La información: nuestro bien más valioso

Hemos dejado atrás otro año, pero las prácticas aprendidas continúan.  La pandemia transformó la forma en la que interactuamos, compramos, trabajamos y estudiamos.

Durante 2020 realizamos la mayoría de nuestras actividades a través de una plataforma digital, desde un ordenador o un dispositivo móvil. Internet se convirtió en el mejor aliado y nosotros lo acogimos como parte esencial de nuestra vida, sin reparar en el precio que pagamos para tener acceso a distintos bienes y servicios.

La falta de conocimiento y  la necesidad de permanecer conectados han provocado que cedamos voluntariamente, información detallada de diversos aspectos como la geolocalización, los datos biométricos y el historial de navegación. Parecía muy fácil aceptar “cookies” en un sitio web o admitir la política de Términos y Condiciones en una aplicación.

Afortunadamente, el uso masivo de las nuevas tecnologías, la difusión de escándalos y las demandas de activistas han hecho evidente la falta de una legislación que proteja adecuadamente los derechos informáticos de los usuarios y han ayudado a cambiar las reglas del juego en favor de la población.

La ley Olimpia en México; la multa multimillonaria que Facebook tuvo que pagar por su participación con la consultora Cambridge Analytica en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 y  recientemente, la eliminación de dos terceras partes del contenido de Porn Hub, la plataforma con contenido para adulto, luego de que fuera acusada de mostrar videos de pornografia infantil y abuso sexual; son algunos ejemplos de los avances que se han hecho en esta materia.

Sin embargo, en ocasiones, el mundo vuelve a paralizarse cuando los abusos de los grandes conglomerados se hacen evidentes.

La entrada en vigor de la nueva gestión de los datos personales de Instagram estuvo rodeada de especulaciones, fake news e incluso declaraciones de famosos como Madonna, quien aseguró en su cuenta  de esta  red social, que la nueva política  “Permite a Mark Zuckerberg espiarte a ti y a tu familia, robar tus secretos más íntimos y monitorear el cumplimiento de los mandatos gubernamentales, a través de tus dispositivos- incluyendo tu televisión- y vender tus datos al gobierno y a la industria o castigarte por desobediencia”.

La medida, lejos de convertir la vida de los usuarios en un reality show, pedía autorización de algo que ya poseía: acceso a fotos, cámara, micrófono y rastreo de actividad, pero daba la posibilidad  de revisar la configuración de privacidad y que el usuario decidiera si confiaba lo suficiente en Instagram para revelar su información o no, esto luego de que Google anunciara que a partir de 2022 eliminará las cookies y de la entrada en vigor de normas en protección de datos en diversos países.

Pero mientras hay decisiones discrecionales que generan pánico, hay medidas obligatorias que sí representan una amenaza a nuestra libertad y que poco  resuenan.

La Cámara de Diputados ya aprobó la reforma a Ley Federal de Telecomunicación y Radiodifusión que será discutida este año por la Cámara de Senadores con el fin de crear el  Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, una base de datos conformada por aspectos como el número telefónico, número de tarjeta SIM, nombre completo, número de identificación oficial con fotografía, domicilio, concesionario,  datos biométricos y huella digital del titular de la línea.

La iniciativa de ley propuesta por Morena, promete ser un mecanismo para combatir la inseguridad a través de la identificación de autores de delitos como la extorsión y el secuestro.

Sin embargo, las consecuencias no son meramente positivas. La creación del padrón tendría un gran costo económico, ya que implica la colaboración de las diversas compañías que ofrecen servicios de telefonía en todo el país y expondría la información de los ciudadanos al hackeo. Recordemos que en 2008 , se intento algo similar con el sistema RENAUT y fracasó, llegandose a comercializar la información recabada en el mercado negro.

El 2021 es clave para el futuro digital y nos regala la posibilidad de concientizarnos sobre nuestra huella digital;  defender nuestros derechos tecnológicos y evitar ser una víctima del cibercrimen.

Informémonos y  aprovechemos la oportunidad.