
No podemos negar que vivimos y experimentamos una total decadencia como sociedad, el México actual dista mucho de lo que muchos vivimos y experimentamos y así como el Imperio Romano terminó asumimos que como nación estamos viviendo esta realidad.
Según los expertos los parámetros para establecer a una sociedad en decadencia se dan cuando existe una corrupción generalizada, cuando el poder se concentra, cuando todo se polariza y cuando se presenta censura y persecución, esto desde el punto de el o los gobiernos. Desde el punto social los síntomas son desigualdad creciente, desconfianza social, manipulación de la sociedad principalmente entre las clases bajas, normalización de la violencia, deterioro educativo, crisis de valores críticos, migración masiva, y problemas de salud mental y me van a disculpar, pero todo lo aquí descrito son problemas que suceden en la actualidad. No es necesario adentrarnos más allá para concluir que la decadencia se ha convertido en un estigma nacional.
El caso más reciente de él ridículo de ver a dos representantes, los máximos representantes de la sociedad civil, en el mayor escaño como es el Senado de la República. Regresando a la antigua Roma para ser Senado, de entrada, debería de ser un hombre sabio, honesto, recto y mirando siempre a beneficiar a la sociedad, con el tiempo se volvió una herramienta del poder, por cierto, en decadencia.
En fin que como sociedad vimos a dos personas, infinidad de metiches, paleros y legisladores nachas prontas, protagonizar no una pela, no un zafarrancho, sino un ejercicio por demás vulgar y reflejando la pérdida de valores, por un lado un senador que no respetó lo acordado y utilizando su poder dar por terminada una sesión, por otro y en contraparte otro Senador harto de esa inequidad y finalmente con un cachetadón arriero, mal dado por cierto, se termina un evento que en minutos se volvió viral, los memes se reprodujeron como enjambre y los medios de comunicación magnifican lo sucedido generando percepciones diversas pero muy alejadas de la realidad.
Esta escena tan solo refleja que de la noche a la mañana un líder por dar una cachetada mal dada se potencia, se le aplaude, se le señala como el justo vengador de la oposición y por la otra se generan amenazas, presiones, chantajes incluido el tipo vendado que parafernalia de por medio decidieron hacerlo víctima o mártir, en un nuevo intento por manipular a priori la realidad.
El resultado finalmente fue uno que atrajo a propios y extraños, medio México o más quedó atraído por las reacciones, infinidad de videos fueron posteados, las redes se saturan y finalmente ambos protagonistas quedaron cada quien con su cada cual, y si esta escena fuese medida en likes, tendríamos de seguro un empate o una derrota, que a la postre se convertiría en una encuesta de popularidad.
Pero la veldá, veldá debería de preocuparnos por tan infantil comportamiento, digo defender ideales, luchar por hacer valer el peso del cargo, deberían nuestros endebles políticos ávidos de moral, ética y valores, deberían si lo que quieren es hacerse notar emular a los legisladores Coreanos que cuando se hartan, se dan pero en serio, afloran todas las técnicas de las artes marciales, se dan verdaderos guamazos y al término del conflicto las mismas autoridades multan a los rijosos, los separan 3 meses de su cargo y se limita su participación en tribuna y tan solo tienen derecho al voto.
Pero como en este país, somos medios rajados, se seguirán presentando este tipo de performance, ante un auditorio lo demasiado contaminado y en plena decadencia…Así las Cosas