El País
Santiago, Chile (23 marzo 2019).- El realineamiento político de Sudamérica está consumado.
Unasur, la organización multilateral patrocinada por el venezolano Hugo Chávez hace más de 10 años, desapareció de facto. En su lugar, nació el Foro para el Progreso de América del Sur o Prosur, un nuevo bloque regional a tono con los tiempos políticos actuales.
Los gobiernos de izquierda que dominaron la década pasada hasta bien entrada la actual han sido reemplazados, poco a poco, por otros de perfil conservador. La creación de Prosur fue una iniciativa de Chile y Colombia a la que pronto se sumaron Brasil, Ecuador, Argentina, Perú y Paraguay.
Sólo quedaron al margen Bolivia y Uruguay, donde la izquierda goza de buena salud, y, por supuesto, Venezuela, el enemigo común del nuevo bloque.
Este nuevo intento de integración nació sobre las cenizas de la Unasur, que fue abandonada por considerarla lastrada por la ideología bolivariana que le dio origen.
Hace una década, los motores del proceso eran Chávez desde Venezuela, Néstor Kirchner desde Argentina y Lula da Silva desde Brasil. Los dos primeros han muerto y el tercero está preso por corrupción.
"(Prosur) se trata de una herramienta de cooperación, de diálogo sin ideología alguna", dijo el colombiano Iván Duque luego de un encuentro bilateral con el Presidente Sebastián Piñera.
La primera imagen de Prosur mostró al anfitrión Piñera junto a Duque; el argentino Mauricio Macri; el ecuatoriano Lenín Moreno; el paraguayo Mario Abdo Benítez; a Martín Vizcarra, de Perú, y al Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Prosur nace con el espíritu de la Alianza del Pacífico, el bloque económico que une a Chile, Colombia, Perú y México. Es decir, con la promesa de poca burocracia, estructura simple, sin secretariado y bajo costo.
"Este espacio deberá ser implementado gradualmente () con un mecanismo ágil de toma de decisiones que permita avanzar a Sudamérica en entendimientos y programas concretos de integración", dice la declaración presidencial firmada en Santiago.
El organismo se suma así a una decena de iniciativas que hoy forman un complejo entramado de objetivos cruzados y muchas veces contradictorios.
Ninguna de esas organizaciones ha logrado hasta ahora cumplir con el proyecto eterno de la integración latinoamericana.