Yes! Siiii!
Será tu primera exclamación cuando empieces a sentir “bonito”, “agusto”, mientras adormeces tu cerebro al aspirar por primera vez la mariguana.
Te defenderás, te convencerás y te convencerán, de que no es droga. “Solo relaja; es un tema lúdico”, te endulzarán el oido aunque ignores el significado de esa palabra.
La fumarás de día para estar “estar bien” y de noche para dormir.
Luego lo harás con los amigos para poder reír y mirarse a los ojos y volver a reír.
Empezarás a levantarte tarde; a ser impuntual en la escuela o en tus citas; a dejar la tarea o un escrito o trabajo para después.
Te incomodará que alguien te pida cuentas o requiera tu tiempo. “Estoy muy ocupado(a); como se atreven a interrumpirme; los atiendo cuando pueda, no cuando me digan” aún y cuando tengas todo el día sin hacer nada.
Se harán frecuentes las fiestas con alcohol y mariguana hasta el amanecer, te verán eufórico, contento, sonriendo falsamente a la vida.
Y todo empezará a ir más despacio pero tú sentirás que todo camina a toda velocidad.
En tu teléfono guardarás contactos de “vendedor de dulces”, “vendedor de mandarinas”, “amiga Mari”
La probarás en gomitas, en pastel, en plumitas, en lo que dé la imaginación y la diversión seguirá siempre presente.
Empezarán a verte en las esquinas; a tu auto subirá un desaliñado que verás como exitoso a entregarte droga y tu a pagar; ya con jerarquía sobre ti porque te tiene en sus manos y dependes de él.
Un día, ese vendedor o el alguien del grupo de amigos con los que convives te dirá que hay algo más padre. Y saldrá el MDMA, el extasís, el tossie, el cristal, péqueños e inofensivos”.
Luego será la cocaína blanca o la rosada para gente nice; la heroína, todo con microdosis de fentanilo para que pegue más y claro, que dependas más.
Y a la euforia y desveladas seguirán la depresión y la necesidad de consumir más y aumentar la dosis y la frecuencia para alejar el fantasma de la tristeza.
Vendrán los días oscuros llenos de sol; el desánimo o terror de salir de entre las cobijas, bañarte y salir a trabajar.
Venderás o empeñarás lo que veas alrededor; sea tuyo o de alguien más; empezarás a ser improductivo, a abandonar responsabilidades; a dar aspecto descuidado o mirada perdida y a reflejar tristeza detrás de una sonrisa y una carcajada.
Sin darte cuenta amanecerás en una casa desconocida o en otra ciudad; seguirá la “dicha” pero luego tocará a tu puerta de nuevo la depresión.
Tomarás ánimo de nuevo y consumirás más droga para sentirte brevemente aliviado en un sentimiento engañoso, fatal, pasajero y cada vez menos placentero aunque tu cuerpo lo pida con más intensidad
Tú mundo empezará a derrumbarse sin que lo adviertas; sin darte cuenta como te ven los demás, los que te aman; tus amigos que cada vez son menos porque se alejan o los alejas con tu actitud.
Y después viene el final: deambulando en la calle; viviendo en los anexos; perdiendo la razón o muriendo … mientras tus padres lloran en cada rincón de la casa.
Si aún dices No a las drogas; mantente firme en ese “No” porque verdaderamente ayuda a encontrar la felicidad y la trascendencia en esta vida.
Si ya dijiste “si” al consumo; pon un alto; pide ayuda, piensa en ti primero; luego en los que Amas y retoma tu camino.
Que el día deje de ser esa noche oscura en medio de un sol brillante y que al terminar tu jornada puedas dormir tranquilo, sin sobresaltos o necesidades psicológicas o físicas.
Y volverás a sentir el abrazo tierno y el cariño de los que te Aman.
P.D. El tema de las drogas no es una discusión ideológica o de moral; es un tema de salud pública que está generando una gran problemática social. No se equivoquen.
Carlos Borruel