El delegado federal de Chihuahua, Juan Carlos Loera, viajó a Acapulco para encabezar la comitiva que apoya al levantamiento del censo de personas damnificadas en Acapulco tras la tragedia que dejó a su paso el huracán Otis.
Juan Carlos Loera ofreció una comitiva de personal operativo de la delegación del Bienestar Chihuahua para levantar un censo de daños y afectaciones en viviendas, cosechas y comercios.
Allá anduvo Juan Carlos Loera y se dice que esta comitiva de más de cien personas regresará hasta dentro de un mes.
Integrantes de la comunidad de Texcapilla, en el municipio de Texcaltitlán en el Estado de México , tuvieron que organizarse y salir a defenderse de integrantes del crimen organizado que acudieron a esa comunidad para efectuar el llamado “cobro de piso”, según se dice, de un peso por metro cuadrado en su sembradíos.
Según se conoció, ante el hartazgo del hostigamiento y de las amenazas de parte del grupo criminal, los pobladores decidieron defenderse ante la agresión, lo que terminó en un enfrentamiento con un saldo de 14 personas fallecidas, entre ellos tres productores y el resto delincuentes pertenecientes a la familia michoacana.
Lamentables los hechos y más cuando, en redes sociales se habla ya de ingobernabilidad, de la ausencia de las autoridades, que han dejado solos a los pobladores, indefensos ante los delincuentes que llegan si mayor recato, incluso, en patrullas clonadas y vistiendo uniformes militares y con armas de alto poder, a plena luz del día, ante la permisividad y quizás hasta complicidad, de quienes debieran garantizar la paz y seguridad pública.
Será como dicen, que el hartazgo, el abandono de las autoridades de sus funciones y la necesidad, que la gente tenga que salir como último recurso en defensa de su vida y de sus bienes, ante los abusos y agresiones de los delincuentes, el inicio de más episodios como este.
Al rato vienen los discursos oficialistas de que nadie puede tomar la ley y la justicia en sus manos, que habrá justicia y se van a realizar operativos. Habría que recordar que así nacieron las llamadas autodefensas en Michoacán. Abandono, complicidad, ineficiencia e incapacidad; los abrazos, dicen están favoreciendo a los delincuentes.
Integrantes de la comunidad de Texcapilla, en el municipio de Texcaltitlán en el Estado de México , tuvieron que organizarse y salir a defenderse de integrantes del crimen organizado que acudieron a esa comunidad para efectuar el llamado “cobro de piso”, según se dice, de un peso por metro cuadrado en su sembradíos.
Según se conoció, ante el hartazgo del hostigamiento y de las amenazas de parte del grupo criminal, los pobladores decidieron defenderse ante la agresión, lo que terminó en un enfrentamiento con un saldo de 14 personas fallecidas, entre ellos tres productores y el resto delincuentes pertenecientes a la familia michoacana.
Lamentables los hechos y más cuando, en redes sociales se habla ya de ingobernabilidad, de la ausencia de las autoridades, que han dejado solos a los pobladores, indefensos ante los delincuentes que llegan si mayor recato, incluso, en patrullas clonadas y vistiendo uniformes militares y con armas de alto poder, a plena luz del día, ante la permisividad y quizás hasta complicidad, de quienes debieran garantizar la paz y seguridad pública.
Será como dicen, que el hartazgo, el abandono de las autoridades de sus funciones y la necesidad, que la gente tenga que salir como último recurso en defensa de su vida y de sus bienes, ante los abusos y agresiones de los delincuentes, el inicio de más episodios como este.
Al rato vienen los discursos oficialistas de que nadie puede tomar la ley y la justicia en sus manos, que habrá justicia y se van a realizar operativos. Habría que recordar que así nacieron las llamadas autodefensas en Michoacán. Abandono, complicidad, ineficiencia e incapacidad; los abrazos, dicen están favoreciendo a los delincuentes.