Una verdadera tristeza lo que está sucediéndole al Poder Judicial Federal, pero sobre todo una verdadera vergüenza que pone en peligro nuestro Estado de derecho. Si existe algo que sostiene el equilibro en nuestra nación para evitar caer en la voluntad peligrosa de los tiranos, y más específicamente en la voluntad peligrosa del tirano que hoy ocupa ostentosamente Palacio Nacional, es la ilusión de independencia del Poder Judicial Federal, y digo ilusión, porque a final de cuentas el mismo no puede ser del todo independiente mientras su presupuesto dependa de pasar por las manos del Poder Ejecutivo y por las votaciones del Poder Legislativo, lo que lo deja en un estado de vulnerabilidad frente a los otros 2 poderes, y como dicen, “el que mantiene detiene”…
Hoy enfrentamos un atentado contra el Poder Judicial del Estado, se pretende destruir debilitándolo luego de años en donde se trató de eliminar sin éxito, ahora ya se encontró la manera de pegarle fuerte: en la bolsa.
Pero es curioso que el motivo y argumento para atacarlo sean los privilegios de unos cuantos cuando quien los ataca vive en un palacio virreinal y quien ejecuta la sentencia se rodeen de vehículos de super lujo y cuenten con tanta “comodidad” por servir al pueblo legislando, ¡a final de cuentas la hipocresía política en su máximo esplendor!; sin embargo, si me interesa señalar que en los últimos año el Poder Judicial, siendo el único verdaderamente especializado y capacitado por mucho en comparación con los otros poderes, ha dejado mucho que desear desde que se vendió a las corrientes progresistas de legalizar el matrimonio igualitario en todo México, solapar con sus sentencias el asesinato de niños en el vientre de sus madres, fomentar las uniones “matrimoniales” entre tres personas, legalizar la bigamia y el adulterio, evitar la rendición de cuentas de una madre que recibe dinero para sus hijos por motivo de pensión alimenticia, permitir todo con el pretexto del libre desarrollo de la personalidad que lejos de liberar encadena al justiciable, nuestros jueces, magistrados y ministros han torcido el derecho al grado de aplicarlo en contra de la naturaleza humana, se han dedicado a cargar la balanza de la justicia a favor de la mujer por ser mujer, o lo que es peor del hombre que dice sentirse mujer, han legislado desde sus escritorios y sus bolígrafos azules interfiriendo en las esferas autónomas de loa congresos locales, y se han encargado de forzar a que sus disposiciones arruinen el equilibrio en la igualdad entre los ciudadanos… como que empieza a cobrar sentido el que tanta injusticia aplicada con el sello del águila devorando una serpiente se les empiece a revertir y me pongo a pensar en que nuestro Poder Judicial Federal debería sentarse a reflexionar sobre el fruto que ha tenido la siembra de injusticia que le han hecho a nuestra nación a lo largo y ancho de nuestro territorio, tal ves sea tiempo de considerar retomar los principio del derecho y ahí se vuelva a topar con la fuerza de un Poder como este, que hoy pide justicia luego de masacrar los derechos elementales de una civilización como lo es el derecho básico y necesario para todo los demás derechos: el derecho humano a nacer, a la vida.
El Poder Judicial Federal hoy clama por justicia con las manos manchadas de injusticias que atentan contra el desarrollo integral y saludable de loa mexicanos, dejándonos en vulnerabilidad, así como la que ellos tienen ahora que hubo otros “progresistas” más poderosos que la pluma con la que firman sus resoluciones y no les gustó comer de la justicia que imparten.
Con todo, es mejor que sean un poder independiente, con todo es mejor defenderlo que quedarnos viendo como lo acaban de rematar, porque a pesar de su nepotismo y su falta de profesionalismo eligiendo inclinarse por el progresismo por encima del derecho, requerimos seguir manteniendo la ilusión de su balance, hasta en tanto el pueblo de México haya madurado una verdadera cultura de la legalidad.
Vamos México, eres el águila que devora serpientes.