verdad que me lucí?”.