Prioridades: sanar el tejido socio-ambiental de Chihuahua

Estamos acostumbrados a ser tratados como niños. Si algo le duele a la sociedad los gobiernos creen que pueden darnos una paletita, un juguete, y con eso apaciguar el dolor. No es así. Los grandes problemas requieren grandes soluciones, aquí no caben las medias tintas ni los grises. Recuerdo haber visto hace poco un vídeo de un hombre que salva a su perro del ataque de un Canguro, el señor se enfrentó a puñetazos al fuerte animal y pudo recuperar a su mascota. Esto seguro es muy criticable por el tema de las especies invasivas (perro) o de la violencia contra los animales (kanguro), incluso puede parecer ridículo que evoque esta memoria para iniciar un artículo de reflexión.

Sin embargo, prefiero usar imágenes para aligerar el tono de mi crítica, ya que hablar de personas que mueren de frío bajo los puentes, o que mueren de hambre en la Sierra Madre, es tan doloroso que mucha gente se sentiría inmediatamente excluida de esta lectura. Peor aún, la politiquería partidista suele usar las tragedias y el dolor humano para jalar agua su molino, pues busca la ganancia a toda costa, sin importar las consecuencias: aunque el molino esté en llamas y el río seco y contaminado, ya demostraron ser capaces de lucrar hasta con sus propias madres, que, de hecho, no tienen.

Pero volvamos un poco al tema. Es como la expresión de que la política actual es la propuesta de solucionar una enfermedad mortal con una aspirina, es decir, algo totalmente fuera de lugar que en el mejor de los casos quiere atender solo los síntomas más superficiales en lugar de atacar las raíces y causas profundas de un problema, a pesar de que esto contradiga uno de los dichos más usados en este ámbito: Regalar un pescado puede alimentar a una persona por un día, pero enseñar a pescar puede alimentar a una persona durante toda su vida. Habría que actualizar este punto para hacer énfasis en la necesidad de cuidar el río de contaminantes (como el Chuviscar de cierta empresa de embutidos que fue derrotada por SLC) y también de enseñar a las personas a tener una gestión responsable de los recursos para que no sea una minoría la que acapare todos los peces (como actualmente en Chihuahua, una minoría con la propiedad de la tierra, mientras la mayoría no tiene casa y debe de rentar).

Así podemos llegar a las siguientes conclusiones: Dar algo de caridad sirve para aliviar un síntoma de forma superficial e inmediata, tal vez la persona que dona algo se sienta muy bien, pero después de que se acaba la caridad, el problema permanece. Regalar comida es muy bueno para saciar el hambre de las personas más vulnerables, no digo que no, pero sí digo que esa no es la solución para acabar con el hambre, sino tal vez planear la producción del campo (beneficiar menos a los nogales y más a los frijoles), asegurar precios accesibles en el alimento para quienes consumen, pero también precios que beneficien a las familias campesinas que lo producen (no a las agroindustrias, ellas ya están muy beneficiadas y privilegiadas), entre otras acciones que se me ocurren.

De aquí parten todas las soluciones de fondo y de raíz: de un diagnóstico y un análisis científico que nos permita planificar y evaluar las acciones que implementemos en torno a una problemática. Entonces vamos viendo: lo primero, o la prioridad, es escuchar y RESOLVER las necesidades de las familias que han sido víctimas de la desaparición forzada. Si las familias que tienen un padre, una madre, un hijo, una hermana, un ser querido desaparecido no son vistas como la parte más importante que debemos de sanar como sociedad, entonces el Estado, las leyes y todo lo demás no sirve para nada. ¿Por qué afirmo esto categóricamente? Por dos razones: 1. Porque la desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad que solo pueden cometer los estados y que no prescribe nunca. 2. Porque me pongo en los zapatos de las familias de las víctimas y deseo con toda mi fuerza que cada persona desaparecida aparezca con vida, y si esto no ocurre, entonces nada, absolutamente nada vale la pena.

Como prioridad también ubico el encontrar una solución inmediata y urgente para todos los casos de mujeres, niñas y adolescentes que han sufrido abuso, violación, agresión, feminicidio. Las mujeres históricamente han sido explotadas, despreciadas, reprimidas, por ideas estúpidas de machismo, ideas que construyeron realidades durante generaciones. Por ejemplo, no es hasta la década de 1950 que el voto femenino fue legalizado en México. Hoy las mujeres claman justicia y el gobierno y los sectores empresariales, depositarios del poder político y económico, responden con ignorancia y con "aspirinas" o "caridad". La sociedad entera debe de entender que nadie merece sufrir ningún tipo de abuso o violencia, y que mientras las mujeres no sean tratadas con la dignidad que merecen, entonces la dignidad es otra más de los mitos y leyendas con los que nos engañamos a nosotros mismos.

Es necesario mencionar entre las prioridades, la reivindicación de la clase trabajadora, la base de toda riqueza material, el sostén mismo de las vidas de todas las personas. La clase que sufre hambre, frío, enfermedades, injusticias, todo por no tener dinero, a pesar de ser quienes trabajan para generarlo. Ha habido propuestas como reducir la jornada de trabajo 8 horas a la semana, lo que muchas personas señalaron como imposible, sobre todo los patrones. Sin embargo, es innegable que es necesario tomar medidas para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora. Si no les gusta la jornada de 40 horas semanales, entonces propongan otra cosa, pero es impensable que las cosas sigan igual, pues actualmente la raíz de la descomposición del tejido social es la violencia sistemática e institucionalizada que sufre la mayoría de las familias, pertenecientes a la clase obrera. 

Si alguien me dice que no se pueden proteger los cerros como prioridad, porque está atendiendo estas 3 prioridades, correría el riesgo de que me quitaran de vocero del colectivo Salvemos los Cerros, pues le diría a ese alguien: “está bien, lo entiendo”. En otras palabras, podría cambiar la protección a los cerros como prioridad, a cambio de la protección prioritaria de las familias de desaparecidos, las mujeres y la clase trabajadora. Pero no es así. De hecho, la protección a las áreas naturales debe de ser una prioridad al mismo nivel, ya que sin cerros no hay agua y sin agua no ha vida. Es una lástima (da coraje) que los gobiernos ignoren estas 4 prioridades, y, por el contrario, se empeñen en degradar aún más la salud del tejido social y ambiental, priorizando únicamente su ambición económica y política.

Ya para acabar y para que no se me malentienda, les comparto una anécdota, la discusión que tuve hace algunos años con una profesionista destacada en su ámbito, que en ese momento trabajaba para el municipio, no diré su nombre, pero seguro ella sí se acuerda, y le mando saludos: “- no se puede destinar más presupuesto a las áreas naturales que a la policía, ya que la seguridad pública es una prioridad – es verdad que es necesario atender la gran inseguridad que se vive, sin embargo, si no se atienden las áreas naturales, entonces no habrá en un futuro ninguna sociedad qué proteger.” Y esto último se refiere a que lo que le pasa a la madre tierra le pasa a las y los hijos de la tierra. Como tratamos al territorio que nos da vida e identidad, así mismo tratamos a nuestros semejantes. Así que hay que hacer un análisis profundo para cambiar el rumbo y resolver estas problemáticas que amenazan con desbordarse, antes de que sea demasiado tarde.