La vida es de mil colores, a diferencia de la teoría, que es gris, así podemos parafrasear al gran poeta europeo Goethe. En términos más técnicos, la corriente filosófica conocida como "existencialismo" nos dice algo similar: la vida es irreductible a conceptos. Desde esta perspectiva, podemos afirmar que somos lo que hacemos con lo que hicieron con nosotros. El ser humano decide, en el contexto de las circunstancias que determinan previamente su existencia, qué es lo que quiere ser. Suena un poco complicado, así es la filosofía de por sí, pero en resumen, se trata de que somos responsables de nuestras decisiones, y son nuestras propias acciones y no las ideas que tenemos de nosotros mismos, lo que nos define.
Por eso es difícil encontrar un significado absoluto de algunas palabras, pero sin duda la más compleja es: Amor. Tal vez porque el amor es la guía de la vida de las personas en todas las edades, es la fuerza que funda las familias, es el pilar que sostiene a las comunidades. ¿Pero qué es el amor? Podemos decir que amar es cuidar, que requiere atención, cariño y ternura, sin embargo, va más allá. Si citamos a San Pablo, en sus cartas a los corintios, encontramos puntos importantes para entender el amor: "El amor es comprensivo y servicial; el amor nada sabe de envidias, de jactancias, ni de orgullos. No es grosero, no es egoísta, no pierde los estribos, no es rencoroso. Lejos de alegrarse de la injusticia, encuentra su gozo en la verdad."
Con estas sabias palabras, San Pablo quería que la gente cristiana se alejara de las divisiones impuestas por sus líderes, como hoy que la sociedad está dividida en partidos e ideologías, para sentar las bases de un amor divino al que deberíamos imitar. Es interesante resaltar que San Pablo originalmente era un soldado del Imperio romano que se arrepintió de "cazar" cristianos y se sumó a la causa de estos. Esta valentía y amor por la justicia también sigue presente en la actualidad, con las protestas de soldados del imperialismo estadounidense que se niegan a ser cómplices de los genocidios que imponen las fuerzas armadas en distintas partes del mundo, como por ejemplo en Palestina, donde miles de niñas y niños han sido asesinados cruelmente en bombardeos e invasiones terrestres.
Si bien la "justicia" también es un concepto de difícil definición, nos ayuda para entender mejor el amor: Si amas a tu hijo, seguro quieres que los hijos del mundo entero también gocen de salud, de buena alimentación, de aire limpio, de seguridad, de educación, de vivienda digna y en general de todos los derechos de las niñas, niños y adolescentes. Aunque los padres sean malos o irresponsables los niños no tienen la culpa, ellos merecen, tan solo por la dignidad que conlleva nacer, del disfrute de todo lo necesario para su sano desarrollo, de una vida libre de violencia, de reconocimiento, respeto y sobre todo, amor.
Un amor verdadero se desborda y no solamente se enfoca en una sola cosa. Si amas a tu familia, esa fuerza no se limita a las cuatro paredes del hogar, o no debería, pues si no amas lo que le da vida y salud a tu familia, entonces todo se queda incompleto. Otro ejemplo con algo más pequeño: la gente que ama a sus perros mascota, ama en general a todos los perros, se suman a grupos y asociaciones, apoya a los refugios, está pendiente de los perros de la calle y extraviados, y aunque no puedan cambiar el mundo en este momento, hacen lo que está en sus manos para promover una cultura distinta de respeto por los animales, aunque no sean sus mascotas.
Por eso cuando la gente del movimiento "Salvemos los Cerros de Chihuahua" dicen que aman y cuidan los elementos vitales del territorio, quieren decir que buscan un futuro donde todas las personas podamos respirar aire limpio, donde todos los seres vivos tengan respeto, donde haya protección para el agua, esa fuerza de amor divino sin la cual ni siquiera podríamos existir, en suma, un futuro donde el paisaje tenga un significado alegre y no triste como hoy, que miramos con dolor como las áreas naturales desaparecen por un interés minoritario de avaricia económica. Pero no solamente, por que amar los cerros también es soñar con un futuro sin hambre, sin violencia, sin abandono, para todas las personas sin distinción.