¿Qué falló en Tabasco?

    La discusión pertinente no es si en Tabasco se debió inundar a Villahermosa o a los más pobres del estado. La discusión es por qué lópez sabiendo lo que iba a suceder no avisó a la gente, ni le ayudó a socorrerse, ni organizó un salvamento, ni se preparó para rescatar a quienes no pudiera salvar.

    El Plan DN-III se vio rebasado como nunca.

    No sólo el Ejército fue insuficiente, peor lo fue Protección Civil y todo el equipo de Presidencia se quedó engarrotado.

    En el Servicio Meteorológico Nacional se probó que fue un gran error despedir a los expertos de décadas, igualito que en Conagua, mientras la Secretaría de Gobernación se refrendó como lo que ha venido siendo: un hoyo hueco.

    El Servicio Meteorológico Nacional tuvo a tiempo la información suficiente para pronosticar la dimensión del temporal y los momentos en que se desplomaría. Tuvo esa información de altísima probabilidad por lo menos 80 horas antes de que iniciaran las grandes descargas de agua.

    Pero la población no se enteró de la magnitud de lo que le esperaba.

    Nunca se le dijo que perdería todas sus propiedades, que se quedaría sin cama, sin refrigerador, sin la estufa y sin la mesa.

    Tampoco se les dijo que se quedarían sin techo, sin sus animales, sin las siembras y sin los insumos de sus cultivos. 

    Cuando ya el cielo se desplomaba y las compuertas bramaban, su paisano -el que lo que quiere puede- les dijo que abandonaran todo y huyeran lo más pronto posible porque ya no había nada que hacer. Ya se había abierto la presa.    

    El Ejército Mexicano tiene tres planes de estrategia para desempeñar sus obligaciones legales:

    El Plan DN-I es para defender al país de una fuerza enemiga extranjera. Prácticamente en ese terreno no hay mucha chamba. México no tiene enemigos militares.

    El Plan DN-II es para combatir fuerzas internas que socaven la estabilidad de las instituciones. En este terreno hay muchísimo que hacer, pero  lo que se hace es sumamente poco e ineficaz. Casi nada.

    El Plan DN-III es para auxiliar a la población civil en los casos de Desastres Naturales. Ha sido la obligación que mejor ha cumplido tradicionalmente, pero en este caso específico algo sucedió que las cosas no resultaron mejor.

    El intento de salvar bienes de los habitantes pretendió comenzar cuando ya era demasiado tarde. 

    Pasaron 4 días antes de que el Ejército trasladara por vía áerea bombas para extracción de agua, con capacidad de mil 608 litros por minuto, pertenecientes a la Coordinación Nacional de Protección Civil, y 60 mil costales con arena que fueron empleados para contener los niveles pluviales.

    Ya habían pasado 3 días de iniciada la emergencia cuando lópez acudió al área, sólo para tomarse la foto sobre un helicóptero. Y la "noticia" que compartió con el país a su regreso fue que "es la primera vez que me subo a un helicóptero".

    La jefatura del Estado Mayor de la Sedena fue enviando pequeños y medianos contingentes, de menos a más, cada dos y tres días, lo que revela que inicialmente no tuvo clara la magnitud de lo que estaba sucediendo.

    El gran error pudo originarse en una falta de reflejos en el gabinete, porque la información meteorológica la tuvieron todos, y por supuesto la Comisión Federal de Electricidad, que operó la inundación y encauzó el destino del torrente.

    Fue la CFE precisamente la que cometió los errores reconocidos por el mismo lópez, y también otros que se pretenden esconder.

    Uno que es especialidad de la casa fue cancelar, desde 2019, el presupuesto para dar mantenimiento a la infraestructura operativa, como cárcamos, equipos de bombeo y cortinas administradoras de los flujos procedentes de Peñitas, la última presa de la cuenca. Además, nunca hicieron trabajos de desazolve, omisión que ahora le quieren achacar a quienes concluyeron su obligación hace dos años.

    Pero también cometieron errores graves la Conagua y el Gobierno del Estado. 

    Miente lópez cuando afirmó que sólo había dos opciones: la de inundar  Villahermosa o la que decidió, inundar La Chontalpa, donde sobreviven los tabasqueños más pobres.

    Desde el gobierno del más odiado de los "adversarios" de lópez, Calderón, se hicieron trabajos importantes para la gestión de las avenidas de los dos ríos más grandes de México: el Grijalva y el Usumacinta.

    Paralelamente, los empobrecidos municipios de La Chontalpa vieron cancelados los recursos que recibían para mantenimiento.

    En la decisión de inundación que tomó lópez, sus operadores usaron una de las dos compuertas administradoras para dirigir el agua a  las partes bajas construidas en época de Calderón, pero olvidaron la existencia de otra, hasta hoy nunca usada.

    De haberla utilizado hubieran dividido los flujos con repercusiones más manejables y menos trágicas. 

    Como ya viene un nuevo temporal en la región, con seguridad ambas compuertas serán contempladas en las próximas decisiones.

    Otra opción, que se desechó de inmediato, fue usar la antigua cuenca del rio Mezcalapa, ya en desuso, que corría lejos de Villahermosa en el pasado remoto, en línea prácticamente recta desde las montañas de Chiapas hasta la barra de Dos Bocas.

    Ni pensarlo. 

    Por lo pronto, a 10 días de que comenzaron las inundaciones aún hay zonas donde no ha llegado la ayuda, ninguna. Recordemos que en total se desbordaron 87 ríos y arroyos en 54 municipios.

    En la mayoría de ellos la ayuda que ha llegado es la privada, de organizaciones civiles voluntarias y de la Cruz Roja. 

    Las últimas en reaccionar han sido las dependencias del Gobierno Federal.

    ¿Influyó en la demora la ordeña del fideicomiso para desastres naturales?

    No tengo datos para afirmarlo ni para negarlo. 

    ¿Dónde estuvo la gran falla de comunicación al interior del gabinete?

    ¿Fue la soberbia de Bartlet, que atenido a su relación directa con lópez menospreció a los titulares de dependencias y secretarías?

    ¿Fue la inexperiencia en Conagua y en el SMN, donde despidieron a los expertos por haber trabajado con los gobiernos anteriores?    

    Lo cierto es que el Gobierno Federal se mostró incapaz de algo tan primario como repartir despensas, lo que obligadamente nos lleva a otra pregunta, que desahogaremos en otra columna:

    ¿Así pretenden distribuir las medicinas y la vacuna contra el Covid?

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